Por Julio Saquero *
Al término de la primera Audiencia, Encarnación Díaz de
Mulhall, de 83 años de edad, viuda, actriz, licenciada en letras, ciudadana de
Trelew, se hizo un lugar, en medio de los funcionarios y personalidades que
presidian la Conferencia
de Prensa, tomó el micrófono y preguntó: ¿Dónde están las cámaras del Canal 7,
el Canal Público Nacional? Y cuando las ubicó, mirándolas, sin pestañear, dijo,
con voz potente, quiero que todo el país
sepa: el pueblo de Trelew ya Juzgó en 1972, en Asamblea Pública. Y hoy, espero
que los Jueces lo recuerden.
Día 8
Y sus palabras claras, sonoras, contundentes, suenan aún en
nuestros oídos.
Trelew los protegió, cobijó a sus familiares, se organizó
para ser apoderados de los que estaban en el penal.¡El pueblo de Trelew ya ha
juzgado!. A dos meses del suceso, juzgó a todos esos que están ahora ahí (los
marinos acusados). En las marchas y manifestaciones se cantaba para que
volvieran los 16 ciudadanos que se habían llevado en octubre del 72, y se
gritaba: ¡Abajo los marinos, cobardes y asesinos! Ahí está el tribunal, el
tribunal del pueblo.
Quiero creer que estos jueces coincidirán con la voz del
pueblo, porque si no, aseguro que serán malos jueces. Ellos, los marinos,
tienen ahí su caterva de abogados defensores, se les comunica de qué se los
acusa, tienen todas las garantías del debido proceso. ¡Qué diferente que actúa
la democracia a como actúa una dictadura genocida!
La 2ª Audiencia
Por segunda vez nos encontramos en el Cine-Teatro en el que
se celebra el Juicio por la
Masacre del 22 de agosto de 1972. Pero hoy el escenario es
otro: sólo unas cincuenta personas han concurrido a la audiencia. Familiares y
sobrevivientes han debido regresar a sus lugares de origen. No hay ni
militantes ni banderas flameando en los jardines de acceso. Pocas cámaras de
TV, y los flashes ya no persiguen a jueces y acusados, las vedettes de la
sesión inaugural. Y hasta los imputados, salvo uno de ellos, Bautista, han
faltado a la cita.
En la primera fila sólo una butaca está ocupada. Solitaria,
inconmovible, Encarnación Díaz de Mulhall, está allí desde muy temprano.
Seguiré día a día este Juicio y también el otro, que comenzará mañana, el del Espionaje en la Base Almirante Zar,
durante estos años de democracia. Yo también fui espiada, nos confía.
Y la luz de alerta que enciende esa pequeña gran dama,
que se compromete a seguir los dos
grandes juicios a celebrarse en Chubut, nos deja perplejos: ¿algún medio ha
recordado, estos días, esa situación insólita y reveladora, de que esta misma base de la marina, donde se perpetró
el múltiple crimen que hoy se juzga, se recicló durante los últimos treinta
años de vida democrática, en centro de espionaje interno? La base Almirante
Zar, eje de una red de centros de espionaje de la Marina, y vaya a saber uno
de qué otros Servicios de Inteligencia nacionales e internacionales, indagando
sobre vida y señales de dirigentes políticos, gremiales, sociales,
estudiantiles, referentes de organizaciones de Derechos Humanos, Ecologistas,
periodistas y otros, como se denunció y comprobó años atrás. Y en este mismo salón, que oficia de
Tribunal, próximamente se iniciaría también el primer Juicio Oral y Público
sobre esas actividades clandestinas de las Fuerzas de la Marina Nacional,
dirigidas contra la ciudadanía, algo expresamente prohibido por la Constitución Nacional
y que lentamente, muy lentamente, se intentará esclarecer. Y que debiera
preocuparnos seriamente a todos quienes apostamos a la vida en democracia. Nota
completa
* Trelew
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