Enviado por Red Eco
Tres sobrevivientes de los centros clandestinos de detención “Puesto Vasco” y COT1 de Martínez identificaron al genocida Christian Von Wernich como el sacerdote que, durante su cautiverio, los visitaba para convencerlos de que dieran información en las sesiones de torturas.
(Red Eco) Buenos Aires - Héctor Ballent, quien fuera Director de Ceremonial, Alberto Liberman que se había desempeñado como Ministro de Obras Públicas, ambos durante el gobierno de Calabró en la provincia de Buenos Aires, y Juan Ramón Nazar, quien en aquella época era director del diario La Opinión de Trenque Lauquen.
Hector Ballent en su testimonio señaló que mientras estaba secuestrado, escuchó voces de niños que gritaban, provenientes de las salas de tortura. El mismo Ballent fue sometido a torturas, mediante la aplicación de corriente eléctrica y simulacros de fusilamiento y recordó que el que controlaba el estado de los detenidos en las sesiones y determinaba si se los podía seguir torturando: era el médico policial Jorge Antonio Bergés.
En ese marco Ballent recibió, junto a sus compañeros de cautiverio, la visita del entonces capellán de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Christian Von Wernich. En “Puesto Vasco”, el cura “visitó” a los detenidos ilegales al menos en dos oportunidades. “La primera vez entró y preguntó cómo estábamos, cuál era nuestra situación, pero no nos dejó hablar”, y recordó que, una vez que el represor se fue, les dijo a sus compañeros de cautiverio: “Este no es cura, es un taquero que se consiguió ropa de cura”.
“La segunda vez nos dijo: ‘ustedes tendrían que hablar, así no los castigan más'”, afirmó Ballent, y contó que en ese momento confrontó al sacerdote: “Le dije: ‘como ministro de la Iglesia , está aceptando que nos castigan; ¿por qué no saca a la luz que hay gente que está siendo torturada?'”. Von Wernich, no respondió y se fue, señaló el testigo.
Luego declaró Juan Ramón Nazar, fue secuestrado en Trenque Lauquen el 21 de julio de 1977, y trasladado a “Puesto Vasco”, en donde las deplorables condiciones de detención y la permanente tortura psicológica afectaron su salud de tal forma que “estaba más cerca de la muerte que de la vida”. En ese estado se encontraba cuando Von Wernich visitó el centro clandestino. El sobreviviente contó que el cura estaba vestido con sotana y cuello sacerdotal, y que habló con varios de los prisioneros, a quienes les dijo que venía a “brindarles asistencia espiritual”.
“Yo le respondí que me sorprendía profundamente la presencia de un sacerdote en un lugar clandestino de detención, y que no podía concebir que en un sitio de estas características estuviera un hombre de la Iglesia ”.
Nazar contó que estuvo secuestrado en “Puesto Vasco” hasta principios de octubre de ese año, y luego fue trasladado a otro centro clandestino, la comisaría 60º de Monte Grande, que funcionaba como una instancia de “legalización” y “recuperación” de los prisioneros que serían puestos en libertad. Fue liberado en agosto de 1978, más de un año después de su secuestro.
El tercero en declarar, Alberto Liberman, secuestrado el 14 de mayo de 1977 y llevado en primer lugar al COT1 de Martínez, en donde fue interrogado mediante torturas.
Permaneció detenido ilegalmente allí durante dos meses, y fue luego trasladado a “Puesto Vasco”. Liberman describió las inhumanas condiciones de detención en los diversos centros clandestinos por los que pasó y las torturas que sufrió: golpes, picana eléctrica, simulacros de fusilamiento y una permanente tortura psicológica a cargo de varios represores, entre ellos el cura Von Wernich.
“En una oportunidad vi la presencia de un sacerdote, o de una persona vestida con hábito de sacerdote”, contó Liberman, quien primero pensó que se trataba de un falso cura, hasta que pudo identificarlo mucho tiempo después, a través de la CONADEP y el Juicio a las Juntas en 1985: “En esa época me entero de cómo se llama”.
El testigo contó que en “Puesto Vasco” Von Wernich “habló con algunos de nosotros de manera individual”. “Nos dijo: ‘Les aconsejo decir la verdad'. La respuesta mía fue: ‘Padre, es lo que estoy haciendo desde el primer día que estuve acá, y parece que no me quieren creer'. Él se dio vuelta y se fue...”.
Liberman fue liberado el 23 o 24 de agosto de 1978, desde la Comisaría 60º de Monte Grande. Pudo identificar este último centro clandestino gracias a los detenidos comunes que se encontraban allí. “De hecho, gracias a los presos comunes seguimos vivos, porque nadie se ocupaba de darnos de comer. Sobrevivimos por la solidaridad de ellos”, subrayó. Fuente: Yusticia Ya
Tres sobrevivientes de los centros clandestinos de detención “Puesto Vasco” y COT1 de Martínez identificaron al genocida Christian Von Wernich como el sacerdote que, durante su cautiverio, los visitaba para convencerlos de que dieran información en las sesiones de torturas.
(Red Eco) Buenos Aires - Héctor Ballent, quien fuera Director de Ceremonial, Alberto Liberman que se había desempeñado como Ministro de Obras Públicas, ambos durante el gobierno de Calabró en la provincia de Buenos Aires, y Juan Ramón Nazar, quien en aquella época era director del diario La Opinión de Trenque Lauquen.
Hector Ballent en su testimonio señaló que mientras estaba secuestrado, escuchó voces de niños que gritaban, provenientes de las salas de tortura. El mismo Ballent fue sometido a torturas, mediante la aplicación de corriente eléctrica y simulacros de fusilamiento y recordó que el que controlaba el estado de los detenidos en las sesiones y determinaba si se los podía seguir torturando: era el médico policial Jorge Antonio Bergés.
En ese marco Ballent recibió, junto a sus compañeros de cautiverio, la visita del entonces capellán de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Christian Von Wernich. En “Puesto Vasco”, el cura “visitó” a los detenidos ilegales al menos en dos oportunidades. “La primera vez entró y preguntó cómo estábamos, cuál era nuestra situación, pero no nos dejó hablar”, y recordó que, una vez que el represor se fue, les dijo a sus compañeros de cautiverio: “Este no es cura, es un taquero que se consiguió ropa de cura”.
“La segunda vez nos dijo: ‘ustedes tendrían que hablar, así no los castigan más'”, afirmó Ballent, y contó que en ese momento confrontó al sacerdote: “Le dije: ‘como ministro de la Iglesia , está aceptando que nos castigan; ¿por qué no saca a la luz que hay gente que está siendo torturada?'”. Von Wernich, no respondió y se fue, señaló el testigo.
Luego declaró Juan Ramón Nazar, fue secuestrado en Trenque Lauquen el 21 de julio de 1977, y trasladado a “Puesto Vasco”, en donde las deplorables condiciones de detención y la permanente tortura psicológica afectaron su salud de tal forma que “estaba más cerca de la muerte que de la vida”. En ese estado se encontraba cuando Von Wernich visitó el centro clandestino. El sobreviviente contó que el cura estaba vestido con sotana y cuello sacerdotal, y que habló con varios de los prisioneros, a quienes les dijo que venía a “brindarles asistencia espiritual”.
“Yo le respondí que me sorprendía profundamente la presencia de un sacerdote en un lugar clandestino de detención, y que no podía concebir que en un sitio de estas características estuviera un hombre de la Iglesia ”.
Nazar contó que estuvo secuestrado en “Puesto Vasco” hasta principios de octubre de ese año, y luego fue trasladado a otro centro clandestino, la comisaría 60º de Monte Grande, que funcionaba como una instancia de “legalización” y “recuperación” de los prisioneros que serían puestos en libertad. Fue liberado en agosto de 1978, más de un año después de su secuestro.
El tercero en declarar, Alberto Liberman, secuestrado el 14 de mayo de 1977 y llevado en primer lugar al COT1 de Martínez, en donde fue interrogado mediante torturas.
Permaneció detenido ilegalmente allí durante dos meses, y fue luego trasladado a “Puesto Vasco”. Liberman describió las inhumanas condiciones de detención en los diversos centros clandestinos por los que pasó y las torturas que sufrió: golpes, picana eléctrica, simulacros de fusilamiento y una permanente tortura psicológica a cargo de varios represores, entre ellos el cura Von Wernich.
“En una oportunidad vi la presencia de un sacerdote, o de una persona vestida con hábito de sacerdote”, contó Liberman, quien primero pensó que se trataba de un falso cura, hasta que pudo identificarlo mucho tiempo después, a través de la CONADEP y el Juicio a las Juntas en 1985: “En esa época me entero de cómo se llama”.
El testigo contó que en “Puesto Vasco” Von Wernich “habló con algunos de nosotros de manera individual”. “Nos dijo: ‘Les aconsejo decir la verdad'. La respuesta mía fue: ‘Padre, es lo que estoy haciendo desde el primer día que estuve acá, y parece que no me quieren creer'. Él se dio vuelta y se fue...”.
Liberman fue liberado el 23 o 24 de agosto de 1978, desde la Comisaría 60º de Monte Grande. Pudo identificar este último centro clandestino gracias a los detenidos comunes que se encontraban allí. “De hecho, gracias a los presos comunes seguimos vivos, porque nadie se ocupaba de darnos de comer. Sobrevivimos por la solidaridad de ellos”, subrayó. Fuente: Yusticia Ya
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