Lo de madryn invisible no alude a la ceniza del volcán Puyehue que periódicamente nos visita, recordándonos que la Naturaleza por si sola no significa calidad de vida.
Tampoco a historias de ovnis ni a magos ni a brujos. No.
Se refiere a una enfermiza característica de nuestra naturaleza social madrynense, que consiste en “hacer desaparecer” de la realidad aquellos problemas de fondo de la ciudad que no podemos o no queremos resolver, ocultándolos detrás de burdas e intrascendentes noticias y declaraciones demagógicas, tan habituales que ya irritan a cualquier vecino con genuina preocupación por su ciudad.
Por supuesto, los problemas reales no desaparecen. Allí están. Algunos tan evidentes que enceguecen. Van cargando una pesada mochila que los madryneneses alguna vez tendremos que resolver. Por entonces –nuestros actuales políticos y funcionarios ¿responsables?- miraran de lejos y callados el resultado de su “viveza” criolla de politiquería barata.
Para ir sopesando la mochila, reconozcamos algunos problemas invisibles:
La ocupación ilegal de tierras públicas o privadas –lo mismo da- es un delito. Ocurre a la vista de todos. ¿Qué pasaría estimado lector si Ud. ocupa un automóvil en la vía pública, o se mete en el fondo del patio de su vecino con una carpa y planta una bandera argentina?
No hay ninguna duda que la falta de tierras accesibles es una consecuencia de la falta de planificación de la ciudad y por lo tanto es una responsabilidad del municipio. Pero esa irresponsabilidad no da derecho a ocupar tierras, de la misma manera que la falta de un ordenamiento del transito no da derecho a meterse en contramano, pasar un semáforo en rojo o transitar con los autos por la vereda.
Frente al delito hay que restaurar la legalidad. Es una simple cuestión de sentido común. Sin embargo, nadie –de los que tienen responsabilidades públicas- esta ocupado en la cuestión. Peor aún. Ni siquiera manifiestan preocupación. Mientras tanto lo único que se mantiene vigente es el delito. No hay futuro para ninguna sociedad si se tolera el delito.
El atraso en la infraestructura de la ciudad ya es un lugar común en cualquier conversación seria sobre la actualidad de la ciudad en función de desarrollo. La vieja discusión sobre la manera de gestionar los servicios públicos de la ciudad, sigue sin resolverse. El atraso tarifario, la sospechosa eficiencia del sistema cooperativo, la omnipresente injerencia de la corporación sindical y la ausencia de una “patronal” real son cuestiones que nuestros políticos y funcionarios actuales prefieren no abordar y mandarlos –irresponsablemente- a la mochila del Madryn invisible.
La administración municipal esta lejos de ser un ejemplo de buena administración. Para el vecino común y corriente, el municipio hoy es una maquinaria burocrática que entorpece cualquier sencillo trámite, que desalienta la inversión en la ciudad y resulta refugio de punteros políticos y amigos que cada gestión de gobierno que pasa va dejando, sobrepuesta a la anterior y por debajo de la siguiente. Lógicamente, la situación es cada vez más insostenible según pasan las gestiones de gobierno. Dicen que la cantidad de empleados (de planta y contratados) superan los 2.000. A finales de 1.999 no alcanzaban los 450. Si bien la ciudad creció, no lo hizo en esa proporción. ¿Cuántos empleados son razonablemente necesarios? ¿Qué hacer con los que sobran? Recordemos que toda la administración se sostiene con nuestro aporte de vecino contribuyente.
Quienes conocen el tema pesquero en la ciudad, auguran tiempos de decadencia que seguramente significara una disminución en los puestos de trabajo y en la generación de riqueza local, gracias a la explosiva combinación del mal manejo del caladero y las inconvenientes (o mejor dicho inexistentes) políticas locales para con el sector. Recordemos simplemente que la pesca es el principal generador de empleo en la ciudad y que alguna vez fuimos el principal puerto pesquero del país.
Todos los días, el “invisible” humo –blanco, gris o negro- de nuestra “protegida” área natural el doradillo nos recuerda nuestra hipócrita manera de defender la “belleza escénica” de nuestro paisaje y la farsa que significan ordenanzas y leyes provinciales que declaran áreas protegidas a tontas y a locas y que en realidad inmovilizan y condicionan a miles y miles de hectáreas públicas y privadas sin fundamento técnico - científico alguno.
La ausencia de un modelo de ciudad de futuro –que genere un mínimo de credibilidad y confianza- es otra de las cuestiones “desaparecidas” del debate público. Con ella también desaparecen las posibilidades de inversiones serias a futuro en cualquier de las actividades económicas de la ciudad ¿Se ha puesto a pensar estimado lector, cuantos años hace que no vienen nuevas inversiones de envergadura, que generen empleo y riqueza en la ciudad?
La nueva gestión de gobierno tiene la oportunidad de iniciar un cambio más verdadero y genuino. Hacer visible el Madryn invisible. Hacer mas razonable el gobierno y la administración (que no son sinónimos) de la ciudad. Gobernar para el bienestar del vecino, para concretar un modelo real de ciudad y no para un modelo a la medida de la carrera política del funcionario de turno. Administrar los recursos municipales conciente que son dineros públicos y no propios, incluso el sueldo del propio Intendente. En fin, entender que el interés de la Comunidad de Madryn esta por encima del interés de cualquier funcionario.
…¿O será mas de lo mismo y le seguiremos arruinando el futuro a nuestros hijos y nietos?
* DNI 11.709.941
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