Por Pablo Gatti *
El sábado 31 de Julio pasado nos dirigimos en familia desde Epuyén, donde residimos, a la ciudad de Bariloche. Luego de ir al cine en el Shopping Patagonia, estábamos pasando un rato dentro del mismo. Me encontraba parado al lado de mi segundo hijo, varón, de 15 años, mirando negocios, cuando se acerca personal – supongo que de seguridad - del shopping y le dice que no podía permanecer en el mismo con la capucha puesta de la campera tipo jogging que tenía. Ante mi sorpresa y la pregunta, esgrime “razones de seguridad” de la empresa, por lo cual solicité el libro de quejas y dejé asentada la misma. Se acercó otro empleado a intentar “explicarme” lo que yo ya sabía. No acepté explicaciones y dejé asentada mi queja. Quiero, además de hacer público el hecho, dejar sentadas algunas reflexiones:
- Me pregunto si habrá colaborado en el hecho el que mi hijo sea de tez mate, pelo negro y rasgos árabes, además de joven y con capucha de jogging. Lo cual a los ojos de una parte de la sociedad barilochense lo transforma en un sujeto peligroso, como lo manifiestan muchos de los hechos recientemente ocurridos como ser las marchas pidiendo una “seguridad” que no es tal, sino que es inseguridad y violencia para los jóvenes en especial y las clases populares en general.
- Me pregunto que es lo que esperan lograr con medidas discriminatorias, y con otras como el hecho de que en una juguetería muy conocida a una cuadra del shopping (al menos hasta hace unos meses) los niños – ternura de la Humanidad – miran juguetes al lado de un agente con una 9 mm en la cintura.
- Llamo a las autoridades correspondientes a intervenir de oficio ante medidas discriminatorias y violentas como estas.
- Quiero expresar que lo sufrido por mi hijo y por extensión por toda mi familia es una muestra de la discriminación, salvando las obvias distancias de dramatismo, que sufren evidentemente muchos jóvenes barilochenses, tal como quedó claro en la matanza perpetrada por la Policía rionegrina hace poco tiempo y en los otros tantos casos que se vienen denunciando de torturas en comisarías, detenciones por “portación de cara”, etc.
- Me pregunto por qué los dueños de este shopping, seguramente varias veces millonarios, en vez de discriminar no se preocupan por ejercer lo que está tan de moda declamar – sólo declamar – sobre la “responsabilidad social empresaria” y ser un poco solidarios con amplias capas de la población barilochense que viven en la pobreza y la marginación.
- A los lectores en general: sepan que Bariloche es una ciudad insegura. Insegura para gran parte de su población, que no tiene la seguridad de comer bien todos los días ni la seguridad de una vivienda digna. Insegura para cualquier joven, local o visitante, especialmente si es portador de rostro o de aspecto. Insegura, en definitiva, para todos, como bien lo explicaría el conocido poema de Bertold Brecht.
- Una última reflexión: Una amiga mía dice que no hay casualidades. ¿Será que no es casualidad que en esta ciudad se protegió como “buen vecino” a un criminal de guerra nazi? Quizá en Bariloche hay muchos integrantes de lo que “Boggie el aceitoso” – el ácido personaje del negro Fontanarrosa – llama en su película “la comunidad racista más grande del mundo: la que odia a los pobres.”
- Última (para los no barilochenses): si su hijo/a va a Bariloche quizá deberá pensar varias veces “dónde está mi hijo ahora”. No porque sea un “descarriado”, sino porque Bariloche es, efectivamente, una ciudad insegura, especialmente para un joven. Quizá sea mejor elegir otro destino.
* DNI 20537152
Nota relacionada: Opinión: "Los Pibes de Bariloche", por Alberto Morlacchetti
El sábado 31 de Julio pasado nos dirigimos en familia desde Epuyén, donde residimos, a la ciudad de Bariloche. Luego de ir al cine en el Shopping Patagonia, estábamos pasando un rato dentro del mismo. Me encontraba parado al lado de mi segundo hijo, varón, de 15 años, mirando negocios, cuando se acerca personal – supongo que de seguridad - del shopping y le dice que no podía permanecer en el mismo con la capucha puesta de la campera tipo jogging que tenía. Ante mi sorpresa y la pregunta, esgrime “razones de seguridad” de la empresa, por lo cual solicité el libro de quejas y dejé asentada la misma. Se acercó otro empleado a intentar “explicarme” lo que yo ya sabía. No acepté explicaciones y dejé asentada mi queja. Quiero, además de hacer público el hecho, dejar sentadas algunas reflexiones:
- Me pregunto si habrá colaborado en el hecho el que mi hijo sea de tez mate, pelo negro y rasgos árabes, además de joven y con capucha de jogging. Lo cual a los ojos de una parte de la sociedad barilochense lo transforma en un sujeto peligroso, como lo manifiestan muchos de los hechos recientemente ocurridos como ser las marchas pidiendo una “seguridad” que no es tal, sino que es inseguridad y violencia para los jóvenes en especial y las clases populares en general.
- Me pregunto que es lo que esperan lograr con medidas discriminatorias, y con otras como el hecho de que en una juguetería muy conocida a una cuadra del shopping (al menos hasta hace unos meses) los niños – ternura de la Humanidad – miran juguetes al lado de un agente con una 9 mm en la cintura.
- Llamo a las autoridades correspondientes a intervenir de oficio ante medidas discriminatorias y violentas como estas.
- Quiero expresar que lo sufrido por mi hijo y por extensión por toda mi familia es una muestra de la discriminación, salvando las obvias distancias de dramatismo, que sufren evidentemente muchos jóvenes barilochenses, tal como quedó claro en la matanza perpetrada por la Policía rionegrina hace poco tiempo y en los otros tantos casos que se vienen denunciando de torturas en comisarías, detenciones por “portación de cara”, etc.
- Me pregunto por qué los dueños de este shopping, seguramente varias veces millonarios, en vez de discriminar no se preocupan por ejercer lo que está tan de moda declamar – sólo declamar – sobre la “responsabilidad social empresaria” y ser un poco solidarios con amplias capas de la población barilochense que viven en la pobreza y la marginación.
- A los lectores en general: sepan que Bariloche es una ciudad insegura. Insegura para gran parte de su población, que no tiene la seguridad de comer bien todos los días ni la seguridad de una vivienda digna. Insegura para cualquier joven, local o visitante, especialmente si es portador de rostro o de aspecto. Insegura, en definitiva, para todos, como bien lo explicaría el conocido poema de Bertold Brecht.
- Una última reflexión: Una amiga mía dice que no hay casualidades. ¿Será que no es casualidad que en esta ciudad se protegió como “buen vecino” a un criminal de guerra nazi? Quizá en Bariloche hay muchos integrantes de lo que “Boggie el aceitoso” – el ácido personaje del negro Fontanarrosa – llama en su película “la comunidad racista más grande del mundo: la que odia a los pobres.”
- Última (para los no barilochenses): si su hijo/a va a Bariloche quizá deberá pensar varias veces “dónde está mi hijo ahora”. No porque sea un “descarriado”, sino porque Bariloche es, efectivamente, una ciudad insegura, especialmente para un joven. Quizá sea mejor elegir otro destino.
* DNI 20537152
Nota relacionada: Opinión: "Los Pibes de Bariloche", por Alberto Morlacchetti
1 Comentá esta nota:
El empleado del shopping, encargado de la seguridad interna, solo estaba solicitando que tu hijo se sacara la capucha. Probablemente al solo efecto de que pueda ser adecuadamente identificado su rostro. No le impidió el ingreso al lugar, solo le solicitó que se decubriera totalmente su cabeza. Como cuando te toman una fotografía 4x4 para un documento identificatorio. No te piden que te afeites, ni que te maquilles, ni que te pongas saco y corbata, solo que estés a cara descubierta. Por desgraciada casualidad, muchos de los asaltos y crimenes que se producen en el interior de comercios, supermercados, kioskos y demas negocios, suelen cometerlos personas que se cubren el rostro, tipo piqueteros. Independientemente de si son rubiecitos y de ojos azules, el color de la piel no determina la honestidad de nadie.
Solo fijate qué metodología utilizan los grupos violentos y agitadores sociales como Quebracho, para cometer sus tropelías: a cara cubierta.
En cuanto a la inseguirdad de Bariloche,....coincido con vos. Bariloche es una ciudad donde se observan distintas realidades y marcadas desigualdades que terminan en hechos tan violentos como los que señalas en tu carta.
Y no creo que la culpa de tal situación la tenga el turismo, sino más bien, la forma en que se administran los recursos que dicha actividad deja en la ciudad. Bariloche es una ciudad gastada y colapsada.
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