Enviado por Avkin Mapu
Desde su natal Tucumán –enraizado al pueblo diaguito-calchaquí– llegó a Trevelin en 1987 y a la semana ya estaba en la comunidad mapuche Lago Rosario. Al año siguiente se mudó a Esquel y allí vive, aprende y enseña mapuzungun. “El destino me trajo a esta zona del noroeste del Chubut, acá conocí la comunidad mapuche y me di cuenta que la lengua se estaba perdiendo. Vi la posibilidad de hacer un estudio y un material que pudiera hacer un rescate, en esto estoy metido desde hace 21 años”, cuenta el lingüista Antonio Díaz Fernández.
Por Hernán Scandizzo / El Extremo Sur
De niño tuvo sus primeras nociones de húngaro por su vínculo con inmigrantes de ese origen. A los 13 años aprendió a leer árabe, en el secundario se topó con el francés, alemán e inglés, y al terminar la escuela media tomó clases de japonés. En la Universidad Nacional de Tucumán -donde se recibió de Licenciado en Inglés- conoció el quechua, quichua santiagueño y wichi lhamtes; el tiempo lo llevó por los senderos del guaraní. Es doctor en Letras -Universidad del Sur, 2004- y autor de Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche. Además escribió cuatro libros que espera lleguen a imprenta: El Mapuzungun del Noroeste del Chubut (dos tomos), Mapuzungun o Chezungun, emblema de la identidad mapuche. Panorama sociolingüístico de la lengua mapuche en Chubut, El Pueblo Mapuche y su lengua hoy y Hablemos mapuzungun (con posibili dades de ser publicado con apoyo de la Universidad Nacional de La Pampa).
Desde 2006 está en el aire de Radio Nacional Esquel con el programa Pueblos Originarios, donde comparte noticias de las diferentes culturas indígenas. Díaz Fernández habló con El Extremo Sur de la situación del mapuzungun en Chubut y del trabajo que realiza con mucha convicción y poco apoyo de la provincia.
-¿El único libro que publicó fue a través de la Iglesia Luterana Unida de Esquel?
No, esa edición de Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche es de 1998, antes, en 1992, lo publicó la Fundación Ameghino (¡Aprenda mapuzungun!: 15 lecciones elementales de lengua mapuche). La Fundación Ameghino está dirigida por [el paleontólogo y antropólogo] Rofolfo Casamiquela, siempre aclaro que hoy no publicaría con ellos porque sé que están subvencionados por Benetton. De hecho me ha ofrecido, y date cuenta de la tentación cuando uno no puede publicar, pero no acepté.
En 2005 hice una nueva edición de esa obra, aumentada y corregidas algunas erratas, se llama Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche – Nueva Versión revisada y aumentada, en esa ocasión tuve el apoyo del director de Cultura de Esquel, Claudio Dalcó, y de la Comisión Municipal para la Promoción de Hacedores de la Cultura, pero tengo cuatro obras inéditas y esto hace tiempo. El Pueblo Mapuche y su lengua hoy lo terminé en 1997, ese libro estuvo dos años en la oficina de Elsa Estruco de Pignuolo, secretaria de Cultura de José Luis Lizurume. Se lo entregué el 12 de octubre de 2000 y en diciembre 2002 me lo devolvió y me dijo que era un material muy bueno pero que lamentablemente no contaban con fondos para publicarlo. Yo sé que existe el Fondo Editorial de la provincia y de hecho publican muchísimas cosas, más esta gestión que la anterior.
La actual Secretaría de Cultura jamás ha tenido la apertura, no hay voluntad de publicarme nada. He recibido un aporte del Ministerio de la Familia, concedido por el ex ministro Gonzalo Carpintero, para la edición de “Mapuzungun o Chezungun, emblema de la identidad mapuche. Panorama sociolingüístico de la lengua mapuche en Chubut”. Es el primer apoyo en 21 años de laburo.
-Al asumir la primer gestión el gobernador Das Neves se mostraba interesado en aparecer cerca de los mapuche, de hecho promovió encuentros de referentes indígenas. ¿Por qué desde Cultura no se apoyó la edición de obras como la suya?
Cuando asume la nueva Secretaría de Cultura le mandé notas a su titular [Jorge Fiori]. No me contestaba nunca pero una vez me llamó por teléfono y me preguntó si tenía algo para publicar, le contesté: “Mirá, cuento con todo este material”. Entonces me dijo: “Bueno, ¿pero cuál sería la más urgente?”, y nunca se concretó nada, ya cumplió los cuatro años de su primera gestión y empezó una nueva. No ignora mi trabajo porque era maestro en Lago Rosario cuando empecé mi investigación, no soy un desconocido para él. Realmente es una gestión, elitista o partidaria, donde algunos quedamos excluidos.
En la Feria Internacional del Libro 2007, en Buenos Aires, vi que en el stand de la provincia había mucho material publicado oficialmente, había cosas de mapuche. Ahora, me sorprendí cuando vi lo que había en mapuzungun: los viejos libros de Esteban Erize [Diccionario comentado mapuche-español: araucano, pehuenche, pampa, picunche, rancülche, huilliche] publicados en 1960. Todos los lingüistas sabemos que ese material contiene numerosos errores porque lo que hizo su autor fue coleccionar o colectar vocabulario en toda obra escrita sobre el mapuzungun. Es como si lo hubiera puesto en un procesador, luego los ordenó alfabéticamente y produjo ese diccionario.
-¿Por qué desde el Estado no hay interés en obras que proponen un rescate de las culturas indígenas?
A mí me parece que promover un rescate no es solamente promover la lengua, porque detrás de la lengua vienen todos los problemas, si hicieran una verdadera reivindicación tendrían que atender otras necesidades. En Leleque tenemos el caso de los Curiñanco Nahuelquir en conflicto con Benetton, sin embargo vemos cómo el Estado está ausente. Ahí tenes una prueba de que realmente no hay mayor compromiso porque habría que reivindicar esto también. Y este aspecto creo que pasa en todas las provincias, con los hermanos wichi en Salta, con las comunidades diaguito-calchaquí en la provincia de Tucumán, y los mbya en Misiones, en conflicto con la Universidad Nacional de La Plata. Creo que el Estado firma convenios y es todo discurso. Los discursos van por un lado y la realidad por otro.
-¿Puede vivir la lengua de un pueblo si no hay territorio?
Se complica mucho, porque una de las causas que lleva a la pérdida de la lengua, en el caso del mapuzungun, es la urbanización. Un mapuche que hablaba su lengua dentro de la comunidad no necesitaba interactuar en español ni en ninguna otra lengua, una vez que viene el contacto con la sociedad mayoritaria o dominante necesita de la otra lengua, porque la sociedad mayoritaria no se va a tomar el trabajo de aprender mapuzungun. ¿Qué pasa cuando se urbaniza? No puede interactuar en mapuzungun, no puede ir al banco, no puede ir al supermercado, no puede ir a ninguna parte, tiene que hablar en español, entonces la lengua se deja de hablar. A mi me sorprende a veces que en los muy pocos casos que en las comunidades encuentro un matrimonio hablante, porque en la mayoría hay un solo hablante en el hogar, en la casa hablan en castellano, y en todos los testimonios dicen:“Ya estamos acostumbrados a hablar castilla”.
Uno puede fomentar la práctica de una lengua pero necesitas fondos e infraestructura. Siempre tomo el caso del hebreo, que se dejó de hablar más o menos en el siglo VIII AC y resucitó a mediados-fines del siglo XIX, a partir del movimiento sionista. Estuvo casi 2700 años muerto, hoy es la lengua oficial de Israel y tenés un hebreo moderno donde podrás hablar de internet, de chat, de todo. Pero había un Estado que tenía interés en esa lengua, porque la lengua es icono de una identidad. El Estado argentino no va a tener interés en que se reivindique ninguna lengua porque no representa la identidad de la clase política. La clase política no se va a sentir mapuche, ni se va a sentir wichi, ni se va a sentir qom, ni pilagá ni nada.
-¿Cómo es la situación lingüística en Chubut?
En general el porcentaje de hablantes no supera el 5%. Por otro lado los hablantes no usan esa lengua cotidianamente, la usan en contexto ceremonial o a veces en los actos reivindicatorios, sobre todo en medios urbanos. Entonces también trae aparejado otro problema que es la pérdida de la lengua, el hablante que no usa su lengua cotidianamente comienza en un momento a sentir confusión, a veces fluctúa con los sonidos, olvido de léxico.
La situación es que la lengua está en proceso de muerte en comunidades de Chubut. La situación sociolingüística es muy similar en Río Negro, en La Pampa es lo mismo, en Neuquén no conozco, hay información de que hubiera más hablantes; en Chile puede variar, porque hay zonas que hay más hablantes y zonas que hay menos hablantes. Después del desplazamiento de la lengua, de sacar una lengua y dejar que entre otra de interacción cotidiana, la lengua [primera] empieza un proceso de muerte. Se va muriendo con cada hablante, una vez que mueren todos los hablantes no hay más lengua.
Esto no quiere decir que no se pueda revertir el proceso, en el suroeste de Inglaterra está la lengua kernwek o cornwalés, ellos están haciendo un rescate, crean literatura, cursos, pero acá la comunidad mapuche no tiene ese tipo de infraestructura para hacerlo. Hay un proyecto del Ministerio de Educación, el Ministerio de Relaciones Interinstitucionales y la Secretaría de Cultura de Chubut, es el Proyecto Interinstitucional de Interculturalidad Bilingüe “Ka Feypituan ñi mongelen”, en el cual participan nueve escuelas: Blancuntre, El Escorial, Cushamen centro, cerro Radal, Sierra Colorada, Lago Rosario, Cerro Centinela, Nahuelpan y Aldea Epulef. Yo capacito a los docentes y después ellos trabajan en el aula con un hablante, la modalidad es diferente en cada una. Pero no es materia curricular, es optativa y en algunas escuelas es fuera de la hora de clase.
-En Lago Rosario, la comunidad donde tomó contacto con el mapuzugun hace 21 años, ahora enseña el idioma.
En 2006 comencé a ir por pedido de Esteban Napaiman, que es el agente sanitario, después surgieron otros dos interesados más, y estoy viajando todos los martes. No tenemos ni siquiera un lugar propio pero me parece valioso el hecho de que tres personas de la comunidad, que son nietos o hijos de quienes han sido mis maestros, tengan interés por aprender la lengua. Entonces creo que es válido.
Desde su natal Tucumán –enraizado al pueblo diaguito-calchaquí– llegó a Trevelin en 1987 y a la semana ya estaba en la comunidad mapuche Lago Rosario. Al año siguiente se mudó a Esquel y allí vive, aprende y enseña mapuzungun. “El destino me trajo a esta zona del noroeste del Chubut, acá conocí la comunidad mapuche y me di cuenta que la lengua se estaba perdiendo. Vi la posibilidad de hacer un estudio y un material que pudiera hacer un rescate, en esto estoy metido desde hace 21 años”, cuenta el lingüista Antonio Díaz Fernández.
Por Hernán Scandizzo / El Extremo Sur
De niño tuvo sus primeras nociones de húngaro por su vínculo con inmigrantes de ese origen. A los 13 años aprendió a leer árabe, en el secundario se topó con el francés, alemán e inglés, y al terminar la escuela media tomó clases de japonés. En la Universidad Nacional de Tucumán -donde se recibió de Licenciado en Inglés- conoció el quechua, quichua santiagueño y wichi lhamtes; el tiempo lo llevó por los senderos del guaraní. Es doctor en Letras -Universidad del Sur, 2004- y autor de Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche. Además escribió cuatro libros que espera lleguen a imprenta: El Mapuzungun del Noroeste del Chubut (dos tomos), Mapuzungun o Chezungun, emblema de la identidad mapuche. Panorama sociolingüístico de la lengua mapuche en Chubut, El Pueblo Mapuche y su lengua hoy y Hablemos mapuzungun (con posibili dades de ser publicado con apoyo de la Universidad Nacional de La Pampa).
Desde 2006 está en el aire de Radio Nacional Esquel con el programa Pueblos Originarios, donde comparte noticias de las diferentes culturas indígenas. Díaz Fernández habló con El Extremo Sur de la situación del mapuzungun en Chubut y del trabajo que realiza con mucha convicción y poco apoyo de la provincia.
-¿El único libro que publicó fue a través de la Iglesia Luterana Unida de Esquel?
No, esa edición de Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche es de 1998, antes, en 1992, lo publicó la Fundación Ameghino (¡Aprenda mapuzungun!: 15 lecciones elementales de lengua mapuche). La Fundación Ameghino está dirigida por [el paleontólogo y antropólogo] Rofolfo Casamiquela, siempre aclaro que hoy no publicaría con ellos porque sé que están subvencionados por Benetton. De hecho me ha ofrecido, y date cuenta de la tentación cuando uno no puede publicar, pero no acepté.
En 2005 hice una nueva edición de esa obra, aumentada y corregidas algunas erratas, se llama Lecciones Básicas de la Lengua Mapuche – Nueva Versión revisada y aumentada, en esa ocasión tuve el apoyo del director de Cultura de Esquel, Claudio Dalcó, y de la Comisión Municipal para la Promoción de Hacedores de la Cultura, pero tengo cuatro obras inéditas y esto hace tiempo. El Pueblo Mapuche y su lengua hoy lo terminé en 1997, ese libro estuvo dos años en la oficina de Elsa Estruco de Pignuolo, secretaria de Cultura de José Luis Lizurume. Se lo entregué el 12 de octubre de 2000 y en diciembre 2002 me lo devolvió y me dijo que era un material muy bueno pero que lamentablemente no contaban con fondos para publicarlo. Yo sé que existe el Fondo Editorial de la provincia y de hecho publican muchísimas cosas, más esta gestión que la anterior.
La actual Secretaría de Cultura jamás ha tenido la apertura, no hay voluntad de publicarme nada. He recibido un aporte del Ministerio de la Familia, concedido por el ex ministro Gonzalo Carpintero, para la edición de “Mapuzungun o Chezungun, emblema de la identidad mapuche. Panorama sociolingüístico de la lengua mapuche en Chubut”. Es el primer apoyo en 21 años de laburo.
-Al asumir la primer gestión el gobernador Das Neves se mostraba interesado en aparecer cerca de los mapuche, de hecho promovió encuentros de referentes indígenas. ¿Por qué desde Cultura no se apoyó la edición de obras como la suya?
Cuando asume la nueva Secretaría de Cultura le mandé notas a su titular [Jorge Fiori]. No me contestaba nunca pero una vez me llamó por teléfono y me preguntó si tenía algo para publicar, le contesté: “Mirá, cuento con todo este material”. Entonces me dijo: “Bueno, ¿pero cuál sería la más urgente?”, y nunca se concretó nada, ya cumplió los cuatro años de su primera gestión y empezó una nueva. No ignora mi trabajo porque era maestro en Lago Rosario cuando empecé mi investigación, no soy un desconocido para él. Realmente es una gestión, elitista o partidaria, donde algunos quedamos excluidos.
En la Feria Internacional del Libro 2007, en Buenos Aires, vi que en el stand de la provincia había mucho material publicado oficialmente, había cosas de mapuche. Ahora, me sorprendí cuando vi lo que había en mapuzungun: los viejos libros de Esteban Erize [Diccionario comentado mapuche-español: araucano, pehuenche, pampa, picunche, rancülche, huilliche] publicados en 1960. Todos los lingüistas sabemos que ese material contiene numerosos errores porque lo que hizo su autor fue coleccionar o colectar vocabulario en toda obra escrita sobre el mapuzungun. Es como si lo hubiera puesto en un procesador, luego los ordenó alfabéticamente y produjo ese diccionario.
-¿Por qué desde el Estado no hay interés en obras que proponen un rescate de las culturas indígenas?
A mí me parece que promover un rescate no es solamente promover la lengua, porque detrás de la lengua vienen todos los problemas, si hicieran una verdadera reivindicación tendrían que atender otras necesidades. En Leleque tenemos el caso de los Curiñanco Nahuelquir en conflicto con Benetton, sin embargo vemos cómo el Estado está ausente. Ahí tenes una prueba de que realmente no hay mayor compromiso porque habría que reivindicar esto también. Y este aspecto creo que pasa en todas las provincias, con los hermanos wichi en Salta, con las comunidades diaguito-calchaquí en la provincia de Tucumán, y los mbya en Misiones, en conflicto con la Universidad Nacional de La Plata. Creo que el Estado firma convenios y es todo discurso. Los discursos van por un lado y la realidad por otro.
-¿Puede vivir la lengua de un pueblo si no hay territorio?
Se complica mucho, porque una de las causas que lleva a la pérdida de la lengua, en el caso del mapuzungun, es la urbanización. Un mapuche que hablaba su lengua dentro de la comunidad no necesitaba interactuar en español ni en ninguna otra lengua, una vez que viene el contacto con la sociedad mayoritaria o dominante necesita de la otra lengua, porque la sociedad mayoritaria no se va a tomar el trabajo de aprender mapuzungun. ¿Qué pasa cuando se urbaniza? No puede interactuar en mapuzungun, no puede ir al banco, no puede ir al supermercado, no puede ir a ninguna parte, tiene que hablar en español, entonces la lengua se deja de hablar. A mi me sorprende a veces que en los muy pocos casos que en las comunidades encuentro un matrimonio hablante, porque en la mayoría hay un solo hablante en el hogar, en la casa hablan en castellano, y en todos los testimonios dicen:“Ya estamos acostumbrados a hablar castilla”.
Uno puede fomentar la práctica de una lengua pero necesitas fondos e infraestructura. Siempre tomo el caso del hebreo, que se dejó de hablar más o menos en el siglo VIII AC y resucitó a mediados-fines del siglo XIX, a partir del movimiento sionista. Estuvo casi 2700 años muerto, hoy es la lengua oficial de Israel y tenés un hebreo moderno donde podrás hablar de internet, de chat, de todo. Pero había un Estado que tenía interés en esa lengua, porque la lengua es icono de una identidad. El Estado argentino no va a tener interés en que se reivindique ninguna lengua porque no representa la identidad de la clase política. La clase política no se va a sentir mapuche, ni se va a sentir wichi, ni se va a sentir qom, ni pilagá ni nada.
-¿Cómo es la situación lingüística en Chubut?
En general el porcentaje de hablantes no supera el 5%. Por otro lado los hablantes no usan esa lengua cotidianamente, la usan en contexto ceremonial o a veces en los actos reivindicatorios, sobre todo en medios urbanos. Entonces también trae aparejado otro problema que es la pérdida de la lengua, el hablante que no usa su lengua cotidianamente comienza en un momento a sentir confusión, a veces fluctúa con los sonidos, olvido de léxico.
La situación es que la lengua está en proceso de muerte en comunidades de Chubut. La situación sociolingüística es muy similar en Río Negro, en La Pampa es lo mismo, en Neuquén no conozco, hay información de que hubiera más hablantes; en Chile puede variar, porque hay zonas que hay más hablantes y zonas que hay menos hablantes. Después del desplazamiento de la lengua, de sacar una lengua y dejar que entre otra de interacción cotidiana, la lengua [primera] empieza un proceso de muerte. Se va muriendo con cada hablante, una vez que mueren todos los hablantes no hay más lengua.
Esto no quiere decir que no se pueda revertir el proceso, en el suroeste de Inglaterra está la lengua kernwek o cornwalés, ellos están haciendo un rescate, crean literatura, cursos, pero acá la comunidad mapuche no tiene ese tipo de infraestructura para hacerlo. Hay un proyecto del Ministerio de Educación, el Ministerio de Relaciones Interinstitucionales y la Secretaría de Cultura de Chubut, es el Proyecto Interinstitucional de Interculturalidad Bilingüe “Ka Feypituan ñi mongelen”, en el cual participan nueve escuelas: Blancuntre, El Escorial, Cushamen centro, cerro Radal, Sierra Colorada, Lago Rosario, Cerro Centinela, Nahuelpan y Aldea Epulef. Yo capacito a los docentes y después ellos trabajan en el aula con un hablante, la modalidad es diferente en cada una. Pero no es materia curricular, es optativa y en algunas escuelas es fuera de la hora de clase.
-En Lago Rosario, la comunidad donde tomó contacto con el mapuzugun hace 21 años, ahora enseña el idioma.
En 2006 comencé a ir por pedido de Esteban Napaiman, que es el agente sanitario, después surgieron otros dos interesados más, y estoy viajando todos los martes. No tenemos ni siquiera un lugar propio pero me parece valioso el hecho de que tres personas de la comunidad, que son nietos o hijos de quienes han sido mis maestros, tengan interés por aprender la lengua. Entonces creo que es válido.
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