Por Hernán Díaz Varela *
Desde hace unos meses, en la zona de la costa del río Percy,
a escasos metros del puente de doble mano, se han construido varias casillas de
madera bastante ordenadas sobre el borde de la calle que se empalma, cincuenta
metros después, con la calle John Murray Thomas y, cruzándola, con la nueva
costanera asfaltada.
En este asentamiento, emplazado en terrenos del dominio
municipal, habita aproximadamente una docena de personas, entre los que hay
chicos muy pequeños. Por supuesto, viven en condiciones de extrema precariedad.
En un principio, hace unos ocho meses aproximadamente, cuando comenzaron a
construirse las primeras casillas como corolario de la exitosa gestión del
intendente Carlos Hugo Mantegna, vivía más gente aún.
Poco previsor y falto de reflejos, el municipio no abordó en
su inicio esta situación. No se construyen varias viviendas en un día, y no
pueden pasar inadvertidas en un lugar tan público como la costa del río, a
doscientos metros del nuevo centro cívico. Es decir, podrían haberse tomado
algunas medidas anticipatorias ante la evidencia de lo que venía sucediendo.
Pero en su estilo inconfundible, la gestión anterior prefirió hacer la gran
Felipe Solá (cito para los desmemoriados: “en política hay que saber hacerse el
boludo”). Así, sobre los minutos finales de su gobierno, Mantegna le trasladó
el problema (otro más) a su sucesor, sin beneficio de inventario.
La situación, vamos a decirlo sin eufemismos, es de
ocupación ilegal de tierras, una usurpación de terrenos del ejido urbano de
Trevelin que son del dominio privado del Estado. Y esto no lo ignora ninguno de
los ocupantes que, evidentemente, se asesoraron bien antes de actuar. No hay
espontaneidad en esta acción. No es una manifestación ni un simple acampe en
reclamo de una necesidad. Hay una planificación y una estrategia de ocupación
territorial con la misma lógica del sistema oficial; pero más efectivo. Los
“terrenos” de ese “loteo” están claramente demarcados y divididos con cercos, y
dentro hay “viviendas unifamiliares”. Salvo el detalle de que es una
usurpación, una acción ilícita prevista y sancionada en la normativa penal
argentina -que también rige en Trevelin-, no hay diferencia entre este
asentamiento y las “soluciones habitacionales” o los “núcleos sanitarios” que
el Estado construyó y otorgó a un par de cuadras de ese lugar, sobre la misma
costa del Percy.
Por otra parte, los relevamiento sociales que hizo este
nuevo gobierno municipal para tratar de dar una vía de solución a esta
situación, mostraron que las condiciones y contextos de estas familias,
anteriores a la usurpación, eran sustancialmente mejores que su vida en estas
precarias casillas. Todos vivían en casas mucho más seguras y con servicios
públicos; y muchos de ellos, por diversas circunstancias, tenían dificultades
para pagar el alquiler o las boletas de estos servicios. Por ello fue que, ante
ofertas del municipio de mejoramiento de esas condiciones de vida pre-usurpación,
la mayoría de los ocupantes ilegales depusieron su actitud y se retiraron.
Pero, estructuralmente, la usurpación continúa desde hace más de ocho meses.
En el día de ayer, miércoles 25 de abril, los ocupantes que
insisten en mantenerse en ese lugar acudieron al municipio a reclamar la
conexión de los servicios en esas casillas porque, claro, se viene el invierno.
Estuvieron con el intendente y también se reunieron con el Concejo Deliberante.
Los legisladores municipales fueron muy claros en su unánime respuesta: en
estas condiciones de ocupación ilegal es imposible conectar servicios públicos.
Es decir, así, no.
Respecto del Ejecutivo, no me consta cuál fue, es o será su
posición en este tema. Cualquier acción que tome en este contexto fijará un
precedente sobre cómo se gestionarán, en el futuro, conflictos como éste. Por
supuesto, el Estado tiene obligación de generar políticas activas en materia de
vivienda, y lo ha hecho. Trevelin es un ejemplo: hay planes de vivienda
sociales como el Promeba I y II, las 83 viviendas con todos los servicios,
loteos municipales cuyos adjudicatarios pagan terrenos en cuotas a valor bolsa
de cemento cuyo precio, dicho sea de paso, no para de aumentar, y otros más
antiguos como los del barrio Hipotecario (cuando era estatal, claro), por dar
sólo algunos ejemplos. En todos estos casos, la gente se anotó, presentó
comprobantes de sueldos, declaraciones juradas, firmó, se comprometió y asumió
obligaciones que, es cierto, no todos cumplieron. Pero usurpar, no.
Lamentablemente hay muchas familias en situación de
vulnerabilidad, similar o peor a la de estos ocupantes ilegales, y que son
nuestros vecinos. Pero reconocen, más allá de su emergencia, que su inclusión
en el sistema debe hacerse por la puerta y no por la ventana. No pueden
naturalizarse las ocupaciones ilegales. La agenda pública de Trevelin no es la
de los grandes centros urbanos, y lo peor que puede hacer el municipio es no
hacer nada. Ese sería, paradójicamente, el mensaje más estridente.
* DNI 17.536.512
Nota relacionada: En Trevelin también se registran casos de ocupación ilegal de tierras
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