Por Coordinadora de Trabajadores de Base
Los días 21 y 22 de Junio sesionó la Asamblea Universitaria (máximo Órgano de Gobierno de la Universidad ) para reformar el Estatuto de la misma.
La Reforma del Estatuto de la UNP nace de los procesos de lucha que llevó adelante el movimiento estudiantil durante el 2005 que tuvieron como máxima expresión la toma de las cinco sedes con las que esta Universidad cuenta (Trelew, Comodoro Rivadavia, Esquel, Ushuaia y Puerto Madryn).
Durante esa medida de fuerza se consiguieron muchísimas reivindicaciones históricas del movimiento estudiantil, pero sobre todo lo que esa toma instaló fue el poder que el movimiento estudiantil tiene cuando se organiza, generando un cambio profundo en la correlación de fuerzas.
Como punto de inflexión la toma puso en carpeta de discusión la Universidad que es necesario construir que avanzó hacia la reforma estatutaria concretada los pasados 21 y 22 de junio donde se consiguieron históricas reivindicaciones que sin lugar a dudas significan un paso adelante hacia la Universidad Popular.
La necesidad de la democratización en las Universidades nacionales – una discusión instalada en todo el país – es imprescindible en aras de la defensa de la educación pública. Todos conocemos la decadencia en la que se encuentran las Universidades y las crisis presupuestarias, edilicias y académicas por las que atraviesan. Ese es el proyecto que han llevado adelante durante los últimos años los distintos gobiernos de turno para la educación, que tiene su máxima expresión en la Ley de Educación Superior decretada en la década menemista y digitada desde el FMI y el Banco Mundial.
La implementación de la Ley de Ecuación Superior y quienes se encargaron de llevarla adelante, son los principales culpables de la realidad por la que atraviesa la Educación del nivel Superior: no existe presupuesto para garantizar condiciones mínimas de enseñanza, aprendizaje o cursado, olvidémonos de la existencia de una partida para ciencia y técnica.
Cuando se habla de democratización en las universidades se considera una necesidad impostergable; pues el poder está concentrado en una minoría elitista que ha garantizado todos estos años que el proyecto de la LES se lleve adelante, provocando la destrucción y el vaciamiento en las universidades, subsumiéndose, paralelamente a las políticas de desfinanciamiento del gobierno nacional.
Por todo esto la Reforma estatutaria que se llevó a cabo en la Universidad de la Patagonia alcanza un nivel trascendental, ya que los avances que se dieron son significativos para avanzar hacia la democratización. Por otro lado, se consiguió que el Estatuto en su forma integral se ponga a consideración para su modificación, acentuando de esta manera su característica de histórica.
Cabe aclarar que hasta el momento el poder en las universidades estaba restringido a un pequeño grupo de docentes concursados pertenecientes a la categoría de “profesores”.
En la UNP – así como en casi todas las universidades nacionales – más del 60% de la planta docente no está concursada. En este sentido una de las históricas conquistas que conseguimos arrancar, luego de 30 hs. de sesión, fue el acceso en su forma integral de los docentes interinos a la ciudadanía universitaria; esto quiere decir que toda la planta docente - sin importar en que condición se halle – podrá elegir y ser representante en los Órganos de Co – Gobierno. Asimismo se impuso en el Consejo Académico – ahora, C. Directivo - que la brecha diferencial entre profesores y auxiliares se reduzca de cinco a uno.
El voz y voto para los no docentes - ahora, trabajadores universitarios no docentes – fue otro gran logro en el proceso de romper el cerco de quienes accedían al poder. Ahora estos trabajadores tienen derecho a voz y voto en todos los cuerpos colegiados, pudiendo, por otro lado, realizar actividades que competan a otro claustro sin tener que renunciar para poder ser representantes de sus pares.
La mayor representación estudiantil se impuso en todos los Órganos de co – gobierno (de la Universidad , Facultades y sedes); alcanzando en el Consejo Superior la paridad representativa docente estudiantil.
Por otro lado se impidió que el sector más conservador de la Universidad se llevara lo que había ido a buscar: la elección de autoridades por voto directo ponderado por el cuerpo de la Asamblea Universitaria. Sin lugar a dudas este sería un retroceso en la democratización. El fundamento que acompañó la moción de voto directo ponderado versaba sobre la democratización, cuando el sector que lo proponía fue el opositor por excelencia en que se equipare la representación de los Consejos Directivos, que son los cuerpos que componen a la Asamblea Universitaria. En este sentido, creemos que debe defenderse el co – gobierno de la universidad de la manera que fuera necesario, pero no acceder a metodologías que puedan derivar en la presidencialización de las autoridades, ya que estas deben desarrollar meramente un rol de gestión administrativa y de manera contraria se atentaría contra el co – gobierno. Es necesario resaltar que la elección directa ponderada sólo circunscribe más la participación.
La reforma estatutaria que se llevó a cabo en la UNP significa el inició de un puntapié que debe empezar a tener eco en el resto de las Universidades Nacionales. Los logros alcanzados no sólo son históricos, sino que además dan lugar a que estos primeros pasos sigan profundizándose en aras de la defensa de la educación pública y hacia la construcción de una Universidad de excelencia a la que pueda acceder todo el pueblo y donde se produzca conocimiento científico al servicio de las necesidades de la sociedad y no ya de las multinacionales. Las nuevas representaciones serán claves para defender los intereses de los distintos sectores de la universidad y para continuar dando firmes pasos en la Universidad que es necesario construir.
Ha quedado el antecedente en la Universidad Nacional de la Patagonia para tirar abajo la LES y las estructuras de gobierno que ésta promueve. Las mismas – las estructuras – están por demás agotadas por haber sido las culpables de la decadencia universitaria: el arancel, el ingreso restricto, las bajas matrículas, el cierre de carreras, la desfinanciación. Ahora la tarea es seguir avanzando hacia una distribución del poder en las universidades que defienda la educación pública y avance en construir la educación que necesitamos.
Los días 21 y 22 de Junio sesionó la Asamblea Universitaria (máximo Órgano de Gobierno de la Universidad ) para reformar el Estatuto de la misma.
La Reforma del Estatuto de la UNP nace de los procesos de lucha que llevó adelante el movimiento estudiantil durante el 2005 que tuvieron como máxima expresión la toma de las cinco sedes con las que esta Universidad cuenta (Trelew, Comodoro Rivadavia, Esquel, Ushuaia y Puerto Madryn).
Durante esa medida de fuerza se consiguieron muchísimas reivindicaciones históricas del movimiento estudiantil, pero sobre todo lo que esa toma instaló fue el poder que el movimiento estudiantil tiene cuando se organiza, generando un cambio profundo en la correlación de fuerzas.
Como punto de inflexión la toma puso en carpeta de discusión la Universidad que es necesario construir que avanzó hacia la reforma estatutaria concretada los pasados 21 y 22 de junio donde se consiguieron históricas reivindicaciones que sin lugar a dudas significan un paso adelante hacia la Universidad Popular.
La necesidad de la democratización en las Universidades nacionales – una discusión instalada en todo el país – es imprescindible en aras de la defensa de la educación pública. Todos conocemos la decadencia en la que se encuentran las Universidades y las crisis presupuestarias, edilicias y académicas por las que atraviesan. Ese es el proyecto que han llevado adelante durante los últimos años los distintos gobiernos de turno para la educación, que tiene su máxima expresión en la Ley de Educación Superior decretada en la década menemista y digitada desde el FMI y el Banco Mundial.
La implementación de la Ley de Ecuación Superior y quienes se encargaron de llevarla adelante, son los principales culpables de la realidad por la que atraviesa la Educación del nivel Superior: no existe presupuesto para garantizar condiciones mínimas de enseñanza, aprendizaje o cursado, olvidémonos de la existencia de una partida para ciencia y técnica.
Cuando se habla de democratización en las universidades se considera una necesidad impostergable; pues el poder está concentrado en una minoría elitista que ha garantizado todos estos años que el proyecto de la LES se lleve adelante, provocando la destrucción y el vaciamiento en las universidades, subsumiéndose, paralelamente a las políticas de desfinanciamiento del gobierno nacional.
Por todo esto la Reforma estatutaria que se llevó a cabo en la Universidad de la Patagonia alcanza un nivel trascendental, ya que los avances que se dieron son significativos para avanzar hacia la democratización. Por otro lado, se consiguió que el Estatuto en su forma integral se ponga a consideración para su modificación, acentuando de esta manera su característica de histórica.
Cabe aclarar que hasta el momento el poder en las universidades estaba restringido a un pequeño grupo de docentes concursados pertenecientes a la categoría de “profesores”.
En la UNP – así como en casi todas las universidades nacionales – más del 60% de la planta docente no está concursada. En este sentido una de las históricas conquistas que conseguimos arrancar, luego de 30 hs. de sesión, fue el acceso en su forma integral de los docentes interinos a la ciudadanía universitaria; esto quiere decir que toda la planta docente - sin importar en que condición se halle – podrá elegir y ser representante en los Órganos de Co – Gobierno. Asimismo se impuso en el Consejo Académico – ahora, C. Directivo - que la brecha diferencial entre profesores y auxiliares se reduzca de cinco a uno.
El voz y voto para los no docentes - ahora, trabajadores universitarios no docentes – fue otro gran logro en el proceso de romper el cerco de quienes accedían al poder. Ahora estos trabajadores tienen derecho a voz y voto en todos los cuerpos colegiados, pudiendo, por otro lado, realizar actividades que competan a otro claustro sin tener que renunciar para poder ser representantes de sus pares.
La mayor representación estudiantil se impuso en todos los Órganos de co – gobierno (de la Universidad , Facultades y sedes); alcanzando en el Consejo Superior la paridad representativa docente estudiantil.
Por otro lado se impidió que el sector más conservador de la Universidad se llevara lo que había ido a buscar: la elección de autoridades por voto directo ponderado por el cuerpo de la Asamblea Universitaria. Sin lugar a dudas este sería un retroceso en la democratización. El fundamento que acompañó la moción de voto directo ponderado versaba sobre la democratización, cuando el sector que lo proponía fue el opositor por excelencia en que se equipare la representación de los Consejos Directivos, que son los cuerpos que componen a la Asamblea Universitaria. En este sentido, creemos que debe defenderse el co – gobierno de la universidad de la manera que fuera necesario, pero no acceder a metodologías que puedan derivar en la presidencialización de las autoridades, ya que estas deben desarrollar meramente un rol de gestión administrativa y de manera contraria se atentaría contra el co – gobierno. Es necesario resaltar que la elección directa ponderada sólo circunscribe más la participación.
La reforma estatutaria que se llevó a cabo en la UNP significa el inició de un puntapié que debe empezar a tener eco en el resto de las Universidades Nacionales. Los logros alcanzados no sólo son históricos, sino que además dan lugar a que estos primeros pasos sigan profundizándose en aras de la defensa de la educación pública y hacia la construcción de una Universidad de excelencia a la que pueda acceder todo el pueblo y donde se produzca conocimiento científico al servicio de las necesidades de la sociedad y no ya de las multinacionales. Las nuevas representaciones serán claves para defender los intereses de los distintos sectores de la universidad y para continuar dando firmes pasos en la Universidad que es necesario construir.
Ha quedado el antecedente en la Universidad Nacional de la Patagonia para tirar abajo la LES y las estructuras de gobierno que ésta promueve. Las mismas – las estructuras – están por demás agotadas por haber sido las culpables de la decadencia universitaria: el arancel, el ingreso restricto, las bajas matrículas, el cierre de carreras, la desfinanciación. Ahora la tarea es seguir avanzando hacia una distribución del poder en las universidades que defienda la educación pública y avance en construir la educación que necesitamos.
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