lunes, noviembre 18, 2013

Embestida minera: “Todo vale, menos la democracia y la voluntad del pueblo”, por Frente Unidad Sur



Por Frente Unidad Sur


Ya es conocida la intención del gobierno provincial de avanzar en la megaminería a cielo abierto en Chubut. Para ello, cuenta con el impulso (o la exigencia) del gobierno nacional y la actitud cómplice de muchos actores de los partidos tradicionales.

Esta intención se da en un contexto que es verdaderamente antidemocrático, por varias razones. En primer lugar, el gobierno no informa debidamente a la población de los riesgos de este tipo de explotación. Y esto es un criterio democrático elemental: comunicar a los representados si lo que el gobierno va a hacer los va a afectar y de qué modo. En segundo lugar, el gobierno tampoco presenta a la opinión pública sus lineamientos de explotación de los recursos naturales. Todo se reduce a un acuerdo tras bambalinas, rodeados de rumores y de borradores de leyes o decretos que solo cobran visibilidad horas antes de ser aprobados. En tercer lugar, se ignora la opinión de sectores importantes de la comunidad, vecinos, organizaciones sociales, especialistas académicos, que desde hace años analizan estos temas, tienen opinión formada y quieren transmitirla al gobierno. Ya sabemos lo que suele ocurrir con estos ciudadanos cuando van a la Legislatura provincial: se los corre a palos.

Esto último no es un detalle menor. La gran minería no cuenta con eso que se denomina “licencia social”, lo cual es un requisito excluyente para dar inicio a este tipo de emprendimiento. Acá hay lobby y mucho negociado, pero no ha consenso.

En los últimos tiempos, el gobierno viene intentado infructuosamente aprobar una legislación que permita el avance en la exploración y explotación minera contaminante a cielo abierto y también la instalación de yacimientos de minerales que son críticos por su carácter radioactivo. Este es el caso del uranio, el “tesoro” que el gobierno quiere extraer para el bien de todos.

La metodología de la aprobación de marcos legales de manera veloz y sin discusión no es nueva. Sucedió en el 2007 con el contrato con PAE y hace apenas unas semanas, con el contrato de Tecpetrol. Sin dar ningún aviso público, el gobierno abrió la puerta al fracking. Es lamentable que se continúe por esta senda, burlando la opinión pública y los intereses del pueblo.

La violencia contra las organizaciones sociales y ambientales

Para remarcar la hipocresía de la declamada “licencia social”, recordamos que, hace ya algunos meses, con motivo del tratamiento en la Legislatura del Chubut del pretendido Marco Regulatorio de las Actividades Mineras e Hidrocarburïferas, los compañeros militantes de las asambleas sociales y ambientales fueron agredidos y salvajemente golpeados, de manera indiscriminada.

Vale mencionar que esos militantes son hombres y mujeres, padres y madres de familia que acuden a estos actos públicos acompañados de sus hijos, porque su accionar es pacífico, porque entienden que estas manifestaciones son útiles como instancias de enseñanza y de aprendizaje de la defensa de la naturaleza y de la vida. Sin embargo, fueron golpeados por la patota de la UOCRA, fuerza de choque que frecuentemente es utilizada para defender los intereses de las corporaciones tanto económicas como políticas.

Hay sobradas pruebas testimoniales y gráficas de estos hechos de violencia, pero el gobierno nunca tuvo la menor intención de hacer justicia y buscar y procesar a los culpables.

Posteriormente, en la ciudad de Puerto Madryn, militantes de organizaciones sociales y ambientales fueron procesados por realizar pintadas en diferentes paredes. A ellos sí se los persiguió y se los acusó de conductas subversivas y terroristas. El gobierno contó con la complicidad de la corporación judicial.

Está claro: para el gobierno, el delito es defender la vida y querer exponer públicamente ese punto de vista; en cambio, golpear y agredir físicamente a esos ciudadanos no solo no es considerado un delito sino que es tomado como una elogiable prueba de lealtad.

El acuerdo cerrado entre el anterior Fiscal del Estado (y apoderado de la lista del FPV) Blas Meza Evans y los jueces, mediante el que se les otorgaba a éstos un incremento salarial vergonzoso, es un indicio más de cómo se gobierna: defendiendo los intereses de grandes grupos económicos, con la ayuda de la justicia, por un lado, y de las patotas funcionales al gobierno, por otro.

Todo vale, menos la democracia y la voluntad del pueblo.

(Comunicado de prensa, elaborado en el marco del Encuentro Provincial del FUS realizado el sábado 16 en Esquel)

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