Por Cultura Trevelin
Jueves 7
20:00 hs ---- Forajidos de la Patagonia - Entrada
Gral.: ( 2 x 1) $12
Fuente: Télam
“Se trata de una comedia de aventuras con elementos de
western”, sintetizó Leibovich sobre una trama que incluye pinceladas de acción,
humor absurdo, reseñas históricas, tiros, persecuciones, amores obsesivos con
destinos psiquiátricos y parodias al propio cine nacional.
“Forajidos de la Patagonia” cuenta la historia de Pancho (Juan
Manuel Rodil), un joven pero ya deslucido realizador independiente que conjuga
su trabajo como telemarketer con la desesperada y estéril búsqueda de
financiamiento para su película -excesivamente- independiente.
Frustrado ante la negativa tajante de los productores que
ven en su largometraje un compendio de lugares comunes y poco rentables, el
joven recibe un dato de su abuelo Fausto (Horacio Dener) para encontrar en Chubut
el tesoro que el famoso ladrón estadounidense de trenes y bancos, Butch
Cassidy, dejó al huir en 1905.
El puntapié para hallar el sustancioso botín es la aparición
de un cuadro, pintado por el mismísimo Cassidy, que encierra en su dibujo el
lugar donde está enterrado el tesoro.
Pero robar la pintura de la municipalidad de Cholila no será
tarea sencilla: Pancho se cruza con Nancy Keegan (Carla Pandolfi), una
comprometida funcionaria pública, su psicótico enamorado Aníbal (Adrián
Garavano), Dimitri (Hernán Varelax), un buscador de tesoros profesional, y un
comisario que lo persigue por un delito ajeno.
“En 2004 me fui con mi familia de vacaciones a El Bolsón y
un taxista me comenta que en Cholila están las cabañas de Cassidy y empecé a
fantasear con qué hubiera pasado si dejaba algo oculto en su paso por la Patagonia”, explicó
Leibovich sobre el germen que traccionó el guión que urdió junto a Juan Cruz
Varela.
El objetivo, según coinciden ambos, fue contar qué hubiera
pasado en esos años que quedaron fuera del filme “Butch Cassidy y Sundance
Kid”, que Robert Redford y Paul Newmann protagonizaron en 1969.
Devenido en una suerte de Indiana Jones de bajo presupuesto,
Pancho va deshaciéndose del traje de patético cineasta sin nada que contar para
convertirse en un verdadero héroe.
“El filme empieza con un pibe que quiere hacer películas y
que termina haciendo la película que puede hacer”, dijo Varela sobre la
historia del protagonista.
“Lo que le pasa a Pancho es un poco autorreferencial
-confesó- porque al principio detentaba esa cosa del nuevo cine argentino en el
que no pasa nada y al final encuentra algo para decir, pero lo cuenta como
puede”.
Y si alguien sabe de adaptarse a las posibilidades
presupuestarias a la hora de hacer cine son ambos guionistas, que tuvieron que
modificar la trama y reemplazar tiros, persecuciones y helicópteros hasta el
mismísimo primer día de rodaje.
“Si uno pretende aferrarse a un guión, necesariamente
necesita otro presupuesto. En nuestra circunstancia no se puede.
Entonces decidimos mantenernos fieles a lo que queríamos
contar y trabajar mucho el guión”, agregó Leibovich sobre el filme que le
demandó siete versiones diferentes.
Luego, cuando casi parecían acercarse a un resultado final,
Fabián Bielinski, el realizador de “Nueve reinas” (filme donde Leibovich había
trabajado de segundo asistente de dirección), fue contundente: los malos no
eran lo suficientemente hostiles y causaban más risa que miedo. “Eran todos una
parva de inútiles”, reconoció Varela.
Así es cómo ahora, con ajustes y contraajustes que fueron
perfilando mejor la historia, pero sin perder el toque personal y delirante que
le imprimieron los autores, “Forajidos de la Patagonia” llega para
engordar la batea de un género muy poco explotado en el país.
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