lunes, septiembre 17, 2007

Piden que no dejen sin empleo a un estatal que quedó hemipléjico

Enviado por Ricardo Módica

Caso: el gremio estatal denunció que el Gobierno Provincial dejaría cesante a un trabajador que, mientras atendía las calderas del subsuelo de Casa de Gobierno, sufrió un ataque cerebrovascular y quedó hemipléjico. Es delegado gremial. Le prometieron la gestión para una jubilación por incapacidad que no llega.

La Asociación Trabajadores del Estado denunció que un empleado estatal con 43 años de aportes jubilatorios se quedaría sin su empleo a fin de año, porque el Gobierno considera que el accidente cerebrovascular que lo dejó hemipléjico no se trató de un accidente laboral, a pesar de que ocurrió en su puesto de trabajo.

Emiliano Alvino Ramírez tiene 62 años, le dicen “Pancho” y se desempeña en la Dirección de Servicios Generales que depende de la Secretaría General de la Gobernación. Es delegado gremial de su sector. Su trabajo es atender el sistema de calderas del subsuelo de Casa de Gobierno.

Accidente

El gremio recordó que como delegado reclamó, entre otras cosas, la provisión de ropa de trabajo para él y sus compañeros. Y que estando solo en su trabajo recibió la visita de un ex boxeador -“alcahuete de sus patrones”- que lo amenazó por aquellos reclamos. Como represalia le cortaron las horas extras.

En octubre de 2005 sufrió un accidente cerebrovascular en su lugar de trabajo. Sus compañeros lo encontraron tirado en el piso rodeado de un charco de sangre. Aunque salvó su vida milagrosamente, por esa sangre que evitó una embolia, el Estado provincial no reconoció el hecho como accidente laboral, aduciendo que Ramírez sufría de hipertensión desde hace tiempo y que ya estaba en tratamiento médico por esa enfermedad, y que el accidente ocurrió en el trabajo pero pudo haber ocurrido en cualquier otro lado.

Los dirigentes de ATE relataron que “Pancho” entraba a su trabajo a las cinco de la mañana y se retiraba a las cinco de la tarde. Y que no dudaban en llamarlo a su casa del barrio Butaló cuando las calderas tenían algún problema, a cualquier hora y en cualquier día.

“El lugar de trabajo de Pancho eran los subsuelos del edificio, donde están las calderas. Lugar con escasa ventilación, ruido constante, pobre iluminación cenital, sin medios de salida de emergencia. Pancho y sus compañeros deben soportar el zumbido intenso y continuado de las bombas que impulsan los líquidos cloacales, cuyas cañerías pasan por debajo del techo y de cuyas conexiones sale un permanente y repugnante olor nauseabundo”, describió el gremio.

Drama

La situación del trabajador, de acuerdo con la denuncia de ATE, es dramática. En su momento, como tenía una hija estudiando, ya el sueldo no le alcanzaba. Pero ahora, después del accidente, quedó hemipléjico y, como se excedió en las carpetas médicas de largo tratamiento, le descuentan la mitad del sueldo, y con la otra mitad debe costear los remedios y tratamientos que su estado de salud requiere.

“Pancho está tramitando una jubilación por incapacidad, que si la consigue, su ingreso será similar a lo que está cobrando ahora. Si no la consigue, antes de fin de año quedará despedido con ’justa’ causa”, denunció ATE.

“Pancho no es un obrero de principios del siglo pasado, no es un trabajador de una factoría de Haití, tampoco un habitante de Somalía. Pancho existe, es un empleado público, actual, de la Casa de Gobierno. Todos lo conocemos”, concluyó.

0 Comentá esta nota:

Publicar un comentario