Por José Hernán Díaz Varela *
El próximo fin de semana se llevará a cabo en Trevelin el 7mo Congreso Provincial de Educación. La organización había previsto la asistencia de unas 700 personas para este encuentro. Las inscripciones para asistir al mismo se recibían de dos modos: on line a través de la página del congreso www.chubut.edu.ar/congreso o vía telefónica a un número fijo con característica de la costa.
La fecha inicial de inscripción se postergó y quedó fijada, finalmente, para el día sábado 20 de agosto, a partir de las 8 de la mañana, y se extendía hipotéticamente hasta el domingo 4 de septiembre.
Pues bien, ese sábado, a las 8 y 20 de la mañana, intenté inscribirme en el Congreso; para mi sorpresa, un cartelito en rojo me indicaba que ya no había lugar, y que se habían completado los cupos en todos los talleres (había que inscribirse obligatoriamente en dos del total de la oferta).
Ante esta situación busqué en la página web el número telefónico de contacto y, luego de casi dos horas de marcarlo ininterrumpidamente, logré comunicarme con gente de la organización quiénes me confirmaron que, efectivamente, a partir de la apertura de la inscripción se habían completado en algo más de 20 minutos, vía on line, los 700 cupos previstos para el Congreso.
Más allá de la interesante oferta de talleres y conferencistas, me resultó –y me sigue resultando- increíble que un Congreso provincial convocara en menos de media hora, vía internet, al 6 por ciento del total de los docentes de toda la provincia, un día sábado a las 8 de la mañana. Conozco algo del tema y sé lo fácil que es ingresar listas pre-armadas. Esta opinión personal resultó ser compartida por muchos, muchísimos colegas de Trevelin y Esquel que se quedaron con la ñata contra el vidrio, como anfitriones pero mirando desde afuera.
Pero aún concediendo una masiva vocación participativa, cabe hacerse algunas preguntas:
¿Quiénes pudieron inscribirse rápidamente? Aquellos que tienen una eficiente conexión a Internet. Es decir, mayormente, las ciudades de la costa. En Trevelin el mejor servicio de Internet disponible es una conexión inalámbrica de 128 Kb. Recién ahora Telefónica está ofreciendo banda ancha, pero sólo en un reducido radio urbano del pueblo.
¿Quiénes quedaron afuera? Aquellos que, buenamente y a su costo, llamaron desde sus pueblos a un teléfono fijo mientras que, en el lapso de duración de su llamada, ingresaban cientos de inscripciones on line, saturando los cupos de los talleres y obturando la posibilidad de participación de quienes no contaban con esta “conectividad”, como se dice ahora.
En definitiva, las amables interlocutoras de la organización del Congreso me anotaron como “condicional”, y unos días después me confirmaron la inscripción en un taller de emprendedores armado a último momento para los lerdos como yo, que no tipeamos con suficiente velocidad la inscripción original. En estas condiciones, evidentemente no me quedaba más remedio que aceptar aunque fuera un taller de origami.
Cabe señalar que en la página del Congreso se advierte “que en las ediciones anteriores más de un 30% de inscriptos no concurrieron, dejando afuera a muchos interesados”, exhortando a “realizar una inscripción responsable”. Pues bien, los docentes del año pasado somos prácticamente los mismos que los de este año y, francamente, creo que podría preverse un porcentaje similar de ausencias.
Asimismo, es evidente que se deberá revisar, para el próximo Congreso, la modalidad de inscripción asignando, por ejemplo, cupos por zonas de la provincia, para emparejar con una organización racional las desiguales posibilidades de acceso a una conectividad que, evidentemente, todavía no llegó a todos.
* Profesor en Lengua y Comunicación Oral y Escrita
Colegio n° 740 - Trevelin
DNI 17.536.512
El próximo fin de semana se llevará a cabo en Trevelin el 7mo Congreso Provincial de Educación. La organización había previsto la asistencia de unas 700 personas para este encuentro. Las inscripciones para asistir al mismo se recibían de dos modos: on line a través de la página del congreso www.chubut.edu.ar/congreso o vía telefónica a un número fijo con característica de la costa.
La fecha inicial de inscripción se postergó y quedó fijada, finalmente, para el día sábado 20 de agosto, a partir de las 8 de la mañana, y se extendía hipotéticamente hasta el domingo 4 de septiembre.
Pues bien, ese sábado, a las 8 y 20 de la mañana, intenté inscribirme en el Congreso; para mi sorpresa, un cartelito en rojo me indicaba que ya no había lugar, y que se habían completado los cupos en todos los talleres (había que inscribirse obligatoriamente en dos del total de la oferta).
Ante esta situación busqué en la página web el número telefónico de contacto y, luego de casi dos horas de marcarlo ininterrumpidamente, logré comunicarme con gente de la organización quiénes me confirmaron que, efectivamente, a partir de la apertura de la inscripción se habían completado en algo más de 20 minutos, vía on line, los 700 cupos previstos para el Congreso.
Más allá de la interesante oferta de talleres y conferencistas, me resultó –y me sigue resultando- increíble que un Congreso provincial convocara en menos de media hora, vía internet, al 6 por ciento del total de los docentes de toda la provincia, un día sábado a las 8 de la mañana. Conozco algo del tema y sé lo fácil que es ingresar listas pre-armadas. Esta opinión personal resultó ser compartida por muchos, muchísimos colegas de Trevelin y Esquel que se quedaron con la ñata contra el vidrio, como anfitriones pero mirando desde afuera.
Pero aún concediendo una masiva vocación participativa, cabe hacerse algunas preguntas:
¿Quiénes pudieron inscribirse rápidamente? Aquellos que tienen una eficiente conexión a Internet. Es decir, mayormente, las ciudades de la costa. En Trevelin el mejor servicio de Internet disponible es una conexión inalámbrica de 128 Kb. Recién ahora Telefónica está ofreciendo banda ancha, pero sólo en un reducido radio urbano del pueblo.
¿Quiénes quedaron afuera? Aquellos que, buenamente y a su costo, llamaron desde sus pueblos a un teléfono fijo mientras que, en el lapso de duración de su llamada, ingresaban cientos de inscripciones on line, saturando los cupos de los talleres y obturando la posibilidad de participación de quienes no contaban con esta “conectividad”, como se dice ahora.
En definitiva, las amables interlocutoras de la organización del Congreso me anotaron como “condicional”, y unos días después me confirmaron la inscripción en un taller de emprendedores armado a último momento para los lerdos como yo, que no tipeamos con suficiente velocidad la inscripción original. En estas condiciones, evidentemente no me quedaba más remedio que aceptar aunque fuera un taller de origami.
Cabe señalar que en la página del Congreso se advierte “que en las ediciones anteriores más de un 30% de inscriptos no concurrieron, dejando afuera a muchos interesados”, exhortando a “realizar una inscripción responsable”. Pues bien, los docentes del año pasado somos prácticamente los mismos que los de este año y, francamente, creo que podría preverse un porcentaje similar de ausencias.
Asimismo, es evidente que se deberá revisar, para el próximo Congreso, la modalidad de inscripción asignando, por ejemplo, cupos por zonas de la provincia, para emparejar con una organización racional las desiguales posibilidades de acceso a una conectividad que, evidentemente, todavía no llegó a todos.
* Profesor en Lengua y Comunicación Oral y Escrita
Colegio n° 740 - Trevelin
DNI 17.536.512
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