lunes, agosto 12, 2013

Opinión: “De historietas, erotismo y otros ‘males’”



 Por Cátedra Abierta de Género

Ante el rechazo del Ministerio de Educación de Mendoza, y la sorpresa o desconcierto generado en nuestra provincia sobre la difusión en las escuelas de colección de historietas “Colección narrativa dibujada”, expresamos:

Que la reprobación basada en que contienen escenas de homosoxualidad, es una  afirmación claramente discriminatoria. Aparentemente, según este criterio solo se acepta aquella literatura que responda a la heterosexualidad obligatoria. No se han censurado aquellos textos que perpetúan el sometimiento de la mujer como Cenicienta y Blanca Nieves, por dar solo un par de ejemplos, en los cuales la mujer depende de la salvación de un varón para sobrevivir y ser feliz, el matrimonio y los valores materiales de un príncipe se constituyen como destino obligado para todas.

Por otro lado se olvida que grandes obras de la literatura latinoamericana y universal son también novelas eróticas: como Agua para chocolate, La Muerte de Artemio Cruz. Además otras novelas que forman parte del cánon escolar  como forma de denuncia presentan casos explícitos de violencia sexual y fueron escritos por intelectuales ganadores del Premio Nóbel de Literatura, tal es el caso de la novela  Del amor y otros demonios o El amor en los tiempos del cólera del reconocido escritor Gabriel García Márquez o la premiada  novela de otro ganador del premio nóbel, José Saramago, Ensayo sobre la ceguera. Si analizamos la literatura que forma parte del cánon, encontraremos que en su gran mayoría la literatura trabaja lo erótico, como parte del hecho estético, de las experiencias y emociones humanas y además como una potente herramienta de crítica social. Lo erótico en la literatura se utiliza para denunciar la violencia, para narrar los deseos y para producir extrañamiento en las sociedades adormecidas por la dominación. Lo erótico en la literatura es una estrategia que permite a las sociedades salir de la modorra de las costumbres pacatas, de la hipocresía y del silencio de las normas.

Del mismo modo la literatura de las historietas de la época de dictadura, como las novelas de escritores que escribieron desde el exilio, como Cortázar con Rayuela, han recurrido a lo erótico como forma de evadir la censura e incitar a la rebelión.
Tal vez asustan esos textos que nos recuerdan nuestra humanidad, que nos reconocen la posibilidad de tener deseos propios, que nos invitan a ser un poco más libres.

En particular, sobre la selección de historietas, publicadas por Ediciones Colihue y sobre la adjetivación desde algunos sectores como “material pornográfico”, es necesario conceptualizar qué se entiende por pornografía. Ésta, en su acepción corriente refiere a todos aquellos materiales, imágenes o reproducciones que representan actos sexuales con el fin de provocar la excitación sexual del receptor (wikipedia).

En el material analizado, los dibujos aparecen sostenidos por un relato ficcional, que puede atrapar, asustar, generar curiosidad, adhesiones y rechazos. En definitiva son historias que conmueven, que nos desubican, nos invitan a movernos de los lugares conocidos, establecidos. Es decir son potentes para producir diálogos, manifestar emociones, reflexionar. En cambio, no se han encontrado referencias en el sentido pornográfico.

Quizás esta situación sea una invitación para generar espacios de reflexión entre adulto/as, para detenernos a pensar qué nos pasa a nosotros y nosotras con el material, qué ideas se nos representan cuando imaginamos que algunas de estas historias podrían ser vistas/leídas por nuestros hijos e hijas/ alumnos y alumnas. Probablemente aparezcan prejuicios y sentidos asociados a la sexualidad como algo peligroso y temido; al lugar del adulto como tutor o vigilador, quién tiene absoluta potestad para recortar/elegir/esconder/mostrar algunas partes de la realidad. Quizás sea una buena ocasión para generar conversación en relación a cómo habilitar la palabra de lo/as jóvenes, cómo promover en ellos sentidos ligados a la responsabilidad, al saber elegir, al cuidado propio y de los demás; al respeto; a la toma de posición sobre temas que vulneran derechos de las personas.

Para finalizar, expresar que el ingreso del la historieta a la escuela también discute un curriculum escolar elitista, que menospreció durante mucho tiempo las producciones artísticas de las clases populares y privilegió la cultura escrita frente a otras manifestaciones culturales. La historieta fue considerada un género menor, por la estética de las imágenes y su supremacía respecto de las palabras, por la presencia de desnudos y semidesnudos, por abordar temáticas de maltrato, de trata de personas, de diversidad sexual. De allí su ingreso reciente a la escuela.

En este caso, la selección que se ha realizado es de alto contenido estético y representa las obras y autores emblemáticos del género. Si tales obras se recortaran o se escolarizaran para poder ingresar a la escuela estaríamos ante un “como sí”. Y si en verdad uno de los propósitos centrales de la escuela es formar una ciudadanía crítica, responsable, respetuosa de los DDHH no es negándoles una parte de la cultura producida que se va a lograr.


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Santiago Mansilla dijo...

Excelente.

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