Por Prensa del Pueblo
Foto: Diario El Chubut
Foto: Diario El Chubut
El Bolsón (ANPP).- Más de 400 personas, en buena parte del paraje rural Mallín Ahogado, colmaron, el sábado 20 de agosto, el salón de la escuela 268 de El Bolsón, para debatir en asamblea el proyecto privado de construir una villa turística exclusiva en las nacientes del agua con que se abastecen la mayoría de los vecinos de esa zona, discusión en la que se ratificó un contundente rechazo a esta intención.
La jornada, organizada por la Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra, incluía una muestra fotográfica colectiva sobre la vida cotidiana en Mallín, comunidad rural ubicada a unos 6 kilómetros al sur de El Bolsón, imágenes que de alguna manera se constituían en testimonio implícito de toda una cultura que podría desaparecer de permitirse que éste y otros proyectos similares centrados en el lucro prosperen.
Alrededor de las 17.30 se proyectó un video producido por la Asamblea en el que las imágenes se sucedían sin más palabras que la letra de la música de fondo. No hacía falta decir más: ahí, ante los ojos de todos, estaba lo que hay que defender.
Luego comenzó la exposición de Roque Rizza (viejo vecino del paraje), Andrés Dimitriu (investigador de la Universidad Nacional del Comahue), Ernesto Hecker (viejo poblador de la Comarca y uno de los que participó de la decición del actual emplazamiento del centro de esquí Perito Moreno), Valeria Ojeda (docente de la misma universidad), y Alma Tozzini (docente de la UNRN).
Dimitriu insistió en poner en cuestión “el concepto mismo de desarrollo”, la idea peregrina de que el futuro de una región o un país no admiten más opción que la propuesta por las grandes corporaciones, que pretenden llevar a la humanidad a una cultura del consumo como valor supremo. En esta misma idea acordó la antropóloga Alma Tozzini.
Asimismo Dimitriu denunció la inviabilidad de esta lógica, que avanza sobre los recursos naturales de manera irracional y autodestructiva, pues sólo mide la “rentabilidad” en el corto plazo sin tener en cuenta las graves consecuencias que puede acarrear para las poblaciones en particular y para el sistema ecológico en general.
En este sentido ilustró los padecimientos que soportan actualmente amplias regiones de Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil en las que se ha instalado el modelo sojero, una forma de explotar la tierra que, en busca de abultados beneficios inmediatos y a favor de pocas manos, condena por agotamiento y por contaminación los campos.
“Un campo sin campesinos”, como no se cansan de decir los integrantes del Movimiento Nacional Campesino Indígena, un modelo donde el campesino debe ser expulsado para allanar el camino a la rapiña de las grandes corporaciones.
Y es aquí donde el concepto de “soberanía alimentaria” adquiere relieve, y así lo ha destacado Dimitriu, pues implica la autoproducción de alimentos sanos (libres de agrotóxicos y de manipulación genética) y la permanencia de los campesinos en relación armónica con la tierra.
Según el investigador, el proyecto de los poderosos es, precisamente, expulsar la gente de su tierra para confinarlas en las grandes ciudades, esencialmente en los cordones de marginalidad.
Así, el proyecto de construir un enclave de élite donde toda una comunidad campesina tiene sus fuentes de agua, no se desvía de esta lógica de rapiña, pues lisa y llanamente condenaría a los actuales pobladores a irse de sus lugares, abandonando o malvendiendo sus tierras a favor de nuevos “inversores”.
El vecino de Mallín Roque Rizza, a su turno, rememoró los tiempos en que el trabajo mancomunado de la gente hizo realidad la creación de una red de canales para proveer de agua a cada familia del paraje, que prácticamente en su totalidad basa su economía en el trabajo de la tierra.
Conocedor cabal de la zona, don Roque explicaba que la Pampa de Ludden, lugar donde se pretende emplazar la ciudadela para ricos, contiene las nacientes de los dos arroyos principales: el Bartolo y el arroyo del Medio. Asimismo puntualizó que el paraje ya ha conocido graves momentos de sequía debido al uso irresponsable de los cursos naturales de agua.
“El Departamento Provincial del Agua se supone que entre sus fines tiene cuidar el aprovechamiento equitativo del agua –sostuvo-. Antes creía en las instituciones, ahora ya no puedo decir lo mismo.”
Una ovación se hizo dueña del salón de la escuela hogar cuando Rizza manifestó su alegría de volver a ver a la gente de Mallín de pie para defender lo suyo.
La bióloga Valeria Ojeda se explayó sobre los efectos que tiene sobre la sociedad y el medioambiente (dos aspectos que son imposibles de disociar, aclaró) el plan de “desarrollo” basado exclusivamente en el turismo y el negocio inmobiliario, tomando como espejo la realidad que se vive hoy en la vecina ciudad de Bariloche.
Subrayó Ojeda que ese modelo es exclusivista y que favorece económicamente a sólo un sector de la sociedad, en tanto que el resto queda relegado a una vida de miseria y marginalidad. La fractura social en la ciudad de los lagos es flagrante, y los asesinatos de tres jóvenes, el año pasado, a manos de la policía de Río Negro son una muestra elocuente de ello.
También centró la atención en el movimiento depredatorio sobre el entorno que significa el avance desmadrado de proyectos turísticos e inmobiliarios, que en Bariloche es muy evidente. “El Bolsón hasta ahora conserva muchos lugares en su estado natural, y esa es una característica apreciada por una clase de turismo que Bariloche ya no satisface.”
En efecto, el proyecto que amenaza a la comunidad de Mallín (proyecto vinculado al megamillonario Joseph Lewis) es “casi calcado al que se quiso implementar en Villa La Angostura”, afirmó Ojeda, en donde la población, advertida de que una villa de élite más que una ayuda a la economía local hubiera significado una competencia a toda La Angostura, lograron impedir que los capitalistas dieran rienda suelta a sus propósitos.
Una mezcla de orgullo y esperanza se difundió entre los presentes cuando la bióloga consideró que era muy probable que la comunidad de Mallín logre antes de lo imaginado vencer frente a los poderes que pretenden avasallar el bienestar del pueblo.
Pasado el momento de las disertaciones, se abrió el micrófono a los asambleístas. Ya eran las 20 y nadie se había movido. Entre los primeros oradores estuvo el presidente del Club Andino Piltriquitrón, quien defendió públicamente el proyecto de construcción de la villa exclusivista. Sus endebles argumentos se deshacían frente a la contundencia de la perspectiva mayoritaria, sobre todo en lo que respecta a la cuestión del agua.
En suma, la noche vino a cerrar una jornada que fue, en su conjunto, una manifestación rotunda de la comunidad de Mallín Ahogado de su determinación de defender, como se leía en el video inicial, “el agua, la tierra, el aire, el fuego y la vida”. Para defender este presente y un futuro distinto y para todos.
Nota relacionada: Los vecinos de Mallín Ahogado se ponen de pie
La jornada, organizada por la Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra, incluía una muestra fotográfica colectiva sobre la vida cotidiana en Mallín, comunidad rural ubicada a unos 6 kilómetros al sur de El Bolsón, imágenes que de alguna manera se constituían en testimonio implícito de toda una cultura que podría desaparecer de permitirse que éste y otros proyectos similares centrados en el lucro prosperen.
Alrededor de las 17.30 se proyectó un video producido por la Asamblea en el que las imágenes se sucedían sin más palabras que la letra de la música de fondo. No hacía falta decir más: ahí, ante los ojos de todos, estaba lo que hay que defender.
Luego comenzó la exposición de Roque Rizza (viejo vecino del paraje), Andrés Dimitriu (investigador de la Universidad Nacional del Comahue), Ernesto Hecker (viejo poblador de la Comarca y uno de los que participó de la decición del actual emplazamiento del centro de esquí Perito Moreno), Valeria Ojeda (docente de la misma universidad), y Alma Tozzini (docente de la UNRN).
Dimitriu insistió en poner en cuestión “el concepto mismo de desarrollo”, la idea peregrina de que el futuro de una región o un país no admiten más opción que la propuesta por las grandes corporaciones, que pretenden llevar a la humanidad a una cultura del consumo como valor supremo. En esta misma idea acordó la antropóloga Alma Tozzini.
Asimismo Dimitriu denunció la inviabilidad de esta lógica, que avanza sobre los recursos naturales de manera irracional y autodestructiva, pues sólo mide la “rentabilidad” en el corto plazo sin tener en cuenta las graves consecuencias que puede acarrear para las poblaciones en particular y para el sistema ecológico en general.
En este sentido ilustró los padecimientos que soportan actualmente amplias regiones de Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil en las que se ha instalado el modelo sojero, una forma de explotar la tierra que, en busca de abultados beneficios inmediatos y a favor de pocas manos, condena por agotamiento y por contaminación los campos.
“Un campo sin campesinos”, como no se cansan de decir los integrantes del Movimiento Nacional Campesino Indígena, un modelo donde el campesino debe ser expulsado para allanar el camino a la rapiña de las grandes corporaciones.
Y es aquí donde el concepto de “soberanía alimentaria” adquiere relieve, y así lo ha destacado Dimitriu, pues implica la autoproducción de alimentos sanos (libres de agrotóxicos y de manipulación genética) y la permanencia de los campesinos en relación armónica con la tierra.
Según el investigador, el proyecto de los poderosos es, precisamente, expulsar la gente de su tierra para confinarlas en las grandes ciudades, esencialmente en los cordones de marginalidad.
Así, el proyecto de construir un enclave de élite donde toda una comunidad campesina tiene sus fuentes de agua, no se desvía de esta lógica de rapiña, pues lisa y llanamente condenaría a los actuales pobladores a irse de sus lugares, abandonando o malvendiendo sus tierras a favor de nuevos “inversores”.
El vecino de Mallín Roque Rizza, a su turno, rememoró los tiempos en que el trabajo mancomunado de la gente hizo realidad la creación de una red de canales para proveer de agua a cada familia del paraje, que prácticamente en su totalidad basa su economía en el trabajo de la tierra.
Conocedor cabal de la zona, don Roque explicaba que la Pampa de Ludden, lugar donde se pretende emplazar la ciudadela para ricos, contiene las nacientes de los dos arroyos principales: el Bartolo y el arroyo del Medio. Asimismo puntualizó que el paraje ya ha conocido graves momentos de sequía debido al uso irresponsable de los cursos naturales de agua.
“El Departamento Provincial del Agua se supone que entre sus fines tiene cuidar el aprovechamiento equitativo del agua –sostuvo-. Antes creía en las instituciones, ahora ya no puedo decir lo mismo.”
Una ovación se hizo dueña del salón de la escuela hogar cuando Rizza manifestó su alegría de volver a ver a la gente de Mallín de pie para defender lo suyo.
La bióloga Valeria Ojeda se explayó sobre los efectos que tiene sobre la sociedad y el medioambiente (dos aspectos que son imposibles de disociar, aclaró) el plan de “desarrollo” basado exclusivamente en el turismo y el negocio inmobiliario, tomando como espejo la realidad que se vive hoy en la vecina ciudad de Bariloche.
Subrayó Ojeda que ese modelo es exclusivista y que favorece económicamente a sólo un sector de la sociedad, en tanto que el resto queda relegado a una vida de miseria y marginalidad. La fractura social en la ciudad de los lagos es flagrante, y los asesinatos de tres jóvenes, el año pasado, a manos de la policía de Río Negro son una muestra elocuente de ello.
También centró la atención en el movimiento depredatorio sobre el entorno que significa el avance desmadrado de proyectos turísticos e inmobiliarios, que en Bariloche es muy evidente. “El Bolsón hasta ahora conserva muchos lugares en su estado natural, y esa es una característica apreciada por una clase de turismo que Bariloche ya no satisface.”
En efecto, el proyecto que amenaza a la comunidad de Mallín (proyecto vinculado al megamillonario Joseph Lewis) es “casi calcado al que se quiso implementar en Villa La Angostura”, afirmó Ojeda, en donde la población, advertida de que una villa de élite más que una ayuda a la economía local hubiera significado una competencia a toda La Angostura, lograron impedir que los capitalistas dieran rienda suelta a sus propósitos.
Una mezcla de orgullo y esperanza se difundió entre los presentes cuando la bióloga consideró que era muy probable que la comunidad de Mallín logre antes de lo imaginado vencer frente a los poderes que pretenden avasallar el bienestar del pueblo.
Pasado el momento de las disertaciones, se abrió el micrófono a los asambleístas. Ya eran las 20 y nadie se había movido. Entre los primeros oradores estuvo el presidente del Club Andino Piltriquitrón, quien defendió públicamente el proyecto de construcción de la villa exclusivista. Sus endebles argumentos se deshacían frente a la contundencia de la perspectiva mayoritaria, sobre todo en lo que respecta a la cuestión del agua.
En suma, la noche vino a cerrar una jornada que fue, en su conjunto, una manifestación rotunda de la comunidad de Mallín Ahogado de su determinación de defender, como se leía en el video inicial, “el agua, la tierra, el aire, el fuego y la vida”. Para defender este presente y un futuro distinto y para todos.
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