Por Jorge Oriola *
Venciendo ciertos desganos personales decido hacer esta nota
que creo pertinente ya que antes de las PASO expresé opiniones y arriesgué
diagnósticos pre-electorales. Lo más importante es esta saludable costumbre de
votar que considero vital para seguir avanzando en esta democracia que ha
dejado de ser frágil y cumple 30 años, el período democrático más largo y más
democrático, valga la redundancia, de toda nuestra historia argentina. Y eso es
bueno.
Sin embargo, y pese a muchos avances igualitarios, el
alejamiento de los peligros del golpismo cívico-militar, muchos indicadores que
denotan crecimiento social y económico general, también es mucho lo que falta
conseguir; y eso se obtiene con más participación social y ciudadana en todos
los órdenes y ámbitos, no sólo con votar cada dos años formalmente.
Y uno debe preguntarse si estas elecciones (como tantas
otras) servirán realmente para encaminarnos a esos logros que nos debemos o se
nos deben: ampliar la seguridad de la vida diaria frente a las violencias y los
riesgos viales y de transportes, que la educación y la tecnología lleguen
absolutamente a todos y con mayor eficiencia, más trabajo, legal y con buenos
sueldos, un uso soberano de nuestros recursos, preservar el ambiente, ampliar
los derechos a todos los sectores, profundizar la justicia, etc... Es decir, lo que en general queremos
las mayorías y que en general expresan todos o casi todos los candidatos y
partidos..., cuando expresan algo así en múltiples spots publicitarios donde
suelen aparecer más frases hechas, sonrisas que se asemejan más a publicidades
de pastas dentales que a promociones políticas y lugares comunes del lenguaje
que verdaderas propuestas.
El tema entonces es cómo llegar o acercarse a esas metas
generales, con qué propuestas concretas, metodologías, antecedentes,
personas...
En estas elecciones legislativas de octubre de 2013 no habrá
demasiadas novedades respecto de las PASO. Son legislativas, por jurisdicciones
provinciales, se eligen diputados y senadores de cada una y en forma parcial;
no son determinantes de la política nacional porque el gobierno tiene dos años
más de ejercicio y compromiso, por más que desde los medios corporativos los
periodistas estrella insistan en lo contrario, y por más que la violencia
comience a inundar algunos aspectos de la campaña electoral. Sin embargo, no
son inocuas; estas elecciones deben marcar algunos cambios necesarios, tal como
de algún modo sucedió tras los resultados de las PASO. El gobierno nacional
deberá interpretar más al detalle el veredicto general, que de no mediar un
gran trastorno de urnas, será más o menos como en agosto: un 30 % aproximado de
votos en el país y la retención de su caudal de diputados y quizás igual en
senadores. Es decir, un total de votos que será más o menos la mitad de votos
de 2011; son legislativas, no presidenciales, pero...
En la provincia, el PACH-Dasnevismo, nueva fórmula
seguramente transitoria, ganará por muchos puntos y quizás llegue a la goleada
conservando las dos diputaciones, lo que ya muestra varias cosas: un gobierno
provincial que no ataja un tiro libre, desunión y confusiones, la no resolución
de graves problemas, disputas internas, la no elección de mejores candidatos y
algo fundamental: saltar de trinchera no es gratis.
Quedan otras opciones en crecimiento, preparándose para
seguir en 2015: los radicales, que han aumentado sus votos, y el Polo
Social y la izquierda frentista que
deberán evaluar su continuidad. En todo caso siguen vigentes tres grandes
problemas provinciales: el déficit económico que avanza a puro riesgo social,
la violencia institucional y las muertes de víctimas inocentes, en especial en
grandes ciudades, y los avances de las políticas extractivas, cada vez más
cuestionadas, sin la apertura al debate y la información que mínimamente se
requiere. Temas que, seguramente, no parecen dirimirse en esta elección, al
menos por ahora.
De todos modos, sigue siendo saludable acostumbrarse a
votar. Son 30 años de democracia, aunque con solo votar no alcanza.
* Historiador-
Esquel
Nota relacionada: Opinión: “Después de las P.A.S.O.”, por Jorge Oriola
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