miércoles, octubre 27, 2010

“Militarizar la pobreza: acerca de la policía infantil”

Por Unidad Antirrepresiva por los Derechos Humanos
Enviado por Corina Milan


El aparato represivo no tiene nada que hacer en nuestra educación. Manifestamos el rechazo de las iniciativas de educar a los pobres e indigentes en los cuarteles: defensa de la educación en la escuela pública, laica y gratuita. La militarización de la pobreza implica una nueva forma de apropiación de nuestros hijos, una negación de nuestra identidad y del derecho de educarlos según nuestras creencias y convicciones. Asimismo repudiamos que con el discurso de evitar la delincuencia y apelando al falso argumento de que el pueblo no sabe educar a sus hijos, aparecen estos “educadores” para formarlos como futuros represores en las escuelas de formación de fuerzas armadas y de seguridad, como por ejemplo los liceos militares, cuerpos infanto-juveniles de gendarmería, entre otros.

Extracto del DOCUMENTO DEL IV ENCUENTRO NACIONAL DE DERECHO HUMANOS – PARANA, realizado en Octubre de 2002 - (Ver texto completo del doc.)

La preocupación que llevó a señalar este punto como uno de los que merecían mención en un documento final que recogía sólo las principales conclusiones, ya hace ocho años, demuestra que la iniciativa de militarización de la pobreza es permanente en el sistema capitalista, cuyos exponentes políticos, intelectuales, funcionarios, religiosos y demás deudos, razonan con el vetusto pero siempre presente la letra con sangre entra. En realidad, esto trae a colación algunas referencias imposibles de eludir.

Si bien es perceptible el cambio que significa el desplazamiento en general de un régimen cuartelero que imponía jefaturas, filas, saludos, posturas, reverencias y todo tipo de obligaciones protocolares de neto corte marcial; como así los castigos corporales y el trato humillante como correctivos, la semilla del miliquismo es difícil de desterrar, no por falta de esfuerzos populares, sino porque es de la naturaleza de un sistema que requiere sumisión para el logro de su objetivo final, el lucro. Al fin y al cabo, como bien lo sabía un novelista que de sus inquietudes sociales emigró a reaccionario empedernido, “El ídolo Dividendo exige un monstruoso altar construido por el dolor y la humillación. Para formar un buen tanto por ciento se necesitan océanos de lágrimas.” (Manuel Galvez en “Nacha Regules”).

Y lo saben todos los mandatarios, como que ésa y no otra es la última razón de ser de la persistencia en el disciplinamiento de masas por todos los medios habidos y por haber.

La noticia sobre el cura que adiestraba a los chicos a imagen y semejanza de los canas en Esquel, disparó una serie de “descubrimientos” periodísticos de algo que, como lo señalamos al principio, había sido denunciado y movilizante para muchos organismos hace ya casi una década. En tren más de escandalete para tapa de diario que de real preocupación, se puede saber hoy que en 14 provincias funcionan organizaciones infantiles “para” sin tapujo alguno. Que Gendarmería también las tiene y adoctrina y demás señas.

La continuación de la “guerra sucia” por otros medios

De todos modos, esas publicaciones empalidecen frente a la decisión del Honorable Senado de la Nación, el cual acaba de aprobar el Servicio Cívico Voluntario, que obviamente, como consiste en una internación en cuarteles, a disposición de militares, tendrá todo de Mílico y nada de Cívico, salvo las víctimas del régimen. Nota completa


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