Fuente: Diario Clarín
Descubrieron este comportamiento en algunos machos. Son los menos elegidos para la reproducción.
Por: Valeria Román
Cada verano, los lobos marinos de un pelo se acercan a la costa de Península Valdés, en la provincia de Chubut. Conquistan territorio e intentan atraer a las hembras para dejar descendientes. Pero algunos machos utilizan una estrategia que, a la larga, no les resulta tan "provechosa": son acosadores sexuales. Quieren seducir a las hembras a través de mordiscos, ruidos, olfateos, y les obstaculizan el paso.
El comportamiento de estos mamíferos marinos fue identificado por tres investigadores argentinos del Conicet, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Universidad Nacional de Luján y la organización Profauna. Para alcanzar el hallazgo, se siguió de cerca a los lobos marinos durante cuatro temporadas de verano. "Una idea clásica sobre los lobos marinos era que cada macho tiene su harén con muchas hembras. Pero no era tan correcta. Se necesitaba ver al fenómeno desde su complejidad", afirmó Luis Cappozzo, biólogo y primer autor del estudio, publicado en una revista alemana especializada.
A principios de diciembre, los machos adultos llegan a la costa de Península Valdés. Ellas, en cambio, llegan a fines de ese mes. Están preñadas y tienen su única cría durante la segunda y la tercera semana de enero. Después del parto, se vuelven sexualmente receptivas y pueden copular. Al llegar a la costa, los machos compiten por una posición de privilegio en la playa y por conquistar más hembras y tener más descendientes.
"Una de nuestras preguntas era por qué se forman las colonias de lobos marinos y cómo se produce la distribución", contó Juan Ignacio Túnez, becario posdoctoral del Conicet. Al buscar la respuesta, hallaron el comportamiento de acoso sexual. "Se pudo identificar que las hembras tienden a acercarse entre sí, como una estrategia de defensa frente a los machos acosadores", señaló. Unirse produce el efecto de dilusión: al estar juntas, son menores las posibilidades de ser amenazadas.
Esos machos buscar retener a la fuerza a las hembras, pero no resultan tan exitosos desde el punto de vista reproductivo. "Las hembras tienden a elegir finalmente a los machos más amables y menos agresivos", puntualizó Cappozzo, autor de "Agua salada y sangre caliente, historias de mamíferos marinos" (Siglo Veintiuno Editores). Se puede inferir entonces que los machos más amables son los que tienen más posibilidades de copular y dejar descendientes.
Estos animales (el nombre científico es Otaria flavescens, que significa "lobo marino de coloración amarillenta") habitan no sólo la costa de Península Valdés, sino casi todas las de América del Sur, tanto en el este como en el oeste. Hay más de 110.000 ejemplares en la costa patagónica. El estudio se hizo al pintar con marcas sobre los individuos de la colonia de Punta Norte, para seguir sus rastros y sus comportamientos.
Diferentes grupos de científicos vienen observando a otras especies que siguen comportamientos parecidos. Entre otros figuran el león marino de las Galápagos, la foca gris, el delfín nariz de botella, los caballos y los chimpancés.
¿Por qué hay lobos marinos acosadores, aunque no resulta una conducta tan exitosa? "Un comportamiento se produce en una especie determinada como consecuencia de un largo proceso evolutivo -contestó Cappozzo-. Existen señales que permiten a las hembras interpretar qué macho será buen merecedor de ser el padre de la cría. El acoso sexual en los mamíferos está presente como resultado del mismo proceso evolutivo que hizo que los machos no acosadores sean más exitosos, pero en un contexto diferente. Posiblemente, en algún momento de la historia evolutiva de los lobos marinos ser acosador resultara una ventaja adaptativa".
Descubrieron este comportamiento en algunos machos. Son los menos elegidos para la reproducción.
Por: Valeria Román
Cada verano, los lobos marinos de un pelo se acercan a la costa de Península Valdés, en la provincia de Chubut. Conquistan territorio e intentan atraer a las hembras para dejar descendientes. Pero algunos machos utilizan una estrategia que, a la larga, no les resulta tan "provechosa": son acosadores sexuales. Quieren seducir a las hembras a través de mordiscos, ruidos, olfateos, y les obstaculizan el paso.
El comportamiento de estos mamíferos marinos fue identificado por tres investigadores argentinos del Conicet, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Universidad Nacional de Luján y la organización Profauna. Para alcanzar el hallazgo, se siguió de cerca a los lobos marinos durante cuatro temporadas de verano. "Una idea clásica sobre los lobos marinos era que cada macho tiene su harén con muchas hembras. Pero no era tan correcta. Se necesitaba ver al fenómeno desde su complejidad", afirmó Luis Cappozzo, biólogo y primer autor del estudio, publicado en una revista alemana especializada.
A principios de diciembre, los machos adultos llegan a la costa de Península Valdés. Ellas, en cambio, llegan a fines de ese mes. Están preñadas y tienen su única cría durante la segunda y la tercera semana de enero. Después del parto, se vuelven sexualmente receptivas y pueden copular. Al llegar a la costa, los machos compiten por una posición de privilegio en la playa y por conquistar más hembras y tener más descendientes.
"Una de nuestras preguntas era por qué se forman las colonias de lobos marinos y cómo se produce la distribución", contó Juan Ignacio Túnez, becario posdoctoral del Conicet. Al buscar la respuesta, hallaron el comportamiento de acoso sexual. "Se pudo identificar que las hembras tienden a acercarse entre sí, como una estrategia de defensa frente a los machos acosadores", señaló. Unirse produce el efecto de dilusión: al estar juntas, son menores las posibilidades de ser amenazadas.
Esos machos buscar retener a la fuerza a las hembras, pero no resultan tan exitosos desde el punto de vista reproductivo. "Las hembras tienden a elegir finalmente a los machos más amables y menos agresivos", puntualizó Cappozzo, autor de "Agua salada y sangre caliente, historias de mamíferos marinos" (Siglo Veintiuno Editores). Se puede inferir entonces que los machos más amables son los que tienen más posibilidades de copular y dejar descendientes.
Estos animales (el nombre científico es Otaria flavescens, que significa "lobo marino de coloración amarillenta") habitan no sólo la costa de Península Valdés, sino casi todas las de América del Sur, tanto en el este como en el oeste. Hay más de 110.000 ejemplares en la costa patagónica. El estudio se hizo al pintar con marcas sobre los individuos de la colonia de Punta Norte, para seguir sus rastros y sus comportamientos.
Diferentes grupos de científicos vienen observando a otras especies que siguen comportamientos parecidos. Entre otros figuran el león marino de las Galápagos, la foca gris, el delfín nariz de botella, los caballos y los chimpancés.
¿Por qué hay lobos marinos acosadores, aunque no resulta una conducta tan exitosa? "Un comportamiento se produce en una especie determinada como consecuencia de un largo proceso evolutivo -contestó Cappozzo-. Existen señales que permiten a las hembras interpretar qué macho será buen merecedor de ser el padre de la cría. El acoso sexual en los mamíferos está presente como resultado del mismo proceso evolutivo que hizo que los machos no acosadores sean más exitosos, pero en un contexto diferente. Posiblemente, en algún momento de la historia evolutiva de los lobos marinos ser acosador resultara una ventaja adaptativa".
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