Por Cátedra Abierta de Género
Ante el rechazo del Ministerio de Educación de Mendoza, y la
sorpresa o desconcierto generado en nuestra provincia sobre la difusión en las
escuelas de colección de historietas “Colección narrativa dibujada”,
expresamos:
Que la reprobación basada en que contienen escenas de
homosoxualidad, es una afirmación
claramente discriminatoria. Aparentemente, según este criterio solo se acepta
aquella literatura que responda a la heterosexualidad obligatoria. No se han
censurado aquellos textos que perpetúan el sometimiento de la mujer como Cenicienta
y Blanca Nieves, por dar solo un par de ejemplos, en los cuales la mujer
depende de la salvación de un varón para sobrevivir y ser feliz, el matrimonio
y los valores materiales de un príncipe se constituyen como destino obligado
para todas.
Por otro lado se olvida que grandes obras de la literatura
latinoamericana y universal son también novelas eróticas: como Agua para
chocolate, La Muerte
de Artemio Cruz. Además otras novelas que forman parte del cánon escolar como forma de denuncia presentan casos
explícitos de violencia sexual y fueron escritos por intelectuales ganadores
del Premio Nóbel de Literatura, tal es el caso de la novela Del amor y otros demonios o El amor en los
tiempos del cólera del reconocido escritor Gabriel García Márquez o la premiada novela de otro ganador del premio nóbel, José
Saramago, Ensayo sobre la ceguera. Si analizamos la literatura que forma parte
del cánon, encontraremos que en su gran mayoría la literatura trabaja lo
erótico, como parte del hecho estético, de las experiencias y emociones humanas
y además como una potente herramienta de crítica social. Lo erótico en la
literatura se utiliza para denunciar la violencia, para narrar los deseos y
para producir extrañamiento en las sociedades adormecidas por la dominación. Lo
erótico en la literatura es una estrategia que permite a las sociedades salir
de la modorra de las costumbres pacatas, de la hipocresía y del silencio de las
normas.
Del mismo modo la literatura de las historietas de la época
de dictadura, como las novelas de escritores que escribieron desde el exilio,
como Cortázar con Rayuela, han recurrido a lo erótico como forma de evadir la
censura e incitar a la rebelión.
Tal vez asustan esos textos que nos recuerdan nuestra
humanidad, que nos reconocen la posibilidad de tener deseos propios, que nos
invitan a ser un poco más libres.
En particular, sobre la selección de historietas, publicadas
por Ediciones Colihue y sobre la adjetivación desde algunos sectores como
“material pornográfico”, es necesario conceptualizar qué se entiende por
pornografía. Ésta, en su acepción corriente refiere a todos aquellos
materiales, imágenes o reproducciones que representan actos sexuales con el fin
de provocar la excitación sexual del receptor (wikipedia).
En el material analizado, los dibujos aparecen sostenidos
por un relato ficcional, que puede atrapar, asustar, generar curiosidad,
adhesiones y rechazos. En definitiva son historias que conmueven, que nos
desubican, nos invitan a movernos de los lugares conocidos, establecidos. Es
decir son potentes para producir diálogos, manifestar emociones, reflexionar.
En cambio, no se han encontrado referencias en el sentido pornográfico.
Quizás esta situación sea una invitación para generar
espacios de reflexión entre adulto/as, para detenernos a pensar qué nos pasa a
nosotros y nosotras con el material, qué ideas se nos representan cuando
imaginamos que algunas de estas historias podrían ser vistas/leídas por
nuestros hijos e hijas/ alumnos y alumnas. Probablemente aparezcan prejuicios y
sentidos asociados a la sexualidad como algo peligroso y temido; al lugar del
adulto como tutor o vigilador, quién tiene absoluta potestad para
recortar/elegir/esconder/mostrar algunas partes de la realidad. Quizás sea una
buena ocasión para generar conversación en relación a cómo habilitar la palabra
de lo/as jóvenes, cómo promover en ellos sentidos ligados a la responsabilidad,
al saber elegir, al cuidado propio y de los demás; al respeto; a la toma de
posición sobre temas que vulneran derechos de las personas.
Para finalizar, expresar que el ingreso del la historieta a
la escuela también discute un curriculum escolar elitista, que menospreció
durante mucho tiempo las producciones artísticas de las clases populares y
privilegió la cultura escrita frente a otras manifestaciones culturales. La
historieta fue considerada un género menor, por la estética de las imágenes y
su supremacía respecto de las palabras, por la presencia de desnudos y
semidesnudos, por abordar temáticas de maltrato, de trata de personas, de
diversidad sexual. De allí su ingreso reciente a la escuela.
En este caso, la selección que se ha realizado es de alto
contenido estético y representa las obras y autores emblemáticos del género. Si
tales obras se recortaran o se escolarizaran para poder ingresar a la escuela
estaríamos ante un “como sí”. Y si en verdad uno de los propósitos centrales de
la escuela es formar una ciudadanía crítica, responsable, respetuosa de los
DDHH no es negándoles una parte de la cultura producida que se va a lograr.
Nota relacionada: El Gobierno Nacional justificó los ‘cómics eróticos’ que envió a Mendoza
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Excelente.
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