lunes, junio 23, 2008

“No te prometo nada”, por Javier De Leonardis


Por Javier De Leonardis *

Tengo un recuerdo de hace 22 años, que parece mucho y en realidad es casi toda mi vida: estoy parado en una tarima junto con otros cincuenta pibes de 8 y 9 años, con un brazalete debajo del hombro (¿izquierdo o derecho?). Instrucciones precisas nos indicaron durante días lo que debíamos hacer: Sólo en el momento en que la Señora Directora termine de leer el texto (todos memorizábamos la última palabra para saber cuándo terminaba), debíamos elevar nuestro adornado brazo en dirección a la bandera de la patria y gritar con fervor: ¡Sí, prometo!... No creo que haya sido la vez que miraba a mi vieja llorando de emoción en primera fila, o puede que sí.

Realmente no sé si hoy se seguirá haciendo lo mismo en las escuelas primarias, seguramente la visión del patriotismo difiere bastante de 1986, ¿o no? Mi percepción acerca de estos acontecimientos sin duda está alejada de lo que supongo que se proponía en estos actos nacionalistas. Creo que hace años que no canto el himno, más que nada porque no me encuentro en la situación para hacerlo, pero un año atrás aparecí en un acto oficial y, sin previo aviso, estaban todos entonando las estrofas tan repasadas de manera inconsciente por cualquier argentino. Mi primera reacción fue de sorpresa, luego me dio gracia, sobre el final un poco de asco, concluyendo quizás con algo de vergüenza.

Seguramente le estoy pifiando, pero no creo en las fronteras, me gustaría que cuando alguien hable de "aquel país" se estuviera refiriendo a "aquella región del mundo" como en los libros de cuentos, es indudable que cada lugar tiene sus características sociales particulares, de historia, de cultura, y demás, ¿acaso no es suficiente? Por qué tenemos que encerrarnos en gigantescas bolsas por completo diversas que no hacen más que fomentar la guerra. Quisiera ser habitante del mundo, como todos, no me importa la Argentina, me gusta la Patagonia, acá me tocó nacer y la elijo para vivir, no me importaría que estuviera llena de chilenos, o de japoneses, si todos tuviéramos los mismos derechos y obligaciones. También me gustaría ir a África algún día, y a Australia y a Europa, y si me interesa pasar algunas temporadas allá sin que nadie me encarcele antes de echarme a las patadas y prohibirme el regreso.

En definitiva, me parece que "la patria" debería ser factible de elección, no creo que un chico de 8 años tenga alguna idea de lo que está haciendo al prometer lealtad una tela pintada de celeste y blanco, se me ocurre que hasta es una violación a los derechos del niño, como un bautismo, no deberíamos decirle a un niño a quién tienen que adorar, o cómo tiene que pensar, deberíamos enseñarle a pensar críticamente, enseñándole las cosas que pasaron en el mundo para que pueda tomar decisiones sobre el presente y el futuro del planeta, de su país, de su pueblo, por sí mismo y en libertad.

Les dejo el párrafo que nos leía la directora antes de prometer (incomprensible para cualquier niño) y la Oración a la Bandera, otra aberración que se cantaba en las escuelas DIARIAMENTE!!

Leanlas criteriosamente.

JURA DE LA BANDERA

"Alumnos: la Bandera blanca y celeste - Dios sea loado- no ha sido jamás atada al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra.
Alumnos: esa bandera gloriosa representa la patria de los argentinos.
Prometéis rendirle vuestro más sincero y respetuoso homenaje; quererla con amor intenso y formarle desde la aurora de la vida un culto fervoroso e imborrable en vuestro corazones; prepararos desde la escuela para practicar a su tiempo con toda pureza y honestidad las nobles virtudes inherentes a la ciudadanía; estudiar con empeño la historia de nuestro país y las de sus grandes benefactores a fin de seguir sus huellas luminosas y a fin también de honrar a la Bandera y de que no se amortigüe jamás en vuestras almas el delicado y generoso sentimiento de amor a la Patria.
En una palabra, prometéis hacer todo lo que esté en la medida de vuestras fuerzas para que la Bandera argentina flamee por siempre sobre nuestras murallas y fortalezas, a lo alto de los mástiles de nuestras naves y a la cabeza de nuestras legiones y para que el honor sea su aliento, la gloria su aureola, la justicia su empresa"
Los alumnos puestos de pie y extendiendo el brazo derecho hacia la bandera, contestarán:
SI, PROMETO.

ORACION A LA BANDERA

¡Bandera de la Patria, celeste y blanca,
símbolo de la unión y de la fuerza con
que nuestros padres nos dieron
independencia y libertad; guía de la
victoria en la guerra, y del trabajo y la
cultura en la paz; vínculo sagrado e
indisoluble entre las generaciones
pasadas, presentes y futuras; juremos
defenderla hasta morir antes que verla
humillada!

¡Que flote con honor y gloria al frente
de nuestras fortalezas, ejércitos y
buques, y en todo tiempo y lugar de la
Tierra donde éstos la condujeran;
que a su sombra la Nación Argentina
acreciente su grandeza por siglos y
siglos, y sea para todos los hombres
mensajera de libertad, signo de
civilización y garantía de justicia!

Joaquín V. González
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* DNI 26.411.131

2 Comentá esta nota:

Anónimo dijo...

Adhiero plenamente a lo expuesto por Javier. La mitología patriotera es uno de los más anácronicos y repudiables intentos de homogeneización del sistema educativo... En la era de los discursos políticamente correctos que hablan de multiculturalidad y valoración de lo humano por sobre los dogmas, seguimos reproduciendo rituales fascistoides; porque no me digan que los cientos de nenes levantando el brazo con su brazalete no huelen a años 40...

Anónimo dijo...

No desconozco que el patriotismo no pasa por usar escarapela, cantar el himno o las marchas ni por muchos actos casi militares que hemos tenido en las escuelas. Como tampoco se puede hablar de "orden y disciplina" sólo por el hecho de que los alumnos formen filas para ingresar a clase y salir de ella.
Pero hay algo que se ha perdido y que lo conservan los pueblos hermanos: el ser nacional. No elegimos los padres que queremos tener ni la patria donde quisiéramos nacer. Pero eso no nos autoriza a renegar de ellos.
Y creo que Javier desconoce por completo el valor literario de esas oraciones a la bandera que solíamos recitar hace mucho tiempo antes de entrar a clase. No creo que se pueda desvalorizar lo nacional y eso no significa que entremos en el cono de sombra de lo "fascistoide". No justifico las guerras por los límites territoriales ni la posesión de territorios. Tenemos la patria que heredamos y nos tocó en suerte, pero no reneguemos de ella. Quizás no hemos tenido suerte con los gobiernos de turno, per5o no culpemos a nuestra historia ni a nuestra patria.
En fin, ser ciudadano del mundo, como dice Javier (y antes lo dijo San Pablo) también es ser tolerante con las diferencias en el tiempo y en el espacio.
María Rosa León

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