Por Espacio Docente en la Lila
“Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez
y que dos y dos son tres”. M. E. W.
“Me cago en el Estatuto” Santiago Goodman, Sec. Gremial ATECh
Cuando un frente como el Lila -que se sostiene a fuerza de convicciones y voluntades de sus integrantes- se presenta a elecciones en oposición a la lista del oficialismo –que utiliza la estructura del sindicato y su “amistad” con el gobierno-, se sabe que no será una contienda fácil. Por eso celebramos haber podido presentarnos por primera vez en las 6 regionales, que haya aumentado el número de afiliadxs y la cantidad de compañerxs que votaron a la lila y, en el caso de la Regional Este, que el 50% de nuestrxs votantes hayan participado activamente de la campaña y las elecciones.
Ahora bien, lo que vivimos/vimos desde el 24 de noviembre hasta la fecha no puede calificarse de otra manera que de grotesco. La Junta Ejecutiva Provincial compuesta mayoritariamente por el oficialismo (Mónica Melo, Virginia Raverta y Gabriel Mendoza) son un ejemplo de lo que no hay que hacer. Desconocieron el estatuto (que es cuestionable pero es el que hay, en todo caso debe modificarse mediante congreso), la ley de Asociaciones Sindicales y el Código Electoral Nacional. Leyes con las que se puede o no acordar pero que son fundamentales para que, en una elección, la “reglas de juego” sean parejas para todo/as.
Por ejemplo: se incluyeron en la Regional Este localidades que pertenece a la Noreste, violando así el principio de representatividad (o sea votaron a congresales que no pueden representarlxs); se validaron urnas en las que no se habían hecho los escrutinios provisorios, avasallando la autoridad de los miembros de esas mesas y poniendo en duda la confiabilidad de los datos al no poder ser comprobados por ningún fiscal; por errores de la misma Junta y sin consultar a los apoderados de las Listas se permitió votar en algunas localidades una semana después; se abrieron urnas que llegaron 20 días después, se levantaron y se fueron sin mediar palabra en dos de las jornadas del escrutinio definitivo; se negó documentación al apoderado de la Lista Lila y podríamos seguir enumerando.
A pesar de todas estas increíbles y alucinantes maniobras, el congreso de los próximos dos años será más lila que el anterior (13 congresales por la Lista Lila y 19 por la Verde). Lo que representa un crecimiento de nuestra propuesta y una mayor posibilidad de informar y denunciar las acciones y omisiones de la conducción de nuestro sindicato.
El desconocimiento de las normas, la arbitrariedad de las decisiones y la corrupción que tiñó todo el proceso eleccionario serán denunciadas en los espacios correspondientes internos al sindicato y los organismos veedores de la actividad gremial (Ministerio de Trabajo). Si esto no constituyó un liso y llano fraude fue gracias a la labor de los apoderados y la minoría de la Junta que denunció e impugnó lo enumerado más arriba y otras arbitrariedades que pudimos frenar.
Esta situación puede llevar al desánimo o al descreimiento hacia un sindicato cuya conducción cree que por serlo puede hacer lo que le venga en gana. Pero tengamosló bien claro: los sindicatos son lo que lxs trabajadorxs hacen de ellos. Por eso, este buen resultado de una lista opositora –como hace años no tenía la ATECh- debe alentarnos a todxs lxs trabajadorxs de la educación a estar atentxs, participar y ser parte de esta transformación que está en marcha para refundar un sindicato pluralista, activo, democrático y que sepa conquistar nuestros derechos.
Nota relacionada: “La Lila: una alternativa sindical ‘crece desde el pie’”
“Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez
y que dos y dos son tres”. M. E. W.
“Me cago en el Estatuto” Santiago Goodman, Sec. Gremial ATECh
Cuando un frente como el Lila -que se sostiene a fuerza de convicciones y voluntades de sus integrantes- se presenta a elecciones en oposición a la lista del oficialismo –que utiliza la estructura del sindicato y su “amistad” con el gobierno-, se sabe que no será una contienda fácil. Por eso celebramos haber podido presentarnos por primera vez en las 6 regionales, que haya aumentado el número de afiliadxs y la cantidad de compañerxs que votaron a la lila y, en el caso de la Regional Este, que el 50% de nuestrxs votantes hayan participado activamente de la campaña y las elecciones.
Ahora bien, lo que vivimos/vimos desde el 24 de noviembre hasta la fecha no puede calificarse de otra manera que de grotesco. La Junta Ejecutiva Provincial compuesta mayoritariamente por el oficialismo (Mónica Melo, Virginia Raverta y Gabriel Mendoza) son un ejemplo de lo que no hay que hacer. Desconocieron el estatuto (que es cuestionable pero es el que hay, en todo caso debe modificarse mediante congreso), la ley de Asociaciones Sindicales y el Código Electoral Nacional. Leyes con las que se puede o no acordar pero que son fundamentales para que, en una elección, la “reglas de juego” sean parejas para todo/as.
Por ejemplo: se incluyeron en la Regional Este localidades que pertenece a la Noreste, violando así el principio de representatividad (o sea votaron a congresales que no pueden representarlxs); se validaron urnas en las que no se habían hecho los escrutinios provisorios, avasallando la autoridad de los miembros de esas mesas y poniendo en duda la confiabilidad de los datos al no poder ser comprobados por ningún fiscal; por errores de la misma Junta y sin consultar a los apoderados de las Listas se permitió votar en algunas localidades una semana después; se abrieron urnas que llegaron 20 días después, se levantaron y se fueron sin mediar palabra en dos de las jornadas del escrutinio definitivo; se negó documentación al apoderado de la Lista Lila y podríamos seguir enumerando.
A pesar de todas estas increíbles y alucinantes maniobras, el congreso de los próximos dos años será más lila que el anterior (13 congresales por la Lista Lila y 19 por la Verde). Lo que representa un crecimiento de nuestra propuesta y una mayor posibilidad de informar y denunciar las acciones y omisiones de la conducción de nuestro sindicato.
El desconocimiento de las normas, la arbitrariedad de las decisiones y la corrupción que tiñó todo el proceso eleccionario serán denunciadas en los espacios correspondientes internos al sindicato y los organismos veedores de la actividad gremial (Ministerio de Trabajo). Si esto no constituyó un liso y llano fraude fue gracias a la labor de los apoderados y la minoría de la Junta que denunció e impugnó lo enumerado más arriba y otras arbitrariedades que pudimos frenar.
Esta situación puede llevar al desánimo o al descreimiento hacia un sindicato cuya conducción cree que por serlo puede hacer lo que le venga en gana. Pero tengamosló bien claro: los sindicatos son lo que lxs trabajadorxs hacen de ellos. Por eso, este buen resultado de una lista opositora –como hace años no tenía la ATECh- debe alentarnos a todxs lxs trabajadorxs de la educación a estar atentxs, participar y ser parte de esta transformación que está en marcha para refundar un sindicato pluralista, activo, democrático y que sepa conquistar nuestros derechos.
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