Por Matías Carelli *
“Si le damos a los chicos 365 días de clase”
“Si pasa de año el 100% de la matrícula” (Sin preguntarse cómo lo hacen)
“Si hacemos que aprueben solo con 10” (Sin preguntarse que significa realmente ese Diez)
Nuestros dirigentes parecen usar frases como las anteriores a la hora de valorar o intentar mejorar el sistema educativo.
Son algo así como soluciones de tipo “mágico” que lamentablemente posponen la verdadera discusión. Y es sabido que lo primero que hay que hacer para resolver cualquier problema es admitirlo.
Nos estamos acostumbrando demasiado a acciones “efectistas” cuando son mucho mejores las “efectivas”.
Invito a que se hable del modelo educativo. ¿Qué modelo tenemos? ¿Sirve?
La reforma de la Ley Federal de Educación de los años 90 prometía, entre otras cosas, lograr mayor inclusión social. La reforma que pretende impulsar nuestra provincia promete lo mismo. ¿Quién pude negarse a ello? Nadie.
Pero la cuestión en definitiva, y sin hipocresía, es poder establecer si eso se cumplió o no. Si miramos sólo “algunos” indicadores podemos tener un fallido diagnóstico de la realidad.
Si queremos lograr verdaderos y mayores niveles de inclusión social, la premisa indiscutible es tener una educación de calidad accesible a todos. Y ése es justamente el problema. La educación argentina ha “descendido” desde hace muchos años por un tobogán, en donde la pendiente se ha acentuado en la década de los 90´.
Pero… ¿en dónde está el problema?
Los problemas sin duda son múltiples (entre ellos cabe destacar especialmente la escasa remuneración al docente) pero, a mi modesto entender, existe un problema de raíz, y se trata del modelo. Nadie puede construir un buen edificio si las bases son endebles.
El modelo vigente se etiqueta como “inclusivo” cuando en realidad es “exclusivo”: Hoy en Esquel, las diferencias de nivel entre las escuelas son bastante notorias, cosa que por cierto advierten los mismos alumnos. Es decir, el modelo que debería tratar de incluir genera en la realidad chicos de 1era, de 2da. y de 3era., según sea el caso. Es notorio en las ciudades más grandes cómo la clase media, que antes formaba parte de la educación pública, migra en la medida de sus posibilidades a la educación privada. Los que no pueden hacerlo, reciben un título secundario cada vez más "devaluado".
Las innovaciones educativas son un factor muy atractivo, y es bien cierto que la estructura actual huele a naftalina. Pero dado el calamitoso estado actual de las cosas, preocuparse demasiado en innovar parece el equivalente a, en competición automovilística, creer que un auto mejorará su rendimiento si mejoramos el mapeo electrónico de los inyectores, cuando en realidad el motor tiene los pistones pinchados…
Yo no creo en recetas mágicas ni en copias literales, pero es bueno observar otros modelos. Los más exitosos incorporan inteligentemente la diversidad de la población a los objetos de estimular sus potencialidades.
Para no caer en comparaciones ridículas con países con economías mucho más importantes que la nuestra, me tomo la libertad de hacerlo con un país mas modesto que el nuestro.
Cuba puede ser cuestionado desde distintos ángulos, y puede coincidirse o no con el planteo político de la isla. Pero está claro que el modelo educativo ha sido altamente exitoso, en especial si se tiene en cuenta el estado inicial del sistema hace 60 años, los recursos económicos con los que cuenta el país, y finalmente los resultados, en comparación con otras naciones de igual o incluso mayor envergadura.
A grandes rasgos el sistema tiene un preescolar de un año, luego una primaria de 6, y una secundaria básica de 3. Luego existen opciones: O bien el chico puede asistir a un pre-universitario de 3 años, o bien a una educación técnica profesional como técnico medio (3 años) o como obrero especializado. Lo que se logra con esto es justamente impulsar a los chicos según potencialidades e intereses, y no “devaluar” el título secundario para forzar el ingreso de alumnos, tal como sucede hoy en nuestro país.
Me gustaría un debate serio. Si con menores recursos, un pequeño país puede lograr éxitos, eso significa que nosotros estamos obligados a obtenerlos. Solo se trata de tener la decisión política…
* DNI 26.049.722
“Si le damos a los chicos 365 días de clase”
“Si pasa de año el 100% de la matrícula” (Sin preguntarse cómo lo hacen)
“Si hacemos que aprueben solo con 10” (Sin preguntarse que significa realmente ese Diez)
Nuestros dirigentes parecen usar frases como las anteriores a la hora de valorar o intentar mejorar el sistema educativo.
Son algo así como soluciones de tipo “mágico” que lamentablemente posponen la verdadera discusión. Y es sabido que lo primero que hay que hacer para resolver cualquier problema es admitirlo.
Nos estamos acostumbrando demasiado a acciones “efectistas” cuando son mucho mejores las “efectivas”.
Invito a que se hable del modelo educativo. ¿Qué modelo tenemos? ¿Sirve?
La reforma de la Ley Federal de Educación de los años 90 prometía, entre otras cosas, lograr mayor inclusión social. La reforma que pretende impulsar nuestra provincia promete lo mismo. ¿Quién pude negarse a ello? Nadie.
Pero la cuestión en definitiva, y sin hipocresía, es poder establecer si eso se cumplió o no. Si miramos sólo “algunos” indicadores podemos tener un fallido diagnóstico de la realidad.
Si queremos lograr verdaderos y mayores niveles de inclusión social, la premisa indiscutible es tener una educación de calidad accesible a todos. Y ése es justamente el problema. La educación argentina ha “descendido” desde hace muchos años por un tobogán, en donde la pendiente se ha acentuado en la década de los 90´.
Pero… ¿en dónde está el problema?
Los problemas sin duda son múltiples (entre ellos cabe destacar especialmente la escasa remuneración al docente) pero, a mi modesto entender, existe un problema de raíz, y se trata del modelo. Nadie puede construir un buen edificio si las bases son endebles.
El modelo vigente se etiqueta como “inclusivo” cuando en realidad es “exclusivo”: Hoy en Esquel, las diferencias de nivel entre las escuelas son bastante notorias, cosa que por cierto advierten los mismos alumnos. Es decir, el modelo que debería tratar de incluir genera en la realidad chicos de 1era, de 2da. y de 3era., según sea el caso. Es notorio en las ciudades más grandes cómo la clase media, que antes formaba parte de la educación pública, migra en la medida de sus posibilidades a la educación privada. Los que no pueden hacerlo, reciben un título secundario cada vez más "devaluado".
Las innovaciones educativas son un factor muy atractivo, y es bien cierto que la estructura actual huele a naftalina. Pero dado el calamitoso estado actual de las cosas, preocuparse demasiado en innovar parece el equivalente a, en competición automovilística, creer que un auto mejorará su rendimiento si mejoramos el mapeo electrónico de los inyectores, cuando en realidad el motor tiene los pistones pinchados…
Yo no creo en recetas mágicas ni en copias literales, pero es bueno observar otros modelos. Los más exitosos incorporan inteligentemente la diversidad de la población a los objetos de estimular sus potencialidades.
Para no caer en comparaciones ridículas con países con economías mucho más importantes que la nuestra, me tomo la libertad de hacerlo con un país mas modesto que el nuestro.
Cuba puede ser cuestionado desde distintos ángulos, y puede coincidirse o no con el planteo político de la isla. Pero está claro que el modelo educativo ha sido altamente exitoso, en especial si se tiene en cuenta el estado inicial del sistema hace 60 años, los recursos económicos con los que cuenta el país, y finalmente los resultados, en comparación con otras naciones de igual o incluso mayor envergadura.
A grandes rasgos el sistema tiene un preescolar de un año, luego una primaria de 6, y una secundaria básica de 3. Luego existen opciones: O bien el chico puede asistir a un pre-universitario de 3 años, o bien a una educación técnica profesional como técnico medio (3 años) o como obrero especializado. Lo que se logra con esto es justamente impulsar a los chicos según potencialidades e intereses, y no “devaluar” el título secundario para forzar el ingreso de alumnos, tal como sucede hoy en nuestro país.
Me gustaría un debate serio. Si con menores recursos, un pequeño país puede lograr éxitos, eso significa que nosotros estamos obligados a obtenerlos. Solo se trata de tener la decisión política…
* DNI 26.049.722
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