Por Ariel y Eduardo Puyelli
Amigos de Puerta E: por su intermedio hacemos llegar a todos los medios de comunicación de esta ciudad, la solicitud de que dentro de lo posible, presten atención a nuestros nombres de pila en el momento de referirse a nosotros.
Cada vez, con mayor frecuencia, somos confundidos en los medios: Eduardo, “el escritor” o Ariel, “el pianista”.
Para cada uno de nosotros, no hay nada más halagüeño que nos confundan con un hermano, pero –seamos honestos- “cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Dicho de otra manera: “cada uno es cada uno y cada cual es cada cual”, como diría el gran cantautor Joaquín Serrat.
No nos ofende la confusión. Que los medios y los periodistas se queden tranquilos: Páginas del Oeste, Jornada del Chubut, Néstor Alarcón, Fito Martínez, o funcionarios como Rafa Dalcó, por citar a algunos amigos, ya que la lista sería demasiado larga y tememos confundirnos.
Somos hijos de una misma madre, pero tenemos profundas diferencias: Eduardo es zurdo, Ariel, derecho. Eduardo tiene barba, Ariel, siete peces. Eduardo toca el piano, Ariel, algunos timbres. Ariel le cambió los pañales a Eduardo cuando éste era un bebé. Eduardo lo hará con él dentro de algunos años. En fin… las diferencias podrían seguir, pero no queremos abusar del espacio de Puerta G, que jamás nos confundió, es justo aclarar.
Agradecemos la publicación de esta carta, sin temor –esta vez- de que habrá confusión, ya que la escribimos y la firmamos los dos.
(También agradecemos que Esquel no conozca los nombres de nuestros otros cuatro hermanos…)
Los susodichos
Amigos de Puerta E: por su intermedio hacemos llegar a todos los medios de comunicación de esta ciudad, la solicitud de que dentro de lo posible, presten atención a nuestros nombres de pila en el momento de referirse a nosotros.
Cada vez, con mayor frecuencia, somos confundidos en los medios: Eduardo, “el escritor” o Ariel, “el pianista”.
Para cada uno de nosotros, no hay nada más halagüeño que nos confundan con un hermano, pero –seamos honestos- “cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Dicho de otra manera: “cada uno es cada uno y cada cual es cada cual”, como diría el gran cantautor Joaquín Serrat.
No nos ofende la confusión. Que los medios y los periodistas se queden tranquilos: Páginas del Oeste, Jornada del Chubut, Néstor Alarcón, Fito Martínez, o funcionarios como Rafa Dalcó, por citar a algunos amigos, ya que la lista sería demasiado larga y tememos confundirnos.
Somos hijos de una misma madre, pero tenemos profundas diferencias: Eduardo es zurdo, Ariel, derecho. Eduardo tiene barba, Ariel, siete peces. Eduardo toca el piano, Ariel, algunos timbres. Ariel le cambió los pañales a Eduardo cuando éste era un bebé. Eduardo lo hará con él dentro de algunos años. En fin… las diferencias podrían seguir, pero no queremos abusar del espacio de Puerta G, que jamás nos confundió, es justo aclarar.
Agradecemos la publicación de esta carta, sin temor –esta vez- de que habrá confusión, ya que la escribimos y la firmamos los dos.
(También agradecemos que Esquel no conozca los nombres de nuestros otros cuatro hermanos…)
Los susodichos
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