Por Corina Milán *
Esquel, 12 de Julio de 2010.
Sr. Ricardo Bustos:
Si bien no soy oyente asidua de su programa “Viva la radio” (FM del Lago, 105.5), me comentaron que ud. estaba relevando el ausentismo de los docentes de las escuelas secundarias de la ciudad y que me había nombrado como una de las ausentes recurrentes. Entonces, sintonicé su programa y pude comprobar el particular método de ”investigación periodística” al que apela para determinar qué docentes faltaron: la lectura de los cuadernos de comunicados de los alumnos. Menciona nombre y apellido de los docentes ausentes y después editorializa con el sermón de la indignación, con frases como: “¡cuántas horas libres!”, “los docentes prestan un servicio público y es su obligación dar clases”, “los ciudadanos tienen derecho a que el dinero de sus impuestos redunde en el servicio educativo que no les dan”.
Estos enunciados representan verdades bastante obvias que se pueden escuchar en cualquier peluquería. Lo interesante es observar cómo, mediante la disposición discursiva que ud. articula y la modalización que realiza, se transforman en una ACUSACIÓN: el receptor del mensaje asocia inmediatamente esas conclusiones escandalosas con la nómina de docentes ausentes, que pasa así a ocupar el lugar de “las causas” del problema. Cualquier persona que sepa algo de Análisis del discurso (y ud. debería saber) comprende fácilmente este funcionamiento gramatical-ideológico; por el contrario, cualquier oyente que no haga estas lecturas, tiene más probabilidades de “comerse” ingenuamente el plato que ud. preparó. Este es el procedimiento que ud. despliega para echar un manto de sospecha sobre el desempeño de los docentes a los que nombró y supone una forma encubierta y, por ende, cobarde, de ENSUCIAR LA IMAGEN DE ESOS SERVIDORES PÚBLICOS A LOS QUE LES EXIGE EDUCACIÓN PARA LA POBLACIÓN.
Supongo que no es preciso explicarle que la imagen de un docente resulta fundamental para establecer una interacción pedagógica positiva; justamente, el aprecio por los conocimientos y la calidad humana del docente son claves para que la comunidad educativa, en general, y los alumnos, en particular, lo respeten y cooperen en ese ida y vuelta que es el proceso de aprendizaje. Si Ud. como comunicador social sólo se esmera en despreciar la responsabilidad y reprobar el accionar de “los docentes” está haciendo un lamentable aporte al deterioro de la educación.
Afortunadamente, estoy tranquila con mi conciencia y con la estimación de quienes me conocen y saben cómo trabajo. Pero muchos de los oyentes de su programa NO me conocen personal y cotidianamente; muchos son padres y madres de alumnos que tuve, que tengo actualmente o que tendré mientras ejerza esta profesión y están recibiendo su malicioso mensaje: “Corina Milán es una de las que más falta…”. Ud. no tiene derecho a nombrarme a mí, ni a ningún colega, en un discurso en el que está atacando burda y arbitrariamente a los docentes. De hecho, ud. desconoce las razones por las cuales estoy haciendo uso de una licencia legítima, o el nivel de presentismo que he tenido a lo largo de mi carrera. Sin embargo, se atreve a juzgarme, de manera tan indirecta como efectista. Mediante el recurso de las generalizaciones simplificadoras y sesgadas para mostrar verdades a medias, ud. manipula y tergiversa los datos de la realidad, o sea, realiza MALA PRAXIS PERIODÍSTICA.
Como ud. bien señaló, los docentes tenemos obligaciones con la comunidad y en buena hora que a los ciudadanos les importe la calidad de la educación; sin embargo, olvidó que los docentes en tanto trabajadores/as, también tenemos DERECHOS. Cuando nos enfermamos, cuando sufrimos accidentes, cuando nos casamos, cuando padecemos la enfermedad de hijos-esposos-padres, cuando se nos mueren hijos-esposos-padres, cuando parimos, cuando nos capacitamos, TENEMOS EL DERECHO A GOZAR DE UNA LICENCIA. Como casi todos los trabajadores, de los diferentes rubros y gremios; lamentablemente, quedan afuera aquellos que trabajan en negro y/o que son explotados gracias a la flexibilización laboral que implementó el neoliberalismo, en aquellos años 90 que ud. suele elogiar. Pero está claro que ud. no puede pensar en que son derechos respetables y justos, producto de históricas luchas gremiales. Ni se le ocurre que, en todo caso, habría que mejorar los mecanismos institucionales para que se cubran las horas libres, así como el sistema de contralor médico (para que sea más eficiente en su función de control de las licencias). Como se evidenció en la entrevista que le hizo a la Ministra de Educación, cuando le pidió que “hagan algo con el estatuto docente para que no abusemos de las licencias”, ud. está prejuzgando la actitud de los docentes (siempre nombrados como una clase general en la que entramos “todos los docentes”) al calificarla como “abusiva”, además de que le demanda al gobierno que “recorte” los derechos laborales que considera excesivos.
En sus planteos no queda claro si le interesa hacer eje en la crisis educativa o en los “privilegios” -según su consideración- que tenemos los docentes respecto de otros trabajadores. Si ud. se propusiera abordar cualquiera de estos temas de una manera periodística y éticamente correcta debería hacer bastante más de lo que ha producido.
Si le interesa reflexionar sobre el ESTADO DE DETERIORO DE LA EDUCACIÓN debería contemplar las múltiples variables que lo determinan. Y en este conglomerado, el ausentismo de los docentes (que no se corresponde especularmente con su compromiso o idoneidad) representa sólo UN plano del tema. Las leyes de educación vigentes y en proyecto, los diseños curriculares, la financiación del sistema, las carencias materiales, humanas y simbólicas, la violencia social, los errores en la planificación estratégica de la formación docente, el sistema de contralor médico, entre otras cuestiones, tienen responsables políticos, a quienes sería interesante interpelara con la misma vehemencia con la que rastrea los cuadernos de comunicados de los chicos.
Si prefiere concentrarse en el ausentismo docente, puede comenzar por estudiar el régimen de licencias que figura en el estatuto docente (porque ud. le pidió a la Ministra de Educación que se anime a cambiarlo, pero no lo conoce); luego, conseguir los indicadores y estadísticas institucionales para analizarlos, siempre en relación con las causas de esa situación (que en muchos casos responden a las condiciones en las que se trabaja). Y, por supuesto, resultaría pertinente pedir asesoramiento a expertos en educación para realizar lecturas profundas y adecuadas.
Por otra parte, ¿se puede afirmar certeramente que el nivel de ausentismo de los docentes es particularmente elevado? ¿existen tantos “abusos” en el uso de las licencias o Educación tendrá índices proporcionalmente equivalentes a los de otras entidades públicas? Es fácil determinar cuando un docente falta a una clase, basta leer el cuaderno de comunicados (ud. que se obsesiona con la “transparencia”, debe reconocer que, en ese sentido, el sistema educativo es “muy transparente” en su comunicación con la comunidad); en cambio, la ausencia de un empleado municipal, un fiscal, un policía, un diputado, un médico, una enfermera, un ministro, etc, quizás pasa desapercibida y nadie pide sus cabezas.
Un papá que no conoce las intrincadas variables que se juegan en el sistema educativo, está en todo su derecho de apurar una conclusión del tipo: “la culpa es de estos vagos que faltan” y, si lo considera, puede acercarse a la escuela a pedir y recibir las explicaciones del caso. Pero un comunicador social tiene la responsabilidad ineludible de informarse e informar al público sobre las diversas cuestiones que intervienen en un evento. Ud. falta a esa responsabilidad y pone en evidencia su escasa estatura profesional. De ninguna manera se pueden sacar conclusiones serias a partir de ese acto de alcahuetería que ha implementado y que me recuerda el de los pseudo-periodistas de chimentos, o –peor aún- el de los que soplaban listas negras en tiempos de dictadura.
Sería muy interesante y necesario que realizara una verdadera investigación periodística sobre la situación de la educación o sobre las condiciones laborales de los docentes. Aunque para eso es indispensable que pueda aportar a la comunidad una pluralidad de datos que posibiliten un análisis complejo y profundo y que, además, tenga la honestidad intelectual de transparentar sus intereses personales sobre el tema que elige abordar y las maneras en que lo presenta. Hasta el momento, lo único que ha hecho es azuzar al público en contra de los docentes, en sintonía con la estrategia comunicacional de los funcionarios de turno.
Lo saluda
* Corina Milán
D.N.I. 24.021.935
Profesora de Lengua y Literatura en el Colegio N°701
Profesora de Orientación y tutoría en el Colegio N°735
Link de FM DEL LAGO donde escuchar las entrevistas a la Ministra Romero
Esquel, 12 de Julio de 2010.
Sr. Ricardo Bustos:
Si bien no soy oyente asidua de su programa “Viva la radio” (FM del Lago, 105.5), me comentaron que ud. estaba relevando el ausentismo de los docentes de las escuelas secundarias de la ciudad y que me había nombrado como una de las ausentes recurrentes. Entonces, sintonicé su programa y pude comprobar el particular método de ”investigación periodística” al que apela para determinar qué docentes faltaron: la lectura de los cuadernos de comunicados de los alumnos. Menciona nombre y apellido de los docentes ausentes y después editorializa con el sermón de la indignación, con frases como: “¡cuántas horas libres!”, “los docentes prestan un servicio público y es su obligación dar clases”, “los ciudadanos tienen derecho a que el dinero de sus impuestos redunde en el servicio educativo que no les dan”.
Estos enunciados representan verdades bastante obvias que se pueden escuchar en cualquier peluquería. Lo interesante es observar cómo, mediante la disposición discursiva que ud. articula y la modalización que realiza, se transforman en una ACUSACIÓN: el receptor del mensaje asocia inmediatamente esas conclusiones escandalosas con la nómina de docentes ausentes, que pasa así a ocupar el lugar de “las causas” del problema. Cualquier persona que sepa algo de Análisis del discurso (y ud. debería saber) comprende fácilmente este funcionamiento gramatical-ideológico; por el contrario, cualquier oyente que no haga estas lecturas, tiene más probabilidades de “comerse” ingenuamente el plato que ud. preparó. Este es el procedimiento que ud. despliega para echar un manto de sospecha sobre el desempeño de los docentes a los que nombró y supone una forma encubierta y, por ende, cobarde, de ENSUCIAR LA IMAGEN DE ESOS SERVIDORES PÚBLICOS A LOS QUE LES EXIGE EDUCACIÓN PARA LA POBLACIÓN.
Supongo que no es preciso explicarle que la imagen de un docente resulta fundamental para establecer una interacción pedagógica positiva; justamente, el aprecio por los conocimientos y la calidad humana del docente son claves para que la comunidad educativa, en general, y los alumnos, en particular, lo respeten y cooperen en ese ida y vuelta que es el proceso de aprendizaje. Si Ud. como comunicador social sólo se esmera en despreciar la responsabilidad y reprobar el accionar de “los docentes” está haciendo un lamentable aporte al deterioro de la educación.
Afortunadamente, estoy tranquila con mi conciencia y con la estimación de quienes me conocen y saben cómo trabajo. Pero muchos de los oyentes de su programa NO me conocen personal y cotidianamente; muchos son padres y madres de alumnos que tuve, que tengo actualmente o que tendré mientras ejerza esta profesión y están recibiendo su malicioso mensaje: “Corina Milán es una de las que más falta…”. Ud. no tiene derecho a nombrarme a mí, ni a ningún colega, en un discurso en el que está atacando burda y arbitrariamente a los docentes. De hecho, ud. desconoce las razones por las cuales estoy haciendo uso de una licencia legítima, o el nivel de presentismo que he tenido a lo largo de mi carrera. Sin embargo, se atreve a juzgarme, de manera tan indirecta como efectista. Mediante el recurso de las generalizaciones simplificadoras y sesgadas para mostrar verdades a medias, ud. manipula y tergiversa los datos de la realidad, o sea, realiza MALA PRAXIS PERIODÍSTICA.
Como ud. bien señaló, los docentes tenemos obligaciones con la comunidad y en buena hora que a los ciudadanos les importe la calidad de la educación; sin embargo, olvidó que los docentes en tanto trabajadores/as, también tenemos DERECHOS. Cuando nos enfermamos, cuando sufrimos accidentes, cuando nos casamos, cuando padecemos la enfermedad de hijos-esposos-padres, cuando se nos mueren hijos-esposos-padres, cuando parimos, cuando nos capacitamos, TENEMOS EL DERECHO A GOZAR DE UNA LICENCIA. Como casi todos los trabajadores, de los diferentes rubros y gremios; lamentablemente, quedan afuera aquellos que trabajan en negro y/o que son explotados gracias a la flexibilización laboral que implementó el neoliberalismo, en aquellos años 90 que ud. suele elogiar. Pero está claro que ud. no puede pensar en que son derechos respetables y justos, producto de históricas luchas gremiales. Ni se le ocurre que, en todo caso, habría que mejorar los mecanismos institucionales para que se cubran las horas libres, así como el sistema de contralor médico (para que sea más eficiente en su función de control de las licencias). Como se evidenció en la entrevista que le hizo a la Ministra de Educación, cuando le pidió que “hagan algo con el estatuto docente para que no abusemos de las licencias”, ud. está prejuzgando la actitud de los docentes (siempre nombrados como una clase general en la que entramos “todos los docentes”) al calificarla como “abusiva”, además de que le demanda al gobierno que “recorte” los derechos laborales que considera excesivos.
En sus planteos no queda claro si le interesa hacer eje en la crisis educativa o en los “privilegios” -según su consideración- que tenemos los docentes respecto de otros trabajadores. Si ud. se propusiera abordar cualquiera de estos temas de una manera periodística y éticamente correcta debería hacer bastante más de lo que ha producido.
Si le interesa reflexionar sobre el ESTADO DE DETERIORO DE LA EDUCACIÓN debería contemplar las múltiples variables que lo determinan. Y en este conglomerado, el ausentismo de los docentes (que no se corresponde especularmente con su compromiso o idoneidad) representa sólo UN plano del tema. Las leyes de educación vigentes y en proyecto, los diseños curriculares, la financiación del sistema, las carencias materiales, humanas y simbólicas, la violencia social, los errores en la planificación estratégica de la formación docente, el sistema de contralor médico, entre otras cuestiones, tienen responsables políticos, a quienes sería interesante interpelara con la misma vehemencia con la que rastrea los cuadernos de comunicados de los chicos.
Si prefiere concentrarse en el ausentismo docente, puede comenzar por estudiar el régimen de licencias que figura en el estatuto docente (porque ud. le pidió a la Ministra de Educación que se anime a cambiarlo, pero no lo conoce); luego, conseguir los indicadores y estadísticas institucionales para analizarlos, siempre en relación con las causas de esa situación (que en muchos casos responden a las condiciones en las que se trabaja). Y, por supuesto, resultaría pertinente pedir asesoramiento a expertos en educación para realizar lecturas profundas y adecuadas.
Por otra parte, ¿se puede afirmar certeramente que el nivel de ausentismo de los docentes es particularmente elevado? ¿existen tantos “abusos” en el uso de las licencias o Educación tendrá índices proporcionalmente equivalentes a los de otras entidades públicas? Es fácil determinar cuando un docente falta a una clase, basta leer el cuaderno de comunicados (ud. que se obsesiona con la “transparencia”, debe reconocer que, en ese sentido, el sistema educativo es “muy transparente” en su comunicación con la comunidad); en cambio, la ausencia de un empleado municipal, un fiscal, un policía, un diputado, un médico, una enfermera, un ministro, etc, quizás pasa desapercibida y nadie pide sus cabezas.
Un papá que no conoce las intrincadas variables que se juegan en el sistema educativo, está en todo su derecho de apurar una conclusión del tipo: “la culpa es de estos vagos que faltan” y, si lo considera, puede acercarse a la escuela a pedir y recibir las explicaciones del caso. Pero un comunicador social tiene la responsabilidad ineludible de informarse e informar al público sobre las diversas cuestiones que intervienen en un evento. Ud. falta a esa responsabilidad y pone en evidencia su escasa estatura profesional. De ninguna manera se pueden sacar conclusiones serias a partir de ese acto de alcahuetería que ha implementado y que me recuerda el de los pseudo-periodistas de chimentos, o –peor aún- el de los que soplaban listas negras en tiempos de dictadura.
Sería muy interesante y necesario que realizara una verdadera investigación periodística sobre la situación de la educación o sobre las condiciones laborales de los docentes. Aunque para eso es indispensable que pueda aportar a la comunidad una pluralidad de datos que posibiliten un análisis complejo y profundo y que, además, tenga la honestidad intelectual de transparentar sus intereses personales sobre el tema que elige abordar y las maneras en que lo presenta. Hasta el momento, lo único que ha hecho es azuzar al público en contra de los docentes, en sintonía con la estrategia comunicacional de los funcionarios de turno.
Lo saluda
* Corina Milán
D.N.I. 24.021.935
Profesora de Lengua y Literatura en el Colegio N°701
Profesora de Orientación y tutoría en el Colegio N°735
Link de FM DEL LAGO donde escuchar las entrevistas a la Ministra Romero
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Me pregunto,
Por qué a veces nos enfermamos y debemos faltar?
Se analizó las condiciones en las que hoy debemos trabajar?
aulas superpobladas (cada alumnos es un mundo diferente)
Cantidad de horas que debemos trabajar para poder cobrar un sueldo digno?
Las problemáticas que hoy se deben trabajar dentro del aula, que no eran las mismas que hace varios años atras. Hoy tenemos:
violencia familiar
pobreza
Violencia Social
hambre
etc etc
Falta de recursos humanos en los colegios
muchos docentes tenemos que hacer de:
mamás
papás
psicologos
contener situaciones para las cuales no estamos preparados.
asistentes sociales
etc etc
Seguramente se puede decir que habría docentes que hacen abuso de sus licencias, lo cual me parece una falta de ética total, y como dijo la ministro: contra un certificado médico no podemos hacer nada.
Pero puedo asegurar que no son todos los docentes.
Y me pregunto ¿Por qué los medios no van cuando suceden cosas lindas en los colegios? Hace dos semanas alumnos de un colegio presentaron un trabajo excelente que en estos momentos esta siendo parte de una convención internacional y a pesar de que se invintaron a los medios, ninguno apareció. ¿Sólo lo malo es lo bueno para las noticias?
Creo que se hizo una injusticia el decir nombres de docentes que conozco y con las cuales he trabajado y trabajo. Las cuales puedo asegurar que dan mucho por los alumnos y no pasan solamente las horas que nos pagan en el colegio, sino que decican y DEDICAMOS muchas horas extras a nuestros alumnos. ¿En otras profesiones se quedan más de 8 horas? Nosotros si tenemos algún problema con un alumnos,nos quedamos a veces hasta una o más horas de nuestras horas para acompañarlos o tratar de buscar una solución ¿eso por qué no se dice?
Es fácil hablar detrás de un escritorio, es fácil tirar el trabajo que hacemos los docentes a la basura en 10 minutos! Yo los invito a quienes hablan tanto de nosotros a compartir un día a los colegios y hacerles no ver, sino vivir, todas las problemáticas que debemos enfentrar hoy como educadores. Y después los invitaría a hablar sobre nuestro trabajo en la radio, la televisión o en el diario y por supuesto por mi parte aceptaría sugerencias, ya que somos seres humanos.
Juan Domingo Martinez
DNI 23908687
es verdad, son pseudoperiodistas de chimentos
Muy lindo: "[...]el aprecio por los conocimientos y la calidad humana del docente son claves[...]".
Pero no podemos considerar que todos los maestros esten capacitados para realizar su labor. Es decir no podemos asegurar que tengan los conocimientos suficientes o la calidad humana suficiente.
Yo tampoco no puedo asegurar que la señora Corina Milan haga exceso del uso de la licencia, ni podría definir ese exceso. Tampoco creo que pueda hacerlo este periodista. Y tampoco importa el nombre y apellido de quien lo haga.
Ahora sí, algo es claro:
Todos podemos hablar de los docentes porque todos los tuvimos(o casi todos) y es muy cierto que muy pocos, pero muy pocos son personas que valgan la pena recordar. Muchas veces son personas que van a trabajar para ganarse el sueldo y nada más (lo cual es correcto y no tengo nada en contra). Pero hablar de que TODOS los maestros se desviven por sus alumnos y que anhelan un mundo mejor ya me resulta una mentira del Papa defendiendo a sus perros.
Hay gente muy valorable en todos lados.
Pero decir que todos los maestros/profesores entran en esta clasficicación televisiva de las personas me parece vanidoso cuando viene de un maestro.
La educación es importante, no me importa si hay más o menos maestros. Pero quiero que los pocos que esten amen su profesión, y el que solo quiere plata, que haga lo mismo que el resto de nosotros: que busque otra profesión.
De lo contrario no son más que un mal a esos pobres chicos.
Con absoluto respeto, y riendo con cierta envidia
Atte. un número más
Saludos.
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