Por Hernán Horacio Schiaffini[1]
El actual cambalache discursivo en
torno a la mega-minería parece comenzar a ordenarse en una dicotomía que ya
conocemos. Los argumentos a favor de las
explotaciones mineras de oro, plata y cobre a cielo abierto se concentran en
ensalzar el desarrollo, el crecimiento y la creación de empleo que
supuestamente aportan las transnacionales canadienses y estadounidenses.
Así se define, paralelamente, al
adversario imaginario: el ambientalista ingenuo de clase media, que vive bien
gracias a la minería, pero no la tolera cuando está cerca de su casa.
Frente a esta posición, que encima
se auto-presenta como un incisivo análisis de discurso, hay que decir varias
cosas
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No es lo
mismo una cantera (emprendimiento que también entra en el rubro minero) ni una
mina de hierro, que una mina de oro a cielo abierto. Esto parece una burrada de
decir, pero hay que decirlo porque hay muchos burros rebuznando. La minería de
oro y plata por cierto no es “la madre de todas las industrias”.
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No son
Clarín, La Nación o Perfil los gestores de esta protesta. Los conflictos en
torno a la minería a cielo abierto tienen al menos 10 años. Tampoco son los
sectores económicamente mejor posicionados los que encabezan y asumen la
protesta. Esto no es la 125, y es un error grave si ciertos actores políticos
piensan encararlo como si lo fuera.
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Mientras
Julián Rooney, que era Vicepresidente de Minera Alumbrera estuvo prófugo, el mineraloducto
de más de 300 kilómetros que lleva el barro con metales de la mina (Catamarca)
al tren en Tucumán (que lo traslada luego al puerto de San Lorenzo, Santa Fe,
desde donde sale del país) se rompió varias veces. Como
pasaba esto, y se contaminaban ríos y suelos, el Fiscal Antonio Gómez
procesó al tal Rooney. Si se fijan en el enlace verán qué tipo de personaje es
Gómez. O sea, Minera Alumbrera contamina.
Pero pasemos a la discusión que nos proponen, la del
“desarrollo”. Acá hay muchos argumentos confusos, pero lo los que caracteriza a
todos es la falta absoluta de mirada crítica. ¿Desde cuándo si le va bien a las
empresas nos va bien a todos? ¿Desde cuándo la inversión hecha por
transnacionales garantiza mejor calidad de vida para el conjunto de la
población?
Los datos que hay en la página de INDEC dicen lo siguiente: en 2003 trabajaban en
minería en Catamarca 1.343 personas en promedio anual, incluyendo en ese número
a todas las canteras, minas de roca, y demás emprendimientos, o sea, no son
1.400 empleos que creó Minera Alumbrera, contra lo que dice en su página web, donde, además, se anota como propios
los “empleos indirectos”, generados en realidad por el Estado o por
particulares (y ojo, ése es un número provisto por la propia Alumbrera: ¿será
confiable?)
Más datos de INDEC, ahora para todo el país: “Personal ocupado
por puesto de trabajo ocupado” según la Encuesta Nacional Minera 2010: 23. 374
trabajadores, otra vez, no sólo en minería de oro, sino en todo el rubro
minero: canteras, caleras, piedra laja, etc., que son, cabría decir, las que
más empleo aportan. Refútenme, sino.
La propia Gobernadora Corpacci, cuya carrera política
se vincula estrechamente al saadismo, declaró al Diario Esquiú de
Catamarca el pasado 10 de Febrero que “las empresas mineras invierten en poca
mano de obra catamarqueña”, y que “las poblaciones más cercanas a los
emprendimientos son las más postergadas, carecen de agua y otros servicios
básicos”. Búsquenlo. Además acaba de declarar que no tiene la culpa que “no se
haya gastado en salud, en infraestructura ni educación” para esos sectores (Página/12).
¿Dónde están los 250.000 puestos de trabajo que crea
la minería de oro a cielo abierto, entonces? Pregunto y exijo respuesta, porque
esos números, sin sustento, se vienen agitando en los medios de comunicación.
Dejo aquí porque sino empezaríamos a tirarnos con
cifras y aburrimos. Falta comparar la riqueza extraída contra lo que se
tributa, (pasando por alto que tributan por declaración jurada), los sueldos, y
los puestos de trabajo que se destruyen contra los que eventualmente pudieran
crearse, porque la minería de oro a cielo abierto es incompatible con otras
actividades productivas, motivo por el cual fue prohibida en varios estados de Canadá
y Estados Unidos, como Ontario, Montana, Winsconsin y
Colorado.
Se nos pone el ejemplo de Chile, país minero.
¿Queremos parecernos a Chile, entonces? Hay otros países de América Latina con
mucha minería de este tipo, también: Perú, ¿es el modelo a seguir? México, ¿el
México que actualmente está privatizando su petróleo y empujando estos emprendimientos mineros? Brasil,
¿el país sede de VALE, recientemente elegida “la peor multinacional de mundo”?
Ahora que se descubre que hay litio en Argentina,
podríamos recordar que el Congo tiene la mayor reserva mundial de coltán, y así
le va, de guerra civil en guerra civil, con seis millones de muertos
financiados por Nokia y Samsung. O sea: que haya empresas mineras concentradas
extrayendo las riquezas del subsuelo por cierto no es garantía de progreso y
paz social.
Si hay tanta gente a favor de la actividad minera y es
tan beneficiosa para el conjunto de la sociedad: ¿por qué hace falta reprimir
brutalmente una protesta en Catamarca, atacar coordinadamente otras tres
manifestaciones y sitiar una localidad?
¿Por qué hoy, que no se puede imponer por el engaño o
la fuerza la política minera, se convoca a un debate que se presenta como
abierto por la Presidenta, cuando en realidad se lo debemos a los luchadores
que defienden sus territorios? ¿Qué necesidad hay de ponerse en contra de los
campesinos, los pueblos originarios y los vecinos de pequeños pueblos, y
aliarse a burgueses recalcitrantes que nada tienen que ver con un trabajador
minero, o que nada les interesa el desarrollo con equidad de nuestra sociedad, como
lo demuestran desde hace decenas de años?
Porque además de todo, lo que resulta sorprendente y
doloroso, viniendo de defensores de un proyecto como el actual, es el apoyo
irrestricto y acrítico a los grandes capitales extranjeros que explotan sin control
bienes comunes. Porque en los hechos se sostiene que Julián Rooney o Peter
Munck son más nacionales y populares que los integrantes de FM El
Algarrobo, o los asambleístas de Esquel.
Nota relacionada: Carta Abierta de la UAC a la Señora Presidenta de la Nación
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Estos temas que se discuten hoy en Famatina no son nuevos en la minería. Aunque uno de los datos son lo puestos de trabajo, siempre estos son mínimos en proporción a las propuestas y propagandas que hacen las corporaciones. Estamos ante un sistema extractivista, que en este caso aparece, animado de manera especial por la Gobernadora Corpacci, sin mínima información, lo que agrava la situación.
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