Fuente: Página/12
Llegaron desde Chubut y Río Negro. Son familias humildes,
que no han recibido respuestas de la Justicia. En todos los casos, cinco homicidios,
una violación y una desaparición, están involucrados policías.
Por Horacio Cecchi
“Vinimos a Buenos
Aires para que sepan de nuestros casos.” La explicación de César Antillanca
significa lo que no dice: en sus provincias, Chubut y Río Negro, nadie los
escucha, mucho menos la
Justicia. Un grupo de familiares de casos de violencia
policial se reunió para relatar sus historias, las de sus hijas e hijos.
Familiares de Otoño Uriarte, de Jorge Pilquimán, de Atahualpa Martínez Vinaya,
de Gonzalo Julián Antillanca.
También, en representación de la familia Almonacid, del Coco
Garrido y de Iván Torres. Estuvieron en la coo-perativa del Hotel Bauen, donde dieron
una conferencia de prensa para visibilizarlos, para ser escuchados.
A Otoño Uriarte la secuestraron el 23 de octubre del 2006,
cuando alrededor de las once de la noche caminaba de regreso a su casa en el
pueblo rionegrino de González Oro, después de asistir al colegio nocturno donde
cursaba el bachillerato. Tres días después hallaron el cuerpo de una chica
desfigurada, asesinada de una puñalada. Era Otoño. El caso está denunciado en
el marco de una investigación de trata de mujeres con policías involucrados. Un
testigo murió atropellado, la jueza María del Carmen García García estuvo tres
años con licencia psiquiátrica antes de ser apartada; el fiscal Oscar Cid
también fue apartado. La causa está a la deriva. Roberto y Leandro Uriarte,
padre y hermano de Otoño, estuvieron en la conferencia.
Jorge Pilquimán, de 21 años, apareció flotando en el Nahuel
Huapi el 9 de febrero de 2005. La información oficial oscila entre el suicidio
y un accidente. María Ángela Cabrera, hermana de Jorge, vino a Buenos Aires
para decir que varios vecinos vieron cómo dos policías lo sacaban de un boliche
de Bariloche en la madrugada del 6 de febrero de ese año. Cabrera también
sostiene que la causa está frenada a la espera de la prescripción.
A principios de este mes una mujer y tres hombres fueron
detenidos por el crimen del joven Atahualpa Martínez Vinaya, asesinado en junio
de 2008 en Viedma. Su madre, Julieta Vinaya, asegura que es “un inicio de la
verdad”. El cuerpo de su hijo apareció en un descampado con un disparo en la
espalda. En el caso es muy cuestionado el accionar policial durante la
investigación.
César es el padre de Gonzalo Julián Antillanca y quien dio
el primer impulso para la reunión de los diferentes casos que ahora se
visibilizan en Buenos Aires. A Gonzalo lo arrojaron en la calle en Trelew, en octubre
de 2010. Según testigos, lo hicieron desde un patrullero de la comisaría 4ª. En
marzo pasado diez policías de esa comisaría fueron absueltos durante un juicio.
Siete de ellos, sin embargo, fueron condenados por apremios ilegales (el modo
lavado que se suele utilizar en la
Justicia para no mencionar la tortura y de paso reducir la
pena) a los hermanos Avallay, ocurridos el mismo día y en la misma comisaría.
Sin estar presentes los familiares, César Antillanca
mencionará los casos de un adolescente violado en la comisaría 2ª de Trelew;
también el de Coco Garrido, asesinado en la comisaría de El Bolsón luego de
haberlo detenido por una supuesta contravención nunca probada. También hará
mención del caso de Iván Torres, desaparecido en 2003 a manos de la policía
de Chubut. Este caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que
condenó al Estado argentino y ordenó realizar una búsqueda efectiva de su
paradero, dispuso el pago de sumas indemnizatorias a la familia y consideró que
el caso jamás había sido investigado por la Justicia.
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