Por Mónica Baeza
La publicación de poesía y arte visual “Peces del Desierto presentó” la edición N° 9. La plaqueta de distribución libre y gratuita se dio a conocer públicamente el sábado pasado en la Asociación Portuguesa, de Comodoro Rivadavia.
Los poetas editados en este número fueron Bruno Di Benedetto, de Puerto Madryn; Maritza Kusanovic, de Río Gallegos; Marina Pacheco, de Puerto Deseado: y Pablo Soto, de Comodoro Rivadavia. Compartieron la lectura de poemas éditos e inéditos con una actividad que contó con un importante marco de público. En un intercambio con el público se refirieron a su concepción de la poesía. Este día también se presentaron cortos audiovisuales de producción local, realizados y seleccionados por Mónica Baeza, Andrea Gómez, Federico Merbaldh, Miguel Becerra y Romina Santos. El trío de jazz “Lúdico” abrió la actividad que se convirtió en una verdadera celebración de la palabra. Cabe destacar que el Nº 9 fue ilustrado por: Agustín Huberty, César Barrientos, Emiliano Gunckel, Julieta Laztra, Alejandra Ferrada y Marisa Eylenstein.
En el marco de la propuesta de divulgación Di Benedetto dictó un del taller para escritores, entre el 26 y 27 de agosto, bajo la modalidad de un colectivo de crítica. En ese ámbito, se reflexionó, entre otros temas, sobre los rasgos de la literatura patagónica, además se llegaron a algunas conclusiones sobre el encuentro de poetas que propicia Peces del Desierto y otras experiencias literarias y culturales que se llevaron a cabo en la región.
Escribir desde el borde
En este ámbito Maritza Kusanovic se refirió a la existencia de una poesía patagónica y sus particularidades. Al respecto sostuvo que: “Creo que existe una literatura patagónica y una poesía patagónica, en un sentido geográfico, quiero decir en relación con las diferentes posibilidades respecto a los grandes centros editoriales, de promoción y de distribución de la literatura. En ese sentido, creo que existe la literatura patagónica. No tanto porque exista una semejanza en el estilo, las forma o contenidos, sino porque se comparten problemáticas que vienen a significar el trabajo que hacemos desde acá”. Luego se refirió a la referencia a la distancia de los centros, y las posibilidades que tienen los escritores para editar, para distribuir e incluso para trasladarse espacialmente. “La Patagonia es muy extensa y es difícil y caro moverse y encontrarse con los pares. Para mí esto es una diferencia, entonces nosotros encontramos otras formas de acercarnos, de influenciarnos y de conocernos. Mucha poesía patagónica tiene una intensidad en la expresión, una profundidad que en lectores y oyentes resuena provocativa, la expresión de una fiereza y de una fuerza grande”. También, y en relación al actual auge de un sentido más político en la poesía, y un resurgimiento de la poesía social, la escritora, consideró que: “la poesía patagónica muestra una fuerza y un impulso especial en sus propuestas”.
Crecer al abrigo del instinto
Sobre la literatura patagónica, Bruno Di Benedetto señaló que: “deberíamos hablar de literatura hecha en Patagonia. Y la literatura hecha en Patagonia responde a la composición social de la Patagonia. Si hablamos de literatura o poesía hecha en Patagonia reconocemos que compartimos una serie de problemáticas y características comunes que tienen que ver con lo paraliterario también”. Luego agregó que: “creo que somos una especie de marsupiales australianos. El hecho de que nos hayamos aislado de las grandes corrientes imperantes en los centros fue positivo porque generó una poesía muy rica, quizás más rica que la que se está haciendo en los centros”. Para Di Benedetto, en Patagonia los escritores crecieron siguiendo el “instinto”. “Nuestros propios errores, menos epigonales. El hecho de las distancias ha hecho que nos esforcemos mucho por encontrarnos, y esto generó una marca, que se ve en la calidad de nuestros encuentros en Patagonia. Acá son grandes los esfuerzos organizativos, y esto le dio una impronta a la sociedad poética patagónica. Nuestros poetas, por ejemplo, no abolieron lo emocional y la búsqueda del lenguaje propio, esta podría ser otra marca de la identidad en la literatura patagónica”.
Nota relacionada: Presentan el 9no número de "Peces del desierto"
La publicación de poesía y arte visual “Peces del Desierto presentó” la edición N° 9. La plaqueta de distribución libre y gratuita se dio a conocer públicamente el sábado pasado en la Asociación Portuguesa, de Comodoro Rivadavia.
Los poetas editados en este número fueron Bruno Di Benedetto, de Puerto Madryn; Maritza Kusanovic, de Río Gallegos; Marina Pacheco, de Puerto Deseado: y Pablo Soto, de Comodoro Rivadavia. Compartieron la lectura de poemas éditos e inéditos con una actividad que contó con un importante marco de público. En un intercambio con el público se refirieron a su concepción de la poesía. Este día también se presentaron cortos audiovisuales de producción local, realizados y seleccionados por Mónica Baeza, Andrea Gómez, Federico Merbaldh, Miguel Becerra y Romina Santos. El trío de jazz “Lúdico” abrió la actividad que se convirtió en una verdadera celebración de la palabra. Cabe destacar que el Nº 9 fue ilustrado por: Agustín Huberty, César Barrientos, Emiliano Gunckel, Julieta Laztra, Alejandra Ferrada y Marisa Eylenstein.
En el marco de la propuesta de divulgación Di Benedetto dictó un del taller para escritores, entre el 26 y 27 de agosto, bajo la modalidad de un colectivo de crítica. En ese ámbito, se reflexionó, entre otros temas, sobre los rasgos de la literatura patagónica, además se llegaron a algunas conclusiones sobre el encuentro de poetas que propicia Peces del Desierto y otras experiencias literarias y culturales que se llevaron a cabo en la región.
Escribir desde el borde
En este ámbito Maritza Kusanovic se refirió a la existencia de una poesía patagónica y sus particularidades. Al respecto sostuvo que: “Creo que existe una literatura patagónica y una poesía patagónica, en un sentido geográfico, quiero decir en relación con las diferentes posibilidades respecto a los grandes centros editoriales, de promoción y de distribución de la literatura. En ese sentido, creo que existe la literatura patagónica. No tanto porque exista una semejanza en el estilo, las forma o contenidos, sino porque se comparten problemáticas que vienen a significar el trabajo que hacemos desde acá”. Luego se refirió a la referencia a la distancia de los centros, y las posibilidades que tienen los escritores para editar, para distribuir e incluso para trasladarse espacialmente. “La Patagonia es muy extensa y es difícil y caro moverse y encontrarse con los pares. Para mí esto es una diferencia, entonces nosotros encontramos otras formas de acercarnos, de influenciarnos y de conocernos. Mucha poesía patagónica tiene una intensidad en la expresión, una profundidad que en lectores y oyentes resuena provocativa, la expresión de una fiereza y de una fuerza grande”. También, y en relación al actual auge de un sentido más político en la poesía, y un resurgimiento de la poesía social, la escritora, consideró que: “la poesía patagónica muestra una fuerza y un impulso especial en sus propuestas”.
Crecer al abrigo del instinto
Sobre la literatura patagónica, Bruno Di Benedetto señaló que: “deberíamos hablar de literatura hecha en Patagonia. Y la literatura hecha en Patagonia responde a la composición social de la Patagonia. Si hablamos de literatura o poesía hecha en Patagonia reconocemos que compartimos una serie de problemáticas y características comunes que tienen que ver con lo paraliterario también”. Luego agregó que: “creo que somos una especie de marsupiales australianos. El hecho de que nos hayamos aislado de las grandes corrientes imperantes en los centros fue positivo porque generó una poesía muy rica, quizás más rica que la que se está haciendo en los centros”. Para Di Benedetto, en Patagonia los escritores crecieron siguiendo el “instinto”. “Nuestros propios errores, menos epigonales. El hecho de las distancias ha hecho que nos esforcemos mucho por encontrarnos, y esto generó una marca, que se ve en la calidad de nuestros encuentros en Patagonia. Acá son grandes los esfuerzos organizativos, y esto le dio una impronta a la sociedad poética patagónica. Nuestros poetas, por ejemplo, no abolieron lo emocional y la búsqueda del lenguaje propio, esta podría ser otra marca de la identidad en la literatura patagónica”.
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