jueves, marzo 21, 2013

“En la guerra por el agua roban un río en la pampa argentina”, por Juan Gasparini



Por Juan Gasparini *

Restos de peces y cadáveres de animales mayores suelen ser frecuentes en las riberas del Atuel (y de su efluente, el Salado-Chadileuvú) debidos al desecamiento del agua que llega muy esporádicamente. Cuando la definitiva desaparición del río, en 1948, miles de ovejas murieron de sed, amontonadas. Esa obligada pérdida de capital contribuyó a la emigración de pobladores, que un poeta pampeano calificara de “diáspora saladina”

El despojo del tramo final del río Atuel en la zona inmediata a la cabecera norte de la Patagonia argentina, fue cometido hace casi un siglo por la provincia de Mendoza, perjudicando a su vecina, La Pampa. Ha provocado una catástrofe ecológica, económica y cultural en un territorio de más de 30 mil km cuadrados. El escándalo revela el drama de quienes carecen del “oro azul”, en un planeta con el 70% de su superficie ocupada por agua, cuyo 97,5% es salada y, desde luego, no apta para la gente, la agricultura y la ganadería. El caso se relaciona con el derecho humano al agua potable consagrado por Naciones Unidas en 2010.

El flagrante desvió del río Atuel llevado a cabo por la provincia de Mendoza se concretó mediante un expolio de baja intensidad a lo largo de varias décadas, cuyo último caudal entró en La Pampa hace 65 años. La falta de irrigación ocasionada es un ejemplo de la desertificación por voluntad humana que ha secado una suerte de Mesopotamia en los inhospitalarios confines pampeanopatagónicos. Lentamente fue acabando con los humedales del Atuel en esa provincia, que habían constituido un oasis para las etnias autóctonas (tehuelches y mapuches) y para las corrientes criollas y migratorias extranjeras que posteriormente transitaron y poblaron las orillas del complejo fluvial. La tragedia por la privación del agua natural que brindaba la naturaleza por conducto del Atuel, se consumó tras la Conquista del Desierto en 1879, con la ocupación militar de La Pampa y la Patagonia, que selló el exterminio y el desplazamiento de los indios.

El saqueo del citado río en La Pampa engendró la desaparición de especies animales y vegetales, y el deterioro demográfico, verificado en la emigración de su población hacia lugares más prósperos. Para colmo la región se caracteriza por escasas lluvias, del orden de los 350 mm anuales de media, que agravan las consecuentes sequías debidas al secuestro del río aguas arriba. La involución del paisaje físico aumentó con el crecimiento y avance de los médanos por los frecuentes y violentos vientos del sudoeste, generando las condiciones para la propagación de bosques xerófilos en las antiguas áreas húmedas.

Cabe recordar que el río Atuel nace en la alta cordillera de los Andes y atraviesa transversalmente la provincia de Mendoza. Originalmente penetraba después 170 km en la provincia de La Pampa; regaba un inmenso humedal de casi 300 kilómetros de largo por un ancho variable, generalmente superior a 10 km, algo así como un quinto de la superficie de Bélgica, para hacerse una idea comparativa. Nota completa

* Desde Ginebra


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