martes, junio 17, 2008

Guerra gaucha: Argentina en movimiento


Por Marta Muriel *

Nueva como la flor que nace en la primavera de la antigua planta que, por la savia que fluye desde sus raíces, permite y produce la novedad, una vez más.

Nueva, también, como el hombre que en la madurez, alcanza a desplegar plena y fructíferamente su vocación juvenil, confusa y presentida.

O sea el sentido de su existencia.

Por eso siendo nueva, resulta conocida y se vuelve a gustar y vuelve a entusiasmar.

Eso es lo que sentimos millones que persistimos en guardar y transmitir la esperanza en la que vivimos de generación en generación, superando el desánimo y el escepticismo que ha prevalecido como vivencia hasta ayer.

¿De dónde surge, se preguntan algunos desprevenidos, esta vitalidad cuando creíamos ya todo muerto o regimentado?.

Como estatuas de arena se desintegran por el viento fuerte y viril, que vuelve a soplar, las simulaciones clientelísticas, el arreo y manipulación de los necesitados.

Se reduce a nada el “poder” que nos suponía irremisiblemente esclavos para siempre.

¿Pero es que han olvidado, los que así creían, de que estirpe era este pueblo?.

Largo este proceso que nos ha gestado.

Tan largo que se hunde en lo más profundo de la historia.

¿Creen que es un mera formalidad que Nuestra Madre del Cielo esté al frente de las Asambleas y Actos de los pueblos rebelados, como otrora lo estuviera de los ejércitos libertadores con San Martín y Belgrano?.

¿Creen que hemos olvidado que somos todos hijos del mismo Padre y que por eso nos afirmamos en nuestra dignidad de tales, la que nos hace libres definitivamente y a pesar de todo?.

Por esta dignidad que nos ha constituido no sólo no nos van a llevar por delante, sino que vamos a hacer de esta tierra lo que El quiere, aquello para lo cual nos la regaló.

Para que sea para todos y, por lo tanto, para que sea el reino de la justicia y de la paz.

Viejas certezas se hacen de nuevo presentes.

“Nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza”.

“No se puede gobernar sin el concurso organizado del pueblo”.

Y aquella que hace irremediable la victoria de esta Argentina que está en movimiento.

“Los pueblos son una fuerza de la naturaleza. Como el agua, cualquiera sea el obstáculo, siempre pasan”.

La situación que vivimos hace necesario el desarrollo de un nuevo sistema de participación en las decisiones políticas que permita a cada argentino, si lo desea, ser protagonista de las mismas desde lo cotidiano y permanentemente en cada uno de los temas que afectan sus intereses o promueven sus anhelos.

Es necesario pasar de la representación a la participación.

Los órganos de la representación deben ser completados por los nuevos órganos de la participación, que deben profundizar y extender su desarrollo de manera de llevar la posibilidad de decidir y colaborar a cada argentino en su día a día.

Es necesario pasar de una democracia representativa a una democracia participativa que no excluya los valores de la primera sino que, corrigiendo sus debilidades y desviaciones, los incluya en un marco superior.

Quien quiera gobernar en esta tierra debe promover y favorecer sin temor la organización libre del pueblo respetando a rajatabla tres normas básicas: estimular sin sustituir, impulsar sin cooptar, escuchar para realizar.

Estamos en presencia de una verdadera Revolución en Paz que afirma y consolida la Cultura que nos identifica, que no apela a la violencia sino a la verdad, que no se funda en la apropiación de voluntades, vidas y patrimonios sino en el servicio y en la expansión de la libertad, la responsabilidad y la justicia.

Es una verdadera Revolución Federal pero del Federalismo de los Pueblos, de las comunidades en las que nos reconocemos hermanos y sujetos a la misma suerte.

Pero para que este federalismo no sea una declamación o una formalidad hace falta que los pueblos se expresen en toda su diversidad que es su riqueza.

Es de hombres pelear cuando nos quieren atropellar, pero es de hombres sabios saber pelear.

Seguramente las asambleas en las rutas quedarán atrás.

Pero si queremos seguir participando en la defensa de nuestros intereses y en la consecución de los anhelos comunes deben seguir funcionado en cada pueblo y deben elegir las comisiones que le permitan manifestar orgánicamente sus propuestas.

Toda lucha para ser exitosa debe elegir las armas que le sean mas útiles.

Los cortes de rutas y la presión reteniendo la producción, que no pueden persistir indefinidamente, deben dar paso a nuevas formas que sean eficaces en un nuevo momento.

Aquellos a los que elegimos para gobernar pueden hacerlo porque todos aportamos nuestros tributos y contribuciones para que sean usados en el desarrollo de las obras y servicios que hacen al bien común.

Cuando manifiestamente esas personas en lugar de trabajar para el pueblo que los eligió, deciden trabajar para otros intereses, es legítimo no poner en sus manos los recursos que aportamos.

Por el contrario, legítimo es determinar nuevas formas de administrarlos para el bien de todos.

Argentina, 14 de junio de 2008
* DNI 5.596.123

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