Por Fernando Urbano *
Todos los países del mundo tienen mecanismos para proteger a las personas o familias que se encuentren en situación de vulnerabilidad nutricional extrema. En nuestra provincia, pretendiendo alcanzar tal objetivo, se lleva a cabo desde el año 2.005, el Programa Tarjeta Social (autodenominada por el gobierno tarjeta “dignidad”??) que es un sistema de ayuda económica, para la adquisición de alimentos, a través de una tarjeta magnética, la cual es cargada en forma mensual para cada beneficiario.
Actualmente se entrega un monto fijo mensual de doscientos pesos (200$) para cada núcleo familiar, sin importar si el mismo está constituido por una, cinco, diez o más personas, lo que hace que este sistema sea enormemente inequitativo e injusto, obviamente tampoco se tiene en cuenta si con dicho monto se cubren las necesidades nutricionales, ya que jamás se ha realizado algún estudio epidemiológico o encuesta alimentaria. Tampoco se hacen seguimientos para la determinación de los casos que hayan mejorado su situación económica y de esta forma caducarles el beneficio otorgado, por lo tanto en lugar de ser temporario, el Programa se ha tornado permanente.
Las altas y bajas de las Tarjetas Sociales implementadas se encuentran reguladas por el Decreto 1460/05, pudiendo observarse que los requisitos enumerados en el anexo I, son bastantes flexibles, permitiendo el otorgamiento de dicho beneficio a personas que posean otros ingresos estables (hasta cierto monto), vivienda propia y hasta un automóvil, entre otros aspectos.
En el anexo II enumera los criterios de priorización para el otorgamiento indicándose que deben tratarse en este caso de grupos familiares de escasos recursos, sin ningún tipo de ingreso estable ni cobertura social, que tengan hijos menores de 18 años a cargo o que tengan uno o más convivientes que sean discapacitados.
La realidad nos hace ver que la mayor parte de los 13.351 beneficiarios actuales, se encuentran casi en forma vitalicia dentro de lo estipulado en el anexo I, quienes a su vez la mayoría no lo necesitan y sólo sirven para alimentar el clientelismo del gobierno y que por otro lado existe un grupo numeroso de familias indigentes con un alto grado de vulnerabilidad nutricional, que, a pesar de estar encuadradas dentro de las exigencias establecidas como prioritarias en el anexo II, no se la incluye en el Programa aduciendo que ya tienen el cupo completo.
El Programa surgió con el objetivo de atender las necesidades nutricionales de las familias indigentes, por esa razón es obvio que los 200$ otorgados son insuficientes y por lo tanto se debería suponer que en el seno de estas familias algunos o todos sus integrantes se encuentran padeciendo algún déficit nutricional, sin embargo desde el mismo Programa no surge que deba investigarse este aspecto, ni las condiciones de vida de los beneficiarios, con lo cual se está perpetuando la situación de indigencia.
Para concluir, no tengo dudas que debería examinarse el padrón de beneficiados del Programa Tarjetas Sociales, dándoles de baja a aquellos que no lo necesitan (casi la totalidad) y al mismo tiempo adecuar la ayuda a las necesidades nutricionales de cada familia indigente.
* Diputado provincial
Todos los países del mundo tienen mecanismos para proteger a las personas o familias que se encuentren en situación de vulnerabilidad nutricional extrema. En nuestra provincia, pretendiendo alcanzar tal objetivo, se lleva a cabo desde el año 2.005, el Programa Tarjeta Social (autodenominada por el gobierno tarjeta “dignidad”??) que es un sistema de ayuda económica, para la adquisición de alimentos, a través de una tarjeta magnética, la cual es cargada en forma mensual para cada beneficiario.
Actualmente se entrega un monto fijo mensual de doscientos pesos (200$) para cada núcleo familiar, sin importar si el mismo está constituido por una, cinco, diez o más personas, lo que hace que este sistema sea enormemente inequitativo e injusto, obviamente tampoco se tiene en cuenta si con dicho monto se cubren las necesidades nutricionales, ya que jamás se ha realizado algún estudio epidemiológico o encuesta alimentaria. Tampoco se hacen seguimientos para la determinación de los casos que hayan mejorado su situación económica y de esta forma caducarles el beneficio otorgado, por lo tanto en lugar de ser temporario, el Programa se ha tornado permanente.
Las altas y bajas de las Tarjetas Sociales implementadas se encuentran reguladas por el Decreto 1460/05, pudiendo observarse que los requisitos enumerados en el anexo I, son bastantes flexibles, permitiendo el otorgamiento de dicho beneficio a personas que posean otros ingresos estables (hasta cierto monto), vivienda propia y hasta un automóvil, entre otros aspectos.
En el anexo II enumera los criterios de priorización para el otorgamiento indicándose que deben tratarse en este caso de grupos familiares de escasos recursos, sin ningún tipo de ingreso estable ni cobertura social, que tengan hijos menores de 18 años a cargo o que tengan uno o más convivientes que sean discapacitados.
La realidad nos hace ver que la mayor parte de los 13.351 beneficiarios actuales, se encuentran casi en forma vitalicia dentro de lo estipulado en el anexo I, quienes a su vez la mayoría no lo necesitan y sólo sirven para alimentar el clientelismo del gobierno y que por otro lado existe un grupo numeroso de familias indigentes con un alto grado de vulnerabilidad nutricional, que, a pesar de estar encuadradas dentro de las exigencias establecidas como prioritarias en el anexo II, no se la incluye en el Programa aduciendo que ya tienen el cupo completo.
El Programa surgió con el objetivo de atender las necesidades nutricionales de las familias indigentes, por esa razón es obvio que los 200$ otorgados son insuficientes y por lo tanto se debería suponer que en el seno de estas familias algunos o todos sus integrantes se encuentran padeciendo algún déficit nutricional, sin embargo desde el mismo Programa no surge que deba investigarse este aspecto, ni las condiciones de vida de los beneficiarios, con lo cual se está perpetuando la situación de indigencia.
Para concluir, no tengo dudas que debería examinarse el padrón de beneficiados del Programa Tarjetas Sociales, dándoles de baja a aquellos que no lo necesitan (casi la totalidad) y al mismo tiempo adecuar la ayuda a las necesidades nutricionales de cada familia indigente.
* Diputado provincial
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario