Por Luis Colombatto *
Todos queremos opinar luego del triunfo notable del Cristinismo.
Los éxitos resonantes marean a las personas. Lo dice la Historia y el ejemplo más resonante fue Napoleón Bonaparte que en la plenitud de su poder se autocoronó emperador.
Estos desvíos ocurren cuando las personas alcanzan sus objetivos de máxima y dejan de tener competidores y autoridades superiores que puedan censurarlas y/o darles órdenes. Llegados a este punto comienzan a cometer todo tipo de errores y desvíos e inexorablemente inician su caída.
Un caso actual, acotado a Chubut, es la megalomanía de Mario Das Neves, quien desde hace algo más de un año fue perdiendo a muchos de sus colaboradores porque se había vuelto "insoportable" y ahora su valor político es insostenible.
En estos tiempos, el mundo está tan enmarañado que nadie puede ostentar autoridad plena por encima del resto, y si bien algunos no tienen patrones, es indudable que necesitan negociar con numerosos socios, porque ya no existen países-islas y menos aún gobiernos-islas.
Además de estas definiciones de actualidad, en Argentina tenemos una presidenta que –ella primero y su séquito luego- "no se la cree", o sea que ni raya en la petulancia ni acepta abrirle la puerta a la megalomanía. Tampoco puede. Ni ella, ni su séquito, ni este gobierno.
Ocurre que el bloque UNASUR manda en sociedad, con ideología clara y objetivos a largo plazo.
Estos acuerdos societarios condicionan a sus miembros más involucrados, anulándoles ínfulas de poder superior y más aún: exigiéndoles la profundización del "modelo" para así avanzar tanto fronteras adentro de este subcontinente como hacia el resto del planeta.
Los socios ya se conocen (no hay necesidad de "aceitar" relaciones) y se apoyan mutuamente, de allí que el triunfo del 23 de octubre también es un triunfo de la UNASUR , sin expansión, como sí ocurrió en Perú con la llegada de Ollanta Humala.
Aceptada esta realidad político-geográfica, la reelección indefinida, que invariablemente se considerará en nuestro país dentro de tres años, no es una locura ni es soberbia del Cristinismo, sino una necesidad de UNASUR para cada uno de los presidentes más comprometidos (Mujica, Lugo, Morales, Correa, Chávez y Cristina Fernández), a diferencia de Brasil donde pueden jugar entre Rousseff y Lula.
Sabíamos de la existencia de los supragobiernos OTAN, FMI, Banco Mundial, Unión Europea, etc., pero el ciudadano común aún ignora del supragobierno UNASUR, tan desestabilizador para los mandantes tradicionales como lo están siendo los Siete Tigres Asiáticos.
Todos deberíamos estar atentos a lo que viene ocurriendo en el planeta, al margen de los enfrentamientos armados (estos están en segundo orden de importancia) porque nunca en la Historia de la Humanidad se había dado esta construcción de poder estratégico.
Gocemos el presente porque estamos presenciando la parición de una nueva era, y la consolidación del Cristinismo sólo es un movimiento más del alumbramiento que, para comprenderlo, necesitamos mirar por encima de la Casa Rosada.
En esta mega política, la oposición societaria (Duhalde, Lilita, etc.) es tan dependiente y antinacional como el Concejo Nacional de Transición en Libia, y por lo menos en nuestro país se han acercado peligrosamente a la boquilla del embudo. Es mi humilde análisis, sólo con los datos que vierte la prensa.
* Creador de la enciclopedia patagónica Patapedia.com.ar
Nota relacionada: Unasur: Reelección de Cristina Fernández fortalece integración en la región
Todos queremos opinar luego del triunfo notable del Cristinismo.
Los éxitos resonantes marean a las personas. Lo dice la Historia y el ejemplo más resonante fue Napoleón Bonaparte que en la plenitud de su poder se autocoronó emperador.
Estos desvíos ocurren cuando las personas alcanzan sus objetivos de máxima y dejan de tener competidores y autoridades superiores que puedan censurarlas y/o darles órdenes. Llegados a este punto comienzan a cometer todo tipo de errores y desvíos e inexorablemente inician su caída.
Un caso actual, acotado a Chubut, es la megalomanía de Mario Das Neves, quien desde hace algo más de un año fue perdiendo a muchos de sus colaboradores porque se había vuelto "insoportable" y ahora su valor político es insostenible.
En estos tiempos, el mundo está tan enmarañado que nadie puede ostentar autoridad plena por encima del resto, y si bien algunos no tienen patrones, es indudable que necesitan negociar con numerosos socios, porque ya no existen países-islas y menos aún gobiernos-islas.
Además de estas definiciones de actualidad, en Argentina tenemos una presidenta que –ella primero y su séquito luego- "no se la cree", o sea que ni raya en la petulancia ni acepta abrirle la puerta a la megalomanía. Tampoco puede. Ni ella, ni su séquito, ni este gobierno.
Ocurre que el bloque UNASUR manda en sociedad, con ideología clara y objetivos a largo plazo.
Estos acuerdos societarios condicionan a sus miembros más involucrados, anulándoles ínfulas de poder superior y más aún: exigiéndoles la profundización del "modelo" para así avanzar tanto fronteras adentro de este subcontinente como hacia el resto del planeta.
Los socios ya se conocen (no hay necesidad de "aceitar" relaciones) y se apoyan mutuamente, de allí que el triunfo del 23 de octubre también es un triunfo de la UNASUR , sin expansión, como sí ocurrió en Perú con la llegada de Ollanta Humala.
Aceptada esta realidad político-geográfica, la reelección indefinida, que invariablemente se considerará en nuestro país dentro de tres años, no es una locura ni es soberbia del Cristinismo, sino una necesidad de UNASUR para cada uno de los presidentes más comprometidos (Mujica, Lugo, Morales, Correa, Chávez y Cristina Fernández), a diferencia de Brasil donde pueden jugar entre Rousseff y Lula.
Sabíamos de la existencia de los supragobiernos OTAN, FMI, Banco Mundial, Unión Europea, etc., pero el ciudadano común aún ignora del supragobierno UNASUR, tan desestabilizador para los mandantes tradicionales como lo están siendo los Siete Tigres Asiáticos.
Todos deberíamos estar atentos a lo que viene ocurriendo en el planeta, al margen de los enfrentamientos armados (estos están en segundo orden de importancia) porque nunca en la Historia de la Humanidad se había dado esta construcción de poder estratégico.
Gocemos el presente porque estamos presenciando la parición de una nueva era, y la consolidación del Cristinismo sólo es un movimiento más del alumbramiento que, para comprenderlo, necesitamos mirar por encima de la Casa Rosada.
En esta mega política, la oposición societaria (Duhalde, Lilita, etc.) es tan dependiente y antinacional como el Concejo Nacional de Transición en Libia, y por lo menos en nuestro país se han acercado peligrosamente a la boquilla del embudo. Es mi humilde análisis, sólo con los datos que vierte la prensa.
* Creador de la enciclopedia patagónica Patapedia.com.ar
Nota relacionada: Unasur: Reelección de Cristina Fernández fortalece integración en la región
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario