Por Lucía Tamburini
Aunque es una herramienta poco conocida, en la Argentina la etiqueta de eficiencia energética en heladeras y freezers es obligatoria desde marzo del 2006. Las mismas se adosan en los artefactos para describir su desempeño energético con el objetivo de mostrar a los consumidores cuál es el consumo energético y la eficiencia del producto.
Hoy, estas etiquetas son el único elemento concreto y confiable que indica cuál es el consumo energético y la eficiencia de un producto. En nuestro país, el sistema de etiquetado de eficiencia obligatorio debutó en marzo del 2006 con los refrigeradores y freezers domésticos. En la actualidad, se está trabajando en otros artefactos como lámparas, equipos de aire acondicionado, lavarropas, entre otros.
“Las políticas de Eficiencia Energética trabajan del lado de la demanda, impidiendo que ésta crezca de modo desmesurado y permitiendo que los servicios que nos dan la energía sean más económicos e impacten menos en el ambiente, todos atributos que a la Argentina le vienen muy bien”, afirma el Ingeniero Carlos Tanides, Responsable del Proyecto Cambio Climático y Energía de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA).
La etiqueta de eficiencia energética consiste en una escala comparativa de clases de eficiencia identificadas con letras que van desde la A hasta la G con diferentes colores. La A es la clase más eficiente (consume el mínimo de energía) y la G la menos eficiente. Las letras intermedias se aplican a los productos también intermedios. De esta manera, el consumidor puede comparar las eficiencias de las distintas marcas y modelos. “La diferencia de consumo entre clases de eficiencia es importante. Por ejemplo una heladera clase G consume más del doble de energía eléctrica que una heladera clase A”, explica Tanides.
El éxito del sistema de etiquetado de eficiencia energética depende de que el consumidor, disponiendo de esta información, opte por los productos más eficientes. A su vez los fabricantes, impulsados por esta preferencia, colocarán en el mercado modelos cada vez más eficientes produciendo mejores artefactos. Así los productos menos eficientes se desplazarán, al cabo de un tiempo, hacia modelos de menor consumo.“Las etiquetas de eficiencia energética son uno de los elementos que conforman una política de Eficiencia Energética y deben estar apoyadas por una serie de acciones, como por ejemplo campañas de educación y difusión”, sostiene el experto de la FVSA.
El formato de la etiqueta de eficiencia energética de la Argentina es el mismo que se emplea en la Unión Europea y se irá aplicando a otros productos. La etiqueta apunta a lograr un menor consumo energético y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provenientes de la generación de electricidad a partir de la quema de combustibles fósiles.
“En los numerosos estudios realizados alrededor de todo el mundo, la Eficiencia Energética es considerada como una de las medidas más eficaces para combatir el Cambio Climático. Es hora de que asumamos nuestra responsabilidad en este y otros temas implantando una política de Eficiencia Energética en el país”, finaliza Tanides.
Aunque es una herramienta poco conocida, en la Argentina la etiqueta de eficiencia energética en heladeras y freezers es obligatoria desde marzo del 2006. Las mismas se adosan en los artefactos para describir su desempeño energético con el objetivo de mostrar a los consumidores cuál es el consumo energético y la eficiencia del producto.
Hoy, estas etiquetas son el único elemento concreto y confiable que indica cuál es el consumo energético y la eficiencia de un producto. En nuestro país, el sistema de etiquetado de eficiencia obligatorio debutó en marzo del 2006 con los refrigeradores y freezers domésticos. En la actualidad, se está trabajando en otros artefactos como lámparas, equipos de aire acondicionado, lavarropas, entre otros.
“Las políticas de Eficiencia Energética trabajan del lado de la demanda, impidiendo que ésta crezca de modo desmesurado y permitiendo que los servicios que nos dan la energía sean más económicos e impacten menos en el ambiente, todos atributos que a la Argentina le vienen muy bien”, afirma el Ingeniero Carlos Tanides, Responsable del Proyecto Cambio Climático y Energía de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA).
La etiqueta de eficiencia energética consiste en una escala comparativa de clases de eficiencia identificadas con letras que van desde la A hasta la G con diferentes colores. La A es la clase más eficiente (consume el mínimo de energía) y la G la menos eficiente. Las letras intermedias se aplican a los productos también intermedios. De esta manera, el consumidor puede comparar las eficiencias de las distintas marcas y modelos. “La diferencia de consumo entre clases de eficiencia es importante. Por ejemplo una heladera clase G consume más del doble de energía eléctrica que una heladera clase A”, explica Tanides.
El éxito del sistema de etiquetado de eficiencia energética depende de que el consumidor, disponiendo de esta información, opte por los productos más eficientes. A su vez los fabricantes, impulsados por esta preferencia, colocarán en el mercado modelos cada vez más eficientes produciendo mejores artefactos. Así los productos menos eficientes se desplazarán, al cabo de un tiempo, hacia modelos de menor consumo.“Las etiquetas de eficiencia energética son uno de los elementos que conforman una política de Eficiencia Energética y deben estar apoyadas por una serie de acciones, como por ejemplo campañas de educación y difusión”, sostiene el experto de la FVSA.
El formato de la etiqueta de eficiencia energética de la Argentina es el mismo que se emplea en la Unión Europea y se irá aplicando a otros productos. La etiqueta apunta a lograr un menor consumo energético y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provenientes de la generación de electricidad a partir de la quema de combustibles fósiles.
“En los numerosos estudios realizados alrededor de todo el mundo, la Eficiencia Energética es considerada como una de las medidas más eficaces para combatir el Cambio Climático. Es hora de que asumamos nuestra responsabilidad en este y otros temas implantando una política de Eficiencia Energética en el país”, finaliza Tanides.
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