Por Agencia Comunicadora Madryn
Son los ocho obreros de Estancia La Adela, propiedad del mayor terrateniente de Península Valdés, Jorge Emilio Ferro, quienes el lunes en conferencia de prensa dieron a conocer la contracara del negocio turístico que avanza para unos pocos en el área reconocida mundialmente como Patrimonio Natural de la Humanidad. Provenientes de distintas provincias, habían llegado al campo ubicado a 5 kilómetros de Puerto Pirámides para concluir una obra de 220 metros cuadrados con fines turísticos y para dar de comer a sus familias con el haber prometido. Lo primero fue cumplido en tiempo y forma, lo segundo, como en tantos otros ejemplos de empleo en negro, aún no es posible y se ha convertido en el máximo objetivo a alcanzar por estos trabajadores en defensa de su dignidad. Tras 60 días sin víveres ni ingresos, respaldados por vecinos de Puerto Pirámides que a diario les acercan comida y compañía, los obreros están convencidos que la única lucha que se pierde es la que se abandona y no dejarán de exigir el pago de sus salarios así tengan que iniciar una huelga de hambre o cortar la ruta. Tal fue lo expresado al interior del recinto que ocupa en Madryn la autoridad de aplicación en el área protegida, la Administradora Península Valdés, entidad que recordemos también carga con historias de deudas a sus trabajadores. Por ello demandaron en el documento hecho público, la urgente sanción de "una ley que castigue duramente a los empleadores y controladores responsables de tanto trabajo en negro en una provincia con tanta riqueza".
En La Adela, lugar paradisíaco visitado por Cavallo y Martínez de Hoz, propiedad de uno de los dueños de campos con mayor número de cabezas de ovejas, 30 trabajadores llegados de Buenos Aires, Córdoba y también de la región –que fueron volviendo sin su paga a sus lugares de origen- habían sido contratados para remodelar un establecimiento destinado al turismo internacional. La obra fue concluida en un 80 por ciento y concentró en el edificio con vista a una playa privada poblada de ballenas la construcción de una galería, cocina, habitaciones en suite con baño privado y la colocación de porcelanato, pisos y paredes de pinotea, más materiales térmicos en paredes y cerámicos.
Lejos de este contexto coincidente con los parámetros del "turismo ordenado" que se pretende en Península Valdés, los trabajadores de la Estancia de Ferro realizaron su trabajo en condiciones infrahumanas, que incluyeron: dormir en colchones sobre el piso, permanecer en un galpón con techo de cinc, padecer la falta de alimentos y de atención médica y –sin leña- soportar temperaturas de hasta -8º. Pero nada de esto conmovió a la fiscal Mabel Covi, responsable de archivar la denuncia por abandono de persona presentada por los trabajadores, tampoco a la Subsecretaría de Trabajo a la que continúan exigiendo: "La firme intervención y apercibimiento a Ferro S.A."
Comunicado Estancia La Adela, lunes 27 de agosto de 2007
Venimos a denunciar y a hacer público que desde hace 60 días estamos abandonados a nuestra suerte como trabajadores en la estancia del Sr. Jorge Emilio Ferro.
Nuestro trabajo está plasmado en una obra suntuosa de 220 metros cuadrados para fines turísticos en la estancia La Adela, enclavada en el Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Estamos aquí para representar la voz de los ocho obreros en lucha, hoy decimos lucha, "ayer fue sólo un reclamo: que nos paguen por nuestro trabajo".
Hoy somos 8, ayer fuimos 30, pero sentimos que somos millones.
Esta situación de abandono y de no haber cobrado por el trabajo realizado afecta a todas nuestras familias y a toda una gran familia que es la clase obrera.
Por todo esto denunciamos públicamente:
1. La explotación a través del trabajo en negro, todos los trabajadores que pasaron por esta obra sufrieron este mecanismo perverso.
2. Abandono de persona.
3. Que estuvimos hospitalizados en situaciones graves, sólo apoyados por la solidaridad de vecinos, documentado en certificados médicos.
4. Que por falta de pago someten a nuestras familias a sufrimientos y penurias en salud, alimentación, corte de los servicios, que sobreviven gracias a la buena voluntad de familiares y amigos.
5. Exigimos la firme intervención y apercibimiento a Ferro S.A. por parte de la Subsecretaría de Trabajo.
6. A la fiscal de estado del Ministerio Público Fiscal, Sra. Mabel Estela Covi, quien nos enuncia en una cédula de notificación la decisión que ha tomado sobre la denuncia realizada por nosotros. En ese sentido vemos necesario aclarar algunas consideraciones emitidas por la funcionaria Covi.
Por ejemplo describe que los trabajadores "… se encuentran alojados en una casa…" pero se olvida de decir que los pisos están húmedos, que las hendijas de las ventanas están tapadas con papel de diario, que los colchones están semi destruidos, que la mampostería está rajada, que el baño se asemeja al de una cárcel, que el viento frío entra como chiflete en cada rincón de la casa. Hubiese sido bueno que ella se apersonara en la vivienda y pudiera corroborar por sí misma las condiciones en que nos encontramos. Quizás cuando estemos internados por neumonía comprenda que esa casa que alguien le describió no es una mansión.
En otro párrafo indica que "…han sido provistos de víveres por la UOCRA …". Por supuesto que estamos agradecidos por ese aprovisionamiento para 8 personas para 2 días, pero en ningún momento quisimos beneficencia, sino que nos paguen el trabajo realizado y poder obtener así los alimentos que deseamos.
Continúa "…disponen de leños…" quizás como en su hogar la funcionaria tiene calefacción a gas, no sabe que madera de pinotea pintada, que al quemarse emana gases tóxicos, no son leños. La invitamos a corroborarlo.
Si bien, como dice la Sra. Covi, la Subsecretaría de Trabajo tomó intervención, dándole un plazo al empleador para solucionar la situación, ya han pasado 10 días de vencido el plazo y el Sr. Ferro no solucionó nada. Nosotros, los trabajadores, seguimos abandonados y en peores condiciones. Quizás esté esperando a que alguno muera y haya prueba fehaciente del abandono. O quizás no conozca el Artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que dice "toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral", o el Artículo 11 de la misma convención "toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad"; o el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos "toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración satisfactoria que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana". Quizás sería bueno que recuerde que "toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra" (Art. 5, declaración americana de los derechos y deberes del hombre). Acaso en este momento se esté preguntando ¿los trabajadores son personas?
En un párrafo la funcionaria pone en duda lo manifestado por nosotros en cuanto a que "…se encuentran sin tener para comer y sin dinero…". Se debe preguntar la Sra. ¿cómo hacen para llegar a Madryn? ¿cómo no se murieron todavía si no tienen para comer? segu-ramente ella no conoce la palabra so-li-da-ri-dad. La que nos ofrecieron otros trabajadores, de nuestra misma clase, obrera, con la que hasta el día de hoy hemos sobrevivido. Gente de Pirámides, hermanos de la comunidad mapuche-tehuelche de trelew (que viajan 160 kilómetros para alcanzarnos víveres y compañía), personas que nos ven "haciendo dedo" en la ruta y nos llevan al destino que tanto le extraña a la fiscal.
No lo dude Mabel, camine, hable con los protagonistas, con la gente común, no se valga sólo de informes institucionales, donde el derecho se ve más próximo a los sectores acomodados que a los grupos desaventajados y, como Ud. lo demuestra, la justicia está más predispuesta a sancionar a los trabajadores que a los patrones.
Finalmente es necesario subrayar que no existe solamente un certificado médico, tal vez como la fiscal fue tan rápida en dar su veredicto no llegó a ver los 5 restantes que certifican: hipertensión arterial y parestesia; cólico biliar; dolor lumbar; dolor abdominal y varicela, además de la lumbalgia conocida por la funcionaria. Esto hace pensar que ella desconoce el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que dice "se reconoce el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial: condiciones de existencia dignas para ellos y para sus familias y la seguridad y la higiene en el trabajo".
Sra. Covi, archivar esta denuncia es no hacerse cargo de sus funciones, como no lo hizo el Sr. administrador cuando fue informado sobre los compañeros enfermos, como no lo hace el Sr. Ferro cuando contrata en negro y ni siquiera paga salarios. Por todo esto es que hoy sabemos que gracias a su función, la justicia a través suyo no es posible y que el único camino es el reclamo directo en manos de los trabajadores.
Por todo esto exigimos el pago urgente de los salarios adeudados por parte del estanciero Ferro, que termine con esta explotación y la urgente sanción de una ley que castigue duramente a los empleadores y controladores responsables de tanto trabajo en negro en una provincia con tanta riqueza.
Para comunicarse con los trabajadores llamar al (02965) 15 - 629313 (Oscar)
Son los ocho obreros de Estancia La Adela, propiedad del mayor terrateniente de Península Valdés, Jorge Emilio Ferro, quienes el lunes en conferencia de prensa dieron a conocer la contracara del negocio turístico que avanza para unos pocos en el área reconocida mundialmente como Patrimonio Natural de la Humanidad. Provenientes de distintas provincias, habían llegado al campo ubicado a 5 kilómetros de Puerto Pirámides para concluir una obra de 220 metros cuadrados con fines turísticos y para dar de comer a sus familias con el haber prometido. Lo primero fue cumplido en tiempo y forma, lo segundo, como en tantos otros ejemplos de empleo en negro, aún no es posible y se ha convertido en el máximo objetivo a alcanzar por estos trabajadores en defensa de su dignidad. Tras 60 días sin víveres ni ingresos, respaldados por vecinos de Puerto Pirámides que a diario les acercan comida y compañía, los obreros están convencidos que la única lucha que se pierde es la que se abandona y no dejarán de exigir el pago de sus salarios así tengan que iniciar una huelga de hambre o cortar la ruta. Tal fue lo expresado al interior del recinto que ocupa en Madryn la autoridad de aplicación en el área protegida, la Administradora Península Valdés, entidad que recordemos también carga con historias de deudas a sus trabajadores. Por ello demandaron en el documento hecho público, la urgente sanción de "una ley que castigue duramente a los empleadores y controladores responsables de tanto trabajo en negro en una provincia con tanta riqueza".
En La Adela, lugar paradisíaco visitado por Cavallo y Martínez de Hoz, propiedad de uno de los dueños de campos con mayor número de cabezas de ovejas, 30 trabajadores llegados de Buenos Aires, Córdoba y también de la región –que fueron volviendo sin su paga a sus lugares de origen- habían sido contratados para remodelar un establecimiento destinado al turismo internacional. La obra fue concluida en un 80 por ciento y concentró en el edificio con vista a una playa privada poblada de ballenas la construcción de una galería, cocina, habitaciones en suite con baño privado y la colocación de porcelanato, pisos y paredes de pinotea, más materiales térmicos en paredes y cerámicos.
Lejos de este contexto coincidente con los parámetros del "turismo ordenado" que se pretende en Península Valdés, los trabajadores de la Estancia de Ferro realizaron su trabajo en condiciones infrahumanas, que incluyeron: dormir en colchones sobre el piso, permanecer en un galpón con techo de cinc, padecer la falta de alimentos y de atención médica y –sin leña- soportar temperaturas de hasta -8º. Pero nada de esto conmovió a la fiscal Mabel Covi, responsable de archivar la denuncia por abandono de persona presentada por los trabajadores, tampoco a la Subsecretaría de Trabajo a la que continúan exigiendo: "La firme intervención y apercibimiento a Ferro S.A."
Comunicado Estancia La Adela, lunes 27 de agosto de 2007
Venimos a denunciar y a hacer público que desde hace 60 días estamos abandonados a nuestra suerte como trabajadores en la estancia del Sr. Jorge Emilio Ferro.
Nuestro trabajo está plasmado en una obra suntuosa de 220 metros cuadrados para fines turísticos en la estancia La Adela, enclavada en el Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Estamos aquí para representar la voz de los ocho obreros en lucha, hoy decimos lucha, "ayer fue sólo un reclamo: que nos paguen por nuestro trabajo".
Hoy somos 8, ayer fuimos 30, pero sentimos que somos millones.
Esta situación de abandono y de no haber cobrado por el trabajo realizado afecta a todas nuestras familias y a toda una gran familia que es la clase obrera.
Por todo esto denunciamos públicamente:
1. La explotación a través del trabajo en negro, todos los trabajadores que pasaron por esta obra sufrieron este mecanismo perverso.
2. Abandono de persona.
3. Que estuvimos hospitalizados en situaciones graves, sólo apoyados por la solidaridad de vecinos, documentado en certificados médicos.
4. Que por falta de pago someten a nuestras familias a sufrimientos y penurias en salud, alimentación, corte de los servicios, que sobreviven gracias a la buena voluntad de familiares y amigos.
5. Exigimos la firme intervención y apercibimiento a Ferro S.A. por parte de la Subsecretaría de Trabajo.
6. A la fiscal de estado del Ministerio Público Fiscal, Sra. Mabel Estela Covi, quien nos enuncia en una cédula de notificación la decisión que ha tomado sobre la denuncia realizada por nosotros. En ese sentido vemos necesario aclarar algunas consideraciones emitidas por la funcionaria Covi.
Por ejemplo describe que los trabajadores "… se encuentran alojados en una casa…" pero se olvida de decir que los pisos están húmedos, que las hendijas de las ventanas están tapadas con papel de diario, que los colchones están semi destruidos, que la mampostería está rajada, que el baño se asemeja al de una cárcel, que el viento frío entra como chiflete en cada rincón de la casa. Hubiese sido bueno que ella se apersonara en la vivienda y pudiera corroborar por sí misma las condiciones en que nos encontramos. Quizás cuando estemos internados por neumonía comprenda que esa casa que alguien le describió no es una mansión.
En otro párrafo indica que "…han sido provistos de víveres por la UOCRA …". Por supuesto que estamos agradecidos por ese aprovisionamiento para 8 personas para 2 días, pero en ningún momento quisimos beneficencia, sino que nos paguen el trabajo realizado y poder obtener así los alimentos que deseamos.
Continúa "…disponen de leños…" quizás como en su hogar la funcionaria tiene calefacción a gas, no sabe que madera de pinotea pintada, que al quemarse emana gases tóxicos, no son leños. La invitamos a corroborarlo.
Si bien, como dice la Sra. Covi, la Subsecretaría de Trabajo tomó intervención, dándole un plazo al empleador para solucionar la situación, ya han pasado 10 días de vencido el plazo y el Sr. Ferro no solucionó nada. Nosotros, los trabajadores, seguimos abandonados y en peores condiciones. Quizás esté esperando a que alguno muera y haya prueba fehaciente del abandono. O quizás no conozca el Artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que dice "toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral", o el Artículo 11 de la misma convención "toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad"; o el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos "toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración satisfactoria que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana". Quizás sería bueno que recuerde que "toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra" (Art. 5, declaración americana de los derechos y deberes del hombre). Acaso en este momento se esté preguntando ¿los trabajadores son personas?
En un párrafo la funcionaria pone en duda lo manifestado por nosotros en cuanto a que "…se encuentran sin tener para comer y sin dinero…". Se debe preguntar la Sra. ¿cómo hacen para llegar a Madryn? ¿cómo no se murieron todavía si no tienen para comer? segu-ramente ella no conoce la palabra so-li-da-ri-dad. La que nos ofrecieron otros trabajadores, de nuestra misma clase, obrera, con la que hasta el día de hoy hemos sobrevivido. Gente de Pirámides, hermanos de la comunidad mapuche-tehuelche de trelew (que viajan 160 kilómetros para alcanzarnos víveres y compañía), personas que nos ven "haciendo dedo" en la ruta y nos llevan al destino que tanto le extraña a la fiscal.
No lo dude Mabel, camine, hable con los protagonistas, con la gente común, no se valga sólo de informes institucionales, donde el derecho se ve más próximo a los sectores acomodados que a los grupos desaventajados y, como Ud. lo demuestra, la justicia está más predispuesta a sancionar a los trabajadores que a los patrones.
Finalmente es necesario subrayar que no existe solamente un certificado médico, tal vez como la fiscal fue tan rápida en dar su veredicto no llegó a ver los 5 restantes que certifican: hipertensión arterial y parestesia; cólico biliar; dolor lumbar; dolor abdominal y varicela, además de la lumbalgia conocida por la funcionaria. Esto hace pensar que ella desconoce el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que dice "se reconoce el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial: condiciones de existencia dignas para ellos y para sus familias y la seguridad y la higiene en el trabajo".
Sra. Covi, archivar esta denuncia es no hacerse cargo de sus funciones, como no lo hizo el Sr. administrador cuando fue informado sobre los compañeros enfermos, como no lo hace el Sr. Ferro cuando contrata en negro y ni siquiera paga salarios. Por todo esto es que hoy sabemos que gracias a su función, la justicia a través suyo no es posible y que el único camino es el reclamo directo en manos de los trabajadores.
Por todo esto exigimos el pago urgente de los salarios adeudados por parte del estanciero Ferro, que termine con esta explotación y la urgente sanción de una ley que castigue duramente a los empleadores y controladores responsables de tanto trabajo en negro en una provincia con tanta riqueza.
Para comunicarse con los trabajadores llamar al (02965) 15 - 629313 (Oscar)
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