Fuente: Crítica Digital
Fondos y obras a los gobernadores leales en la guerra gaucha: castigos al resto
Acataré y seré millones
El bonaerense Scioli, el chaqueño Capitanich, el entrerriano Urribarri y el chubutense Das Neves atacaron al campo y recibieron dinero.
Fondos y obras a los gobernadores leales en la guerra gaucha: castigos al resto
Acataré y seré millones
El bonaerense Scioli, el chaqueño Capitanich, el entrerriano Urribarri y el chubutense Das Neves atacaron al campo y recibieron dinero.
Plata quemada. Urribarri, Capitanich y Das Neves apuntalaron a Kirchner. Sus provincias tuvieron recompensa.
El martes, un par de horas antes de hacer de vocero del PJ “anticampo”, Jorge Capitanich, gobernador de Chaco, visitó la Casa Rosada y firmó un acuerdo económico muy favorable para su provincia: la Nación la asistirá con 265 millones de pesos, en el marco de un programa de refinanciamiento de deuda pública. Capitanich se reunió después con Néstor Kichner en la sede central del peronismo, junto al resto de la cúpula partidaria. Igual que el chaqueño, muchos de los presentes en ese encuentro sienten en los presupuestos de sus provincias el efecto concreto del apoyo político al oficialismo enredado en la guerra gaucha.
Sergio Urribarri, gobernador de Entre Ríos, por ejemplo, comunicará este viernes la creación de un Fondo de Reparación Histórica para su provincia, de alrededor de 1.000 millones de pesos, destinados a obra pública. Si en el futuro el Gobierno termina ejecutando esa cifra, la infraestructura entrerriana crecerá y cambiará de un modo inolvidable.
Urribarri es uno de los gobernadores K más leales y de los que más sufren las protestas del campo. La economía provincial está basada en la producción agrícola. Los productores de Entre Ríos, liderados por Alfredo De Angeli, son los más radicalizados del país. Urribarri habla casi todos los días con Néstor Kirchner, con quien intercambia las noticias diarias del conflicto.
El viernes tendrá una reunión con Cristina, y después anunciará públicamente la creación del Fondo de Reparación junto a todos los intendentes de su provincia, en un claro gesto de apoyo de la Casa Rosada a su gestión. Dirá que el conflicto agrario debe resolverse en una mesa de negociación “respetando todas las investiduras”.
Los gobernadores díscolos de la política oficial respecto del campo, en cambio, reciben desde el Ejecutivo indiferencia y gestos invernales en materia económica. “Así castiga Kirchner y así premia”, sueltan cerca de un gobernador de los más castigados.
Juan Schiaretti, de Córdoba, reclama desde hace meses el envío de 1.500 millones de pesos desde la Nación a la caja previsional cordobesa. La respuesta es siempre la misma: no. El cordobés dice que esa deuda es anterior a la guerra gaucha, pero la Casa Rosada insiste en desmentirlo. También le demoran los fondos destinados para obra pública (según la Secretaría de Hacienda, son 30 millones de pesos) y anteayer el oficialismo presionó para que no fuera a un acto junto a la Presidenta en la localidad de La Calera. “Los actos no pueden hacerse así”, se quejó el intendente, Juan Echepare.
Oscar Jorge, gobernador de La Pampa, cometió el mismo pecado que su colega de las sierras. No se alineó de manera firme a la Casa Rosada y ahora debe sufrir el desgaste interno. Los intendentes de su provincia le reclaman el envío de fondos de coparticipación porque tienen sus presupuestos al límite. Jorge, por su parte, recibe un goteo lento de la plata nacional destinada a obra pública, sobre todo para reparar rutas. Le adeudan, al cierre de esta edición, 13 millones de pesos.
Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires, por su parte, no puede quejarse. Desde que empezó la protesta del campo, de la que él hace lo imposible para intentar mantenerse al margen, recibe sólo buenos gestos del matrimonio presidencial. El martes inauguró junto a Cristina 250 viviendas en la localidad de Avellaneda. Ayer anunció en la Casa Rosada obras en la autopista Luján-Carlos Casares.
Cristina le puso números al anuncio: “Son 1.030 millones de pesos, una inversión que, además, va a generar miles de puestos de trabajo”. A mediados de abril, Scioli hizo lo que el martes también impuso Capitanich para Chaco: el Gobierno le refinanció a Buenos Aires 2.820 millones de pesos de una deuda de 6.000 millones que la provincia mantiene con la Nación.
Juan Manuel Urtubey, de Salta, la provincia donde Cristina celebró el 25 de Mayo, también recibirá ayuda del Ejecutivo para lograr una refinanciación de la deuda de alrededor de 200 millones de dólares que mantiene con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A mitad de mes, Urtubey viajó a los Estados Unidos para negociar con el BID, y debió volver de apuro para estar presente en el acto de asunción de Kirchner como presidente del PJ, en el estadio de Almagro.
El caso de Mario Das Neves, de Chubut, es particular. Es el único gobernador K que se permitió criticar en público los métodos de negociación con los dirigentes del campo que encabeza Alberto Fernández, el jefe de Gabinete. En el peronismo, y también en el Gobierno, corre la versión de que esas críticas son avaladas de manera solapada por Kirchner. Esta semana, entre otras gestiones oficiales a su favor, el Ministerio de Planificación Federal le giró a Chubut 214 millones de pesos para las obras de ampliación de la interconexión eléctrica de Puerto Madryn-Pico Truncado.
Uno que iba a abolir las retenciones
El lunes fue el vocero más duro de la reunión del Consejo del PJ y comparó a los ruralistas que piden la baja de las retenciones con los ideólogos de los golpes de Estado. Hace cinco años, hacía sus primeros palotes en las grandes ligas de la política con un proyecto por entonces audaz: presentaba en el Senado de la Nación un “Programa quinquenal de eliminación total de las retenciones a las exportaciones agropecuarias”.
El caso de bipolaridad política lo sufre el gobernador del Chaco Jorge Milton Capitanich, una especie de niño mimado del kirchnerismo, quien, además de atacar a los ruralistas, instruyó en su provincia que “quien corte las rutas marche preso”.
El proyecto de ley presentado por Capitanich en marzo de 2003 es imperdible. Dice, por ejemplo, que “previéndose en las pautas presupuestarias vigentes que habrá un crecimiento del producto bruto interno y en las negociaciones con los organismos internacionales un mayor acceso al crédito por parte del sector público (con el nuevo gobierno), mejorándose así las condiciones fiscales por el incremento tanto de los recursos tributarios cuanto crediticios, se hace posible la programada eliminación de las retenciones adicionadas excepcionalmente al sector agropecuario a medida que se evidencia la dilución del impacto de la extraordinaria transferencia de ingresos operada por efectos de las modificaciones cambiarias”.
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