Por Julio Saquero Lois *
Foto: Luciano Taladriz
En ocasiones la vida nos plantea circunstancias inesperadas
y nos encontramos con sorpresas que nos superan: alguna vez me rodea el fuego y se me incendia
el bosque alrededor de la casa, otro día
me enamoro de una colega, en otra
ocasión los compañer@s me eligen congresal suplente ante CTERA y tengo que
viajar de urgencia, sin estar preparado,
a participar como único representante de Chubut en la lucha de todos los
docentes del país, que por primera vez en muchos años, deciden un plan de
lucha, con paro a nivel nacional para defender el salario y condiciones de trabajo dignas para tod@s . Y
otra vez , sin haberlo planificado mucho,
una mañana del 8 de marzo del 2012, me encuentro, en la inauguración del Colegio secundario, en el Paraje Entre Ríos,
Municipalidad de Lago Puelo, con un cartel en la mano que pintamos la noche
anterior en la Sede
del Gremio , con colegas que digirieron mal el cierre de las Paritarias
nacionales y provinciales por lo miserable del aumento, y encima, todavía, les resonaron peor en los oídos las palabras injustas y
desubicadas de la compañera presidenta , y lo digo con todo respeto a quienes
no opinan igual, que nos cayeron pesadas, esas, las de los tres meses de
vacaciones, las cuatro horas de laburo y tutti quanti. Si se aleja de los
laburantes, señora presidenta de los argentin@s , entra en zona de turbulencia,
esa de las malas compañías, diría mi amigo juancito. Y uno nunca sabe cómo
terminan esas cosas. O sí, las sabemos .A fuerza de golpes y machucones lo
aprendimos. En la calle, no en las clases de historia del colegio.
Y te encontrás
inesperadamente, a esa hora del mediodía,
como te decía, y ese día de sol,
en la puerta de la escuela, entre colegas de guardapolvos blancos, felices de
la fiesta en la que han participado, y felices de los discursos que han
escuchado. Y te encontrás, vos y tu
cartel, pensando qué hacés allí, vos, precisamente vos, que te estás por
jubilar después de 30 años de laburo, con tus 69 años a cuestas, con el sol que
te hace traspirar en ese mediodía de marzo,
en que desde este hermoso paraje de la cordillera se inaugura el año
escolar del nivel medio para todo el país. Vos,
que deberías estar en la plaza jugando con Paloma y Abril, tus hermosísimas nietitas que te lo están
reclamando.
Todo es sol sobre nosotros y atrás, el verde del bosque. Y
es fuerte el sonar de pífanos, trompetas ,
matracas y suave el vuelo de
globos de colores, que entusiasma a la
gente del paraje Entre Ríos que se empuja
para no perderse la cámara de TV
que filma, y esta noche estaremos en Canal 7 de Capital y de Chubut TV , y
tod@s quieren sumarse al cortejo
del Ministro Nacional y empujan sin
miramientos al Gobernador del Chubut ,
a ministros provinciales, secretarios,
subsecretarios, diputados, intendentes y
concejales de los municipios comarcales, cada uno en su ropa de domingo y con
su propio rango y séquito y están siendo superados los funcionarios de negro,
grandes, macizos, amenazantes, algunos de los cuales cuando llegué con mis
carteles, tempranito, me rodearon y apretaron para quitármelos (quisieron pero
no pudieron) , y en las fotos estarán también los supervisores, directores (as), profes,
maestros, estudiantes, que marchan en el cortejo, y están alegres. Y yo me
repito: ¿qué carajo hacés, Julio,
aquí con tu cartelito? Y esa pregunta se la han hecho seguramente muchos de mis colegas que me
saludan desde lejos, molestos por mi imprudencia. Sin acercarse, por miedo al contagio, tal vez: ¿Qué hace
Julio con ese maldito cartel?
Y ahí recuerdo a Hegel,
el bendito Hegel que destinó a los filósofos (y supongo que también a
los profes de filosofía entre los que me anoté desde chico), a un lugar
secundario: los filósofos deberíamos, según él , contemplar el cortejo de la humanidad que
avanza penosamente en la historia, desde el borde del camino, para luego,
cuando todo haya terminado, a la hora en que el Buho de Minerva salga de su
cueva, en el crepúsculo y en el silencio de la noche que está naciendo , sacar
nuestras conclusiones y nuestras pancartas. Pero yo me desvié, creo de la línea
trazada por el viejo maestro. Me fui por izquierda, confiándome en su discípulo/detractor,
Carlitos Marx, que me dijo algo así, al oído: “no se trata de contemplar la
historia, profe, tenemos que cambiarla”.
Y sí, soy imprudente al atravesarme con mi cartelito en el
camino del Ministro Nacional de Educación que avanza trabajosamente por el camino de ripio, llenándose de polvo. Ahora perdí de vista a Mabel, mi compañera
del Nivel Inicial, que también blande un
cartel ante el Gobernador Buzzi: “¿Zaffaroni: y el aumento a los maestros
jubilados?”. Algo le responde, al pasar,
el Sr. Gobernador, creo que le dice: “¡Suerte!”. ¿Suerte?,
y agrega algo más desde lejos.
Pero sus palabras se pierden en la
turbulencia del festejo. Ya no a veo a
mi compañera, desapareció con su cartel y el Gobernador, en medio de la muchedumbre que avanza. Ahora
es el Ministro Nacional de Educación, quien, al llegar a mi altura se detiene,
lee el cartel, deja sus acompañantes, que lo miran con caras alarmadas y me
encara con su mejor sonrisa.
-Vení, acompañame, me dice, y me toma paternalmente del
brazo. Te explico: yo no vivo con eso (por los $2.800 del cartel). Ese es el
salario de un maestro que recién se inicia.
-Justo, ese es el caso de mi hija Cecilia que se recibió de
profe hace un año y trabaja en una Villa en el Bajo Flores, en Capital, le
respondo. Porque gana eso, o menos, con
las pocas horas cátedra que consiguió,
apenas puede pagar un alquiler. ¿La tendré que ayudar yo con mi sueldo
de profe de Chubut?
-Podría tener dos cargos, continúa el Ministro.
-Y no es así Ministro, y ahí ya entré en confianza y apuro
el trámite: ¿vos sabés eso del aumento del costo de vida, la canasta familiar,
la inflación, el tarifazo, los impuestos y ajustes que nos están cayendo a los
trabajadores? El Gobierno no debería
haber cortado unilateralmente la paritaria y decidir por decreto el aumento
salarial. No es justo y no es legal. También en nuestra provincia hay un gran
descontento por el acuerdo paritario firmado entre el Gobierno y la conducción
de ATECH. En al menos tres de las seis regionales de la Provincia, los docentes
nos opusimos al acuerdo, pero igual la conducción del gremio lo firmó. El
aumento no alcanza para llenar un tanque de nafta y aquí las distancias que
recorremos en nuestros propios vehículos es enorme. Gastamos varios tanques de
nafta al mes. El acuerdo paritario nos demolió, dejó fuera a nuestros
compañeros jubilados…
-La CTERA
fue muy intransigente en las paritarias, continúa diciéndome Sileoni, no se
bajaron de los $3000. Ese fue el problema, la intransigencia de los dirigentes
gremiales. Y además se mezcló la interna del SUTEBA.
-Me parece Ministro, le respondo, que no es el buen camino ese del cortar el diálogo y
gobernar por decretos…ya tuvimos muy malas experiencias al respecto. Los
trabajadores de la educación no hicimos paros durante años y apoyamos muchas de
las políticas de Estado de este gobierno, en especial las que nos unieron a los
otros pueblos latinoamericanos y las que llevaron a tribunales a los militares
genocidas , eso lo sostuvieron la
inmensa mayoría de los Congresales de CTERA, pero ahora…
-Mirá te explico, y
me interrumpe, la situación
internacional y la actual coyuntura económica, nos obliga a todos a hacer un
esfuerzo…
Pero ya no nos escuchamos. Cada uno va siguiendo sus propios
pensamientos y su propio derrotero. Yo, con mi cartel, que no bajé en toda la
caminata por el callejón, continuaré viendo desde lejos la escena festiva en la
vieja escuela 109. El Sr. Ministro Sileoni cortará otra cinta celeste y blanca
al inaugurar el SUM gigante que permitirá por fin a los chicos de la primaria
corretear a su gusto los días de invierno, esos en los que por frío y lluvia no
pueden salir al aire libre.
En la puerta de ingreso a la escuela otra pequeña pancarta, que colgó una maestra
jardinera, vuelve a interpelar al funcionario nacional: “Ministro, el Jardín
nos quedó chiquito”. Y es así, el viejo local de madera que aloja a los más
pequeños de los habitantes del paraje Entre Ríos, ha desaparecido literalmente
ante la mole de cemento que han edificado a escasos dos metros. Ahora los
niñitos ya no jugarán a la sombra del viejo maitén del patio. Lo han cortado
para construir el nuevo edificio.
* El Pedregoso, 9 de marzo del 2012
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