Enviado por Néstor Almagro
Muhammad Yunus, el ganador del Nobel de la Paz 2006, asegura que con el dinero de las guerras se terminaría de una vez y para siempre con la desigualdad en el mundo. “Estamos ante una economía global diseñada para el 6% de la población, en la que el restante 94% no existe”, afirma.
Muhammad Yunus, quien fuera condecorado con el Premio Nobel de la Paz 2006, concedió un extenso reportaje al diario “El Mundo” de España. Allí declara que "los niños de próximas generaciones irán a ver la pobreza a los museos" como un canto a la esperanza de que el mal de la desigualdad desaparezca de una buena vez en el planeta.
La idea de este economista blangladeshí para hacer realidad su utopía nació con la concesión de microcréditos a quienes no habrían llegado al mostrador de un banco sin ser expulsados de la sucursal. Su Banco de los Pobres (Grameen) se ha convertido en un imposible realizable que hoy se imita en todo el mundo y que ha logrado financiar los sueños de millones de desposeídos.
Mohamed Yunus dirige desde su despacho de la cuarta planta de un céntrico edificio de Dhaka (capital de Bangladesh) un imperio de solidaridad, que abarca la telefonía móvil, la agricultura, la manufacturació n o las finanzas. Porque él es, por encima de todo, un banquero. Probablemente el único al que usted invitaría a comer a su casa.
“Todos los seres humanos tienen la capacidad de cuidarse por sí mismos. La razón por la que son y se mantienen pobres no está en los individuos, sino en el sistema. Si corregimos éste y la gente recibe la necesaria oportunidad, nadie tiene por qué ser pobre. Para mí la pobreza es como una cárcel a la que hemos empujado a una parte de la sociedad. Si suprimimos las barreras que mantienen a esas personas dentro, y les dejamos demostrar su capacidad, ellas mismas sabrán salir adelante. La pobreza no es una condición natural de los seres humanos, es una imposición artificial”, dice sobre su utopía: el mundo sin un solo pobre.
“¿Soportaría el planeta una clase media global en la que todo el mundo pudiera comprarse un coche?” preguntaban desde el matutino ibérico a lo que Yunus respondió que “el 94% de los ingresos del mundo van a parar a un 6% de la población. Eso no es justo. Es necesario moderar la cantidad de recursos que utiliza la parte de la población que está en lo más alto. Sólo cuando tomemos la decisión de compartir los recursos de los que disponemos empezaremos a pensar en alternativas de cómo hacerlo. Ahora malgastamos esos recursos. Tenemos aldeas con 5.000 familias en las que nadie tiene un coche y familias que disponen de cinco. Estamos ante una economía global diseñada para el 6% de la población, en la que el restante 94% no existe”.
“Asegura usted que con el dinero empleado en las guerras de los últimos años, incluida la de Irak, se habría acabado la pobreza en el mundo”, interrogaban desde el periódico. “Sí, hace mucho, mucho tiempo”, sentenció Yunus y agregó que “el esfuerzo que hemos empleado en desarrollar cabezas nucleares. Tenemos 15.000 cabezas nucleares activas (14.000 en Rusia y EEUU y 1.000 en el resto del mundo). Se está empleando más dinero en modernizarlas y reemplazarlas. ¿Por qué? ¿Cuántas armas nucleares necesitas para terminar con el mundo? Sólo un puñado, pero almacenamos 15.000 de ellas, listas para ser usadas. Resulta imposible encontrar una explicación a la necesidad de mantener ese arsenal.
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