lunes, agosto 20, 2012

El Bolsón: “A cara o cruz por el refugio”


Por Ángel Daniel Morales *

La discusión generada por el club El Refugio de El Bolsón se tornaría estéril e insalubre si no son cotejados seriamente los fundamentos del reclamo, que ambas partes manifiestan para adjudicarse el edificio de Casa de la Cultura.
  
A partir de entender que el club no es de un socio vitalicio ni es del intendente; es patrimonio social y cultural del pueblo, ambas partes, tanto miembros del club como integrantes de la  sociedad deberán discernir y manifestarse a través de sus representantes para determinar el valor específico y destino del lugar, erradicando el largo rosario de inverosímiles dimes y diretes. Porque está en juego un valor patrimonial y no los influyentes compromisos políticos, que no faltan a la hora de resolver los temas para el bien común y el desarrollo de esta ciudad.

Discusiones estériles y altisonantes hasta hoy hacen que la gente no pueda digerir con facilidad la puja, hartándose de los discursos sin lógica ni destino. Sólo generan desidia producto de banales antagonismos de personajes que, por el hecho de considerarse poblador se atribuyen una potestad sin derechos, pretendiendo arrebatarle a la cultura lugareña lo que le pertenece por naturaleza. Haciendo que su propia existencia sea una impúdica exhibición ante los medios que propagan sus caprichosas posiciones sin ningún rubor. En El Bolsón es moneda corriente discutir para llegar a ninguna parte.

El edificio fue fundado hace algo más de medio siglo por viejos pobladores. Luego los hijos, vaya alguien saber porqué razón, falta de voluntad u olvido, dejaron que el club social se cayera hasta el deterioro. Abandonado a la deriva, el  “viejo y querido club” que hoy se quiere recuperar fue decisión del estado salvarlo con una onerosa inversión, remodelación que lo sacó del acabose definitivo. Sin embargo, pese a ello, los reclamantes sin ningún pudor piden a gritos la devolución ¿para qué fines? ¿Con qué propósitos?

El gobierno tiene la obligación de recuperar el espacio destinado a la vida social, cultural y educativa de la gente, del pueblo, sin que le pese la dimensión generacional que separan a la nostalgia del progreso. Sólo superando esas vetustas ideas en danza de quienes lo pretenden ahora, después de la costosa remodelación, podrá definir sin culpas su expropiación por ser un bien patrimonial intransferible del estado. Para ello bastará con exigirles documentación fidedigna del registro de propiedad, de sus estatutos, legalidad en los balances y registros contables que un club de asociados debe cumplimentar para sus funciones porque es el propio estado quien lo requiere.

Sería necesario, de manera efectiva en la sesión de concejo, la participación de pobladores que expresen su genuino sentimiento por el actual edificio, como también  la gente en general y en particular, el conjunto de la sociedad de artistas en todos sus géneros  a pronunciarse por éste ámbito que hoy fomenta la vida cultural de toda la región. Una clave que, probablemente, podría escindir de los propósitos personales de quienes arremeten sin importarles lo que se llevan puestos, aún a costa de sus propios y egoístas errores. Ambiciones personales que llevan a la confusión para lograr ganancias. Algo así está sucediendo con el reclamo y devolución de El Refugio.

Este lunes el Concejo Deliberante de El Bolsón tratará el tema aunque de antemano se vaticina que por “compromisos y presiones” del poder político los ediles oficialistas tendrían definido el voto para la aprobación con pase a comisión. De ser así, trasluciría el camino a tomar por parte del Poder Ejecutivo, que dejaría de velar por ese bien patrimonial si no aplica con autoridad su decisión en favor de la cultura. En todo caso, para honor de su propio gobierno la vía de una consulta popular remediaría el conflicto.  Que Dios lo ilumine.

* Periodista / Ex director de cultura

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