Fuente: Diario El Chubut
Martín Escalona, joven vecino de Esquel, recurrió ayer a la prensa después de conocer la versión policial de los desmanes en Tecka el pasado fin de semana en el marco de la Fiesta del Calafate y el baile popular en el gimnasio municipal con el grupo “Los Ávila”.
En diálogo con EL CHUBUT, Escalona desmintió los dichos del jefe de la Unidad Regional Esquel, quien informó que fue un particular quien arrojó el gas pimienta que obligó a desalojar el gimnasio donde se congregaban cerca de 500 personas.
A su vez, el joven acusó a los policías de arremeter con disparos de bala de goma contra la multitud compuesta entre otros por familias con criaturas de corta edad.
“Creo que los policías fueron a romper la fiesta, no tiene otra explicación”, dijo Escalona en alusión al comportamiento de los uniformados que tenían la responsabilidad de custodiar la seguridad del lugar.
Aquella madrugada relató que “estaba al frente del escenario cuando dos jóvenes comenzaron a pelearse. Por la izquierda se acercó un policía con el rostro cubierto con un pasamontañas que empezó a arrojar gas pimienta. Ahí se armó el quilombo y la gente tuvo que salir. Pero no fue como se dijo, que una persona de civil arrojó el gas pimienta, fue un policía ya que antes de entrar revisaban para ver si llevábamos algo, era imposible entrar con algún objeto extraño”.
Reiteró que “fue un policía con el rostro cubierto, sólo se le podían ver los ojos, estaba a unos dos metros de la pelea y arrojó el gas por encima de la gente, se armó la nube y empezó a picar la garganta enseguida y a irritarse los ojos”.
En este sentido, hizo especial hincapié en que “el baile era familiar, había chiquitos, gente con sus bebés. En la fiesta de Tecka siempre hay chicos porque es un evento que congrega a las familias del pueblo, fue una inconciencia muy grande del policía haber arrojado eso, enseguida la gente se amontonó contra las puertas”.
Agregó que “afuera estábamos esperando para ver si nos dejaban entrar de nuevo cuando alguien arrojó una piedra contra el techo. De inmediato la policía arremetió con disparos contra la gente que esperaba afuera. Familias, chicos, grandes. Muertos no hubo de casualidad, pero hubo muchas balas de goma. En el hospital de Tecka me enteré que ingresó un chico con tres balazos de goma”, dijo.
Una pueblada
Para el vecino de Esquel que viene asistiendo año tras año a la Fiesta del Calafate los policías “transformaron una fiesta popular en una pueblada por una pelea entre dos personas en estado de ebriedad. Por sacar a dos borrachos arrojan gas pimienta en un lugar cerrado, la gente se acumula contra las puertas y afuera te disparan, es inaudito”.
Martín Escalona, joven vecino de Esquel, recurrió ayer a la prensa después de conocer la versión policial de los desmanes en Tecka el pasado fin de semana en el marco de la Fiesta del Calafate y el baile popular en el gimnasio municipal con el grupo “Los Ávila”.
En diálogo con EL CHUBUT, Escalona desmintió los dichos del jefe de la Unidad Regional Esquel, quien informó que fue un particular quien arrojó el gas pimienta que obligó a desalojar el gimnasio donde se congregaban cerca de 500 personas.
A su vez, el joven acusó a los policías de arremeter con disparos de bala de goma contra la multitud compuesta entre otros por familias con criaturas de corta edad.
“Creo que los policías fueron a romper la fiesta, no tiene otra explicación”, dijo Escalona en alusión al comportamiento de los uniformados que tenían la responsabilidad de custodiar la seguridad del lugar.
Aquella madrugada relató que “estaba al frente del escenario cuando dos jóvenes comenzaron a pelearse. Por la izquierda se acercó un policía con el rostro cubierto con un pasamontañas que empezó a arrojar gas pimienta. Ahí se armó el quilombo y la gente tuvo que salir. Pero no fue como se dijo, que una persona de civil arrojó el gas pimienta, fue un policía ya que antes de entrar revisaban para ver si llevábamos algo, era imposible entrar con algún objeto extraño”.
Reiteró que “fue un policía con el rostro cubierto, sólo se le podían ver los ojos, estaba a unos dos metros de la pelea y arrojó el gas por encima de la gente, se armó la nube y empezó a picar la garganta enseguida y a irritarse los ojos”.
En este sentido, hizo especial hincapié en que “el baile era familiar, había chiquitos, gente con sus bebés. En la fiesta de Tecka siempre hay chicos porque es un evento que congrega a las familias del pueblo, fue una inconciencia muy grande del policía haber arrojado eso, enseguida la gente se amontonó contra las puertas”.
Agregó que “afuera estábamos esperando para ver si nos dejaban entrar de nuevo cuando alguien arrojó una piedra contra el techo. De inmediato la policía arremetió con disparos contra la gente que esperaba afuera. Familias, chicos, grandes. Muertos no hubo de casualidad, pero hubo muchas balas de goma. En el hospital de Tecka me enteré que ingresó un chico con tres balazos de goma”, dijo.
Una pueblada
Para el vecino de Esquel que viene asistiendo año tras año a la Fiesta del Calafate los policías “transformaron una fiesta popular en una pueblada por una pelea entre dos personas en estado de ebriedad. Por sacar a dos borrachos arrojan gas pimienta en un lugar cerrado, la gente se acumula contra las puertas y afuera te disparan, es inaudito”.
Asimismo, señaló que “con la actuación policial en Tecka uno queda muy indignado, fue patoteril, disparando a mansalva sobre la gente y encima el comisario habló sólo de tres policías heridos cuando hubieron por lo menos cinco heridos entre el público, me tocó atender a una persona que estaba en el piso, a una sobrina mía que se desmayó, el chico herido del hospital con balazos de goma y dos más, pero sólo se hizo referencia a los tres policías heridos”, manifestó.
“Éramos por lo menos 25 personas que vimos como un policía tiraba el gas pimienta –reiteró-. Incluso hay gente que habla de una granada arrojada por la policía, como una bomba de olor, pero eso no lo ví”.
Triste final
En el exterior del gimnasio la concurrencia aguardaba para ver si se reanudaba el espectáculo o devolvía el dinero de la entrada. Mientras todavía desalojaban el lugar “ingrese para buscar a algunos de mis sobrinos”, relató Escalona. “Al salir, alguien arrojó un piedrazo contra el techo del gimnasio y ahí la policía directamente comenzó a disparar contra la gente, se generó como una pueblada. Rompieron los vidrios del gimnasio, hubo alguien que quiso incendiar una moto de policía. Un policía quedó arrinconado contra la pared por cinco chicos que le querían sacar la escopeta, de adentro del gimnasio, parapetados, algunos policías disparaban a la multitud y otros pegaban con los bastones, un fiesta familiar terminó en un verdadero desastre”, dijo Escalona.
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