Fuente: http://www.8300.com.ar
Esta semana fue asesinada Cristina Lincopan, logko de la comunidad Mapuche Gelay Ko. Nadie vino a pegarle un balazo en la frente. No fue
víctima de un arma represora durante alguno de los desalojos que le tocaron
vivir ni la pasaron por encima con una de las camionetas que entran y salen del
yacimiento cercano a sus tierras. Fue envenenada paulatinamente por la empresa
Apache, con la complicidad del Estado.
Por Soledad Arrieta
Era la autoridad máxima de una comunidad olvidada por el Estado en todos los términos imaginables. Decir que el gobierno avaló siempre
que una empresa envenenara el aire que respiran, el agua que consumen y la
tierra en la que viven sus integrantes, es apenas una muestra de lo que son
capaces de lograr una provincia y un país que realiza sus gestiones observando
lo natural en términos monetarios.
Los diarios más leídos de esta región omitieron la muerte de
Cristina Lincopan. Prefirieron mantener en sus páginas web y de papel otro tipo
de informaciones, que tal vez enorgullecen tanto como el asesinato de una
dirigente mapuche a sus cúpulas, pero sin duda “resguardan” de lo que sucede a
una parte importante de la sociedad.
También resguardan auspicios, claro está.
Empero, un sector de los periódicos porteños sí se hizo eco
de la noticia. El Página/12 le dedicó ocho líneas y media, mientras que Infonews, la versión digital de Tiempo Argentino, se explayó bastante más.
Ambos medios responden ideológicamente al modelo kirchnerista que, como los
anteriores, adhiere y alienta el modelo extractivista y asesino. Puede que
parezca entre contradictorio y perverso de su parte, pero al menos reflejaron
parcialmente lo que sucedió. Los diarios opositores al gobierno nacional
tampoco mencionaron el tema. En los medios digitales alternativos, en cambio,
la información se replicó como elección de Papa argentino por medios
corporativos.
Ningún medio, al menos de los accesibles, calificó el
fallecimiento de la logko de Gelay Ko –comunidad en la que se realizó el primer
pozo bajo la técnica de hidrofractura en Latinoamérica- como asesinato u
homicidio. No circuló ningún análisis que incluyera su muerte como parte del
etnocidio o continuidad del genocidio a los pueblos indígenas que el Estado
alienta con sus políticas anti medioambientales, anti salud, anti vida de
originarios y originarias.
En el contexto del sufrimiento por la pérdida de una líder
luchadora, fuerte, resistente y solidaria como fue Cristina Lincopan,
integrantes de la comunidad y de la Confederación Mapuce
Neuquina se vieron obligados a salir a difundir su versión –comprobable para
cualquiera que se acerque a esa región “sin agua” escondida y maltratada unos
kilómetros antes de Zapala- sobre la muerte, tan presente a su alrededor
siempre. También concurrieron a la
fiscalía de la mencionada localidad para que investiguen los motivos del
fallecimiento, que tuvo como causa diagnosticada una hipertensión pulmonar, sin
tocar el cuerpo de la mujer, asumiendo que los organismos de quienes habitan la
zona que ella habitó y defendió se encuentran en la misma situación.
Cristina Lincopan, logko, valiente, frontal, defensora de su
pueblo, madre, treintañera. Ni su rostro ni su recuerdo estuvieron en la
portada de ningún medio; sin embargo la noticia de su pronta y forzada partida
conmovió a muchas más personas de las que quienes ejercitan los dedos en
máquinas de calcular en vez de ejercitar la solidaridad pudieron prever.
Ella va a estar siempre por acá.
Mientras tanto, habrá que combatir desde todos los frentes a
las empresas que lucran con la muerte. Los medios de comunicación, valga
decirlo una vez más, representan una de las armas más efectivas en la guerra
entre la vida y el capital.
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