Por Luis Colombatto *
El resultado fue aplastante, y el término cuadra más allá del 50% de los votos totales a su favor en el promedio nacional, porque aplastó a los agresores violentos y virulentos, a saber:
1) A las críticas cotidianas e incisivas del sitio web opisantacruz.
2) A la petulancia de Eduardo Duhalde y Mario Das Neves, que pocos días antes advertían que Cristina Fernández ni siquiera tenía posibilidades de competir para una segunda vuelta electoral, que sufría de desvíos mentales, etc., etc. Un modelo más afín con la política norteamericana que con la argentina.
3) A la crónica corrupción radical en la provincia de Río Negro.
4) A la interesada defensa de los pobres y aborígenes excesivamente promocionada en algunos medios web por obra de Pino Solanas.
5) A los medios de difusión gráfica afines con los caudillos provinciales (Chubut principalmente) y a la prensa nacional dirigida por el Grupo Clarín, opositora visceral y diaria, obsesionada por destruir a un gobierno que día a día se aleja cada vez más de la dependencia de los capitales multinacionales.
6) A los sitios web opositores que, creyendo que sus miles de seguidores también eran miles de simpatizantes a sus críticas, apostaron al derrocamiento del modelo kirchnerista en las urnas y se equivocaron radicalmente.
7) A la abanderada de los presagios derrotistas sistemáticos -Elisa Carrió- que por haber hartado al electorado con constantes pronósticos oscuros, si bien en elecciones anteriores había conquistado el 25% de simpatía, ahora caía al despreciable 3,2 % de aceptación nacional.
La presidenta Cristina Elizabeth Fernández viuda de Kirchner ganaba ampliamente las elecciones porque mantenía la actitud de no polemizar con quienes solamente buscaban la pelea mediática, sin propuestas superadoras. "No haga la guerra" había sido el mensaje de un famoso cantante británico décadas antes, que asimiló y puso en práctica Cristina, pero que ignoraron masivamente sus opositores. Los argentinos demostraron que estaban hartos de los beligerantes inconsistentes que hasta se pelearon entre ellos y por ello fueron a la compulsa electoral divididos en numerosas listas separadas.
Ninguno de los violentos superó el 13% de los votos totales: El alfonsinismo hizo campaña repitiendo el estilo amenazante del ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín, ahora asustando al electorado con la inseguridad en la puerta de sus domicilios, y sólo logró el 12.17% de los votos. Duhalde-Das Neves (ex peronistas) terminaron en paridad con 12,16%, el gobernador santafesino Binner apenas supero el 10.2 % y el puntano Rodríguez Saa (justicialista) logró poco más del 7%.
La nota de esa tarde-noche fueron las caras serias y los tonos de voces neutros de los periodistas a sueldo de la televisión a cargo del Grupo Clarín. La realidad les había anulado la posibilidad de criticar a Cristina pues estaba siendo respaldada por el pueblo que consumía (vacunado) la pestilencia cotidiana.
* DNI 12.474.450
Nota relacionada: Elecciones primarias: el oficialismo saca el 50% de los votos
El resultado fue aplastante, y el término cuadra más allá del 50% de los votos totales a su favor en el promedio nacional, porque aplastó a los agresores violentos y virulentos, a saber:
1) A las críticas cotidianas e incisivas del sitio web opisantacruz.
2) A la petulancia de Eduardo Duhalde y Mario Das Neves, que pocos días antes advertían que Cristina Fernández ni siquiera tenía posibilidades de competir para una segunda vuelta electoral, que sufría de desvíos mentales, etc., etc. Un modelo más afín con la política norteamericana que con la argentina.
3) A la crónica corrupción radical en la provincia de Río Negro.
4) A la interesada defensa de los pobres y aborígenes excesivamente promocionada en algunos medios web por obra de Pino Solanas.
5) A los medios de difusión gráfica afines con los caudillos provinciales (Chubut principalmente) y a la prensa nacional dirigida por el Grupo Clarín, opositora visceral y diaria, obsesionada por destruir a un gobierno que día a día se aleja cada vez más de la dependencia de los capitales multinacionales.
6) A los sitios web opositores que, creyendo que sus miles de seguidores también eran miles de simpatizantes a sus críticas, apostaron al derrocamiento del modelo kirchnerista en las urnas y se equivocaron radicalmente.
7) A la abanderada de los presagios derrotistas sistemáticos -Elisa Carrió- que por haber hartado al electorado con constantes pronósticos oscuros, si bien en elecciones anteriores había conquistado el 25% de simpatía, ahora caía al despreciable 3,2 % de aceptación nacional.
La presidenta Cristina Elizabeth Fernández viuda de Kirchner ganaba ampliamente las elecciones porque mantenía la actitud de no polemizar con quienes solamente buscaban la pelea mediática, sin propuestas superadoras. "No haga la guerra" había sido el mensaje de un famoso cantante británico décadas antes, que asimiló y puso en práctica Cristina, pero que ignoraron masivamente sus opositores. Los argentinos demostraron que estaban hartos de los beligerantes inconsistentes que hasta se pelearon entre ellos y por ello fueron a la compulsa electoral divididos en numerosas listas separadas.
Ninguno de los violentos superó el 13% de los votos totales: El alfonsinismo hizo campaña repitiendo el estilo amenazante del ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín, ahora asustando al electorado con la inseguridad en la puerta de sus domicilios, y sólo logró el 12.17% de los votos. Duhalde-Das Neves (ex peronistas) terminaron en paridad con 12,16%, el gobernador santafesino Binner apenas supero el 10.2 % y el puntano Rodríguez Saa (justicialista) logró poco más del 7%.
La nota de esa tarde-noche fueron las caras serias y los tonos de voces neutros de los periodistas a sueldo de la televisión a cargo del Grupo Clarín. La realidad les había anulado la posibilidad de criticar a Cristina pues estaba siendo respaldada por el pueblo que consumía (vacunado) la pestilencia cotidiana.
* DNI 12.474.450
Nota relacionada: Elecciones primarias: el oficialismo saca el 50% de los votos
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