Por Hernán Díaz Varela *
A principios de febrero escribí algunas consideraciones
acerca del proceso de selección del Juez de Faltas que se estaba llevando a
cabo en Trevelin, un tanto demorado por las cuestiones electorales provinciales
y el recambio de autoridades de diciembre pasado, y cuya novedad era que este
nombramiento se haría por primera vez mediante un procedimiento objetivo de
evaluación de antecedentes y examen escrito, con asesoramiento legal, en el
ámbito del Concejo Deliberante.
Como el gato escaldado que ve la vaca y maúlla, expresé mis
reparos ante la posibilidad de una eventual participación o presión política
por parte del Ejecutivo municipal, ya que hasta ahora el intendente elegía por
sí al Juez de Faltas, sin más criterio que su conveniencia o vínculos
nepóticos.
Pero no. El proceso de selección fue impecable. La abogada
Lorena Viera asesoró a los diez concejales en la etapa de ponderación de
antecedentes, y el ex juez de Cámara Randall Rowlands fue quien supervisó y
dictaminó sobre los exámenes escritos de los aspirantes. Las actas
correspondientes fueron firmadas de conformidad por los concejales de los
cuatro bloques, y el ejecutivo municipal ni apareció.
Y a esta altura de los acontecimientos, resulta evidente que
el intendente Juan Garitano no vetará ni objetará en forma alguna la ordenanza
ratificatoria del resultado de este concurso, que consagrará al abogado Omar
Darío Pérez como Juez de Faltas con una legitimidad indiscutida porque está
basada en el saludable –y constitucional, de paso- criterio de idoneidad.
Esta prudente abstención del ejecutivo municipal tuvo como
contrapartida una impecable actuación del Concejo Deliberante en este caso, y
ratifica el rumbo de búsqueda de consensos y respeto entre las diversas fuerzas
políticas representadas en el legislativo local, notoriamente distinto en
conformación y funcionamiento al anterior, que operó casi siempre como una
escribanía del gobierno municipal, aprobando todo lo que le mandaba el
intendente de modo acrítico, por simple imposición del número de ediles
oficialistas.
Este gobierno parece haber entendido el mensaje de las
urnas: de cada diez electores, seis y medio no votaron a Garitano. Por esas
volteretas del sistema de distribución de bancas (otro aspecto que debería
revisarse en la Ley
de Corporaciones municipales), el peronismo Modelo Chubut, con el 34 por ciento
de los votos, ocupa el 60 por ciento de los escaños, en virtud del llamado
“sistema D´Hont modificado” (que es como decir “un puchero al asador”). Así que
hay que acordar, trabajar en conjunto y practicar la difícil gimnasia del
debate tolerante.
Hasta el momento, con un funcionamiento prudente, serio y
consensuado, el Honorable Concejo Deliberante viene ofreciendo a los vecinos de
Trevelin un saludable ejercicio de democracia.
* DNI 17.536.512
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