Por p. Francisco Nazar *
Las duras palabras de la presidenta de la República para con la
comunidad Qom de Formosa, en medio de aplausos, risas y actitudes prepotentes
del poder político, cayeron como azotes sobre el cuerpo de los Qom humillándolos
con crueldad y sin piedad.
Durante casi 3 minutos y hablando a los 40 millones de
argentinos por todos los medios públicos del país, su voz despreció los
derechos que asisten a los ciudadanos originarios cuestionando la libertad de
un pueblo indígena y a sus dirigentes a movilizarse, a manifestarse en los
medios de comunicación y a ser protagonistas de su propio destino.
Para conocimiento de los que no conocen Formosa, una buena
mayoría de los Qom que viven en la comunidad de la Primavera votan en
pueblos cercanos. Muchos otros que votan en la Primavera son criollos
que no viven en la comunidad. El total de votantes en la Primavera es de 819.
Queremos como discípulos misioneros de Jesús, rápidamente
solidarizarnos con la comunidad Qom y sus autoridades que encabeza Félix Díaz y
como el buen samaritano del evangelio estar junto a ellos nuevamente golpeados
y condenados a la soledad, al desprecio, a la calumnia y al despojo de sus
tierras y territorios, de su cultura, su dignidad y el derecho a decidir y
autodeterminarse en sus propias comunidades.
Y decirles con Jesús de Nazaret “Bienaventurados los que son perseguidos
por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt. 5) y que la Iglesia los acompañamos en
las luchas por sus legítimos derechos.
Cuando el Papa
Francisco fue consagrado Obispo de Roma, en una entrevista que tuvieron con la Presidenta, le regaló
un libro con las conclusiones de la conferencia general de los Obispos de
América Latina y el Caribe, conocido como el documento de Aparecida. Allí habla
mucho de los Pueblos Originarios y dice entre otras cosas:
“Los indígenas y afroamericanos son, sobre todo, “otros”
diferentes, que exigen respeto y reconocimiento. La sociedad tiende a
menospreciarlos, desconociendo su diferencia. Su situación social está marcada
por la exclusión y la pobreza. La
Iglesia acompaña a los indígenas y afroamericanos en las
luchas por sus legítimos derechos” (88)
“Hoy, los pueblos indígenas y afros estánamenazados en su
existencia física, cultural y espiritual; en sus modos de vida; en sus
identidades; en su diversidad; en sus territorios y proyectos.Algunas
comunidades indígenas se encuentran fuera de sus tierras porque éstas han sido
invadidas y degradadas, o no tienen tierras suficientes para desarrollar sus
culturas. Sufren graves ataques a su identidad y supervivencia, pues
laglobalización económica y cultural pone en peligro su propia existencia como
pueblos diferentes. Su progresiva transformación cultural provoca la
rápidadesaparición de algunas lenguas y culturas. La migración, forzada por la
pobreza, está influyendo profundamente en el cambio de costumbres, de
relaciones e incluso de religión”. (89)
“En algunos casos, permanece una mentalidad y una cierta
mirada de menor respeto acerca de los indígenas y afroamericanos. Demodo que,
descolonizar las mentes, el conocimiento, recuperar la memoria histórica,
fortalecer espacios y relaciones interculturales, son condiciones para la
afirmación de la plena ciudadanía de estos pueblos”. (96)
Una vez más animamos
al diálogo que es el único camino posible para la convivencia y elejercicio de
los derechos humanos. Que Jesús que dio su vida por los valores plasmados en el
Evangelio y su madre que esta junto a El nos animen a seguir sembrando la Justicia y el Amor.
Formosa, 15 de agosto en el día de la Virgen de la Asunción
- Por Edipa (Equipo Diocesano de Pastoral) y Vicaria de Pueblos Originarios
Nota relacionada: “Gracias, Gildo” (CFK). Félix Díaz le responde a la presidenta
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