Por Milagros Barberis *
* 25.952.251
La despenalización de la tenencia de marihuana para consumo personal avanza a pasos agigantados y, por estos días, es materia de debate -casi excluyente- de juristas y especialistas en el ámbito nacional. Sin embargo, nada de esto parece llegar a Esquel, donde la persecución y la criminalización de los consumidores sigue siendo tapa de los diarios.
Bajo el título “Operativo antidroga”, un diario local se hace eco del caso de “un sujeto” oriundo de Rosario que fue detenido ayer en la Terminal de Ómnibus por la delegación local de la Policía Federal Argentina, en el marco de los controles “tendientes a prevenir el flagelo de la droga”.
Este tipo de informaciones -carentes del menor intento de análisis- ya quedan obsoletas, inclusive, frente al discurso oficialista y legalista que en algún momento supieron sostener.
El propio ministro de Justicia de la Nación, Aníbal Fernández (y no Ziggy Marley), reconoció que la persecución a consumidores no ayudó a combatir el narcotráfico y consideró que, en todo caso, el adicto debe recibir asistencia en los hospitales públicos.
Parte de las "fuerzas vivas" de Esquel, sin embargo, siguen sin darse por enteradas de esta tendencia nacional y mundial. Muy por el contrario. El Estado invierte (con muy buen tino) sendos recursos en la promoción de la ciudad como destino turístico, no obstante es habitual que los visitantes que llegan a la Terminal (y no al Aeropuerto, ni en sus 4x4) sean recibidos por el escáner y, como por arte de magia, dejen la condición de “turistas” para convertirse en “sujetos”.
Las fuerzas policiales parecen empeñadas en embanderarse bajo el “combate de la droga”, pero poco se dice del destino que tuvieron los dos presos que, el 27 de enero pasado, se fugaron de la Comisaría Segunda de Esquel después de limar los barrotes. Tanto el primer caso, como el segundo, parecen escenas dignas de una película de ribetes bizarros.
Quizás sea hora de que los gobiernos municipal y provincial -siempre tan alineados con el kirchnerismo- decidan si acompañan (o no) al Gobierno nacional en este golpe de timón en la política antinarcóticos. Quizás sea hora de que en Esquel empiece a tener valor el artículo de la Constitución Nacional que reza: “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y la moral pública ni perjudiquen a terceros están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”. Sólo quizás.
Bajo el título “Operativo antidroga”, un diario local se hace eco del caso de “un sujeto” oriundo de Rosario que fue detenido ayer en la Terminal de Ómnibus por la delegación local de la Policía Federal Argentina, en el marco de los controles “tendientes a prevenir el flagelo de la droga”.
Este tipo de informaciones -carentes del menor intento de análisis- ya quedan obsoletas, inclusive, frente al discurso oficialista y legalista que en algún momento supieron sostener.
El propio ministro de Justicia de la Nación, Aníbal Fernández (y no Ziggy Marley), reconoció que la persecución a consumidores no ayudó a combatir el narcotráfico y consideró que, en todo caso, el adicto debe recibir asistencia en los hospitales públicos.
Parte de las "fuerzas vivas" de Esquel, sin embargo, siguen sin darse por enteradas de esta tendencia nacional y mundial. Muy por el contrario. El Estado invierte (con muy buen tino) sendos recursos en la promoción de la ciudad como destino turístico, no obstante es habitual que los visitantes que llegan a la Terminal (y no al Aeropuerto, ni en sus 4x4) sean recibidos por el escáner y, como por arte de magia, dejen la condición de “turistas” para convertirse en “sujetos”.
Las fuerzas policiales parecen empeñadas en embanderarse bajo el “combate de la droga”, pero poco se dice del destino que tuvieron los dos presos que, el 27 de enero pasado, se fugaron de la Comisaría Segunda de Esquel después de limar los barrotes. Tanto el primer caso, como el segundo, parecen escenas dignas de una película de ribetes bizarros.
Quizás sea hora de que los gobiernos municipal y provincial -siempre tan alineados con el kirchnerismo- decidan si acompañan (o no) al Gobierno nacional en este golpe de timón en la política antinarcóticos. Quizás sea hora de que en Esquel empiece a tener valor el artículo de la Constitución Nacional que reza: “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y la moral pública ni perjudiquen a terceros están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”. Sólo quizás.
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2 Comentá esta nota:
...Quizás también sea hora de que hablemos con precisión de lo que significa consumir algún tipo de sustancia (más allá de lo legal ó ilegal) y diferenciarlo de la adicción (remito a la excelente nota publicada en el periódico nacional Página/12, sección Psicología, el día jueves 6 del corriente)
Y quizás también sea hora de que nos demos el tiempo de un debate serio, que se centre en la salud y en la persona y que no transforme el tema en un asunto policial ó de seguridad...
LUIS
De nada sirve, si dejamos que sigan vendiendo drogas . Ya sabemos quienes son . y no pasa nada.
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