Enviado por Ángel Morales
Les enviamos el mensaje elaborado por el Equipo de Pastoral Penitenciaria de nuestra diócesis, que reflexiona acerca de la situación de las cárceles, de los detenidos en ella, y de la posición de la sociedad frente al delito. Incluye, además, un testimonio del director del penal local, Darío Chacón.
Equipo de Comunicación
Obispado de San Carlos de Bariloche
La primera delincuencia
La injusticia social es la primera delincuencia y causa de otras muchísimas delincuencias. Para abarcar la problemática del mundo carcelario nos parece importante profundizar sobre el por qué de este notable aumento del delito en nuestra sociedad.
¿Cuáles son sus causas?
Creemos que la mejor manera de revertir esta sensación de inseguridad que vive nuestra sociedad se logra con decisiones políticas con respecto a la redistribución de las riquezas, con la nivelación de recursos, con la inserción en el mundo laboral, con sueldos dignos y con un sistema educativo que promueva a las personas más vulnerables, en especial a niños y adolescentes (justicia social).
También son causantes del delito el exacerbado consumismo imperante, la miseria, la falta de interés por la vida, la droga y las armas que están al alcance de la mano, la imposibilidad de muchos jóvenes de pensar en un proyecto de vida, la sensación de que “todo vale” a veces enseñado desde los mismos medios de comunicación social. El mal ejemplo de los mayores y sobre todo de aquellos que teniendo poder (político, económico...) aprovechan para cometer delitos “de guante blanco” (transas, acomodos, coimas, arreglos) bajo un manto de impunidad. Es evidente que el problema es complejo.
Según la Constitución y las leyes, la cárcel tendría que ser un lugar donde el que infringe la ley es privado de su libertad por un determinado tiempo según lo indique el juez, para luego reinsertarse a la sociedad. Pero si lo pensamos bien, siguiendo el planteo que venimos haciendo, ¿en qué sociedad se va a reinsertar? ¿En una sociedad que brinda igualdad de posibilidades? ¿En una sociedad que esta preocupada por sus jóvenes? ¿En qué condiciones y con qué ideas sale el interno que cumplió una determinada pena en un penal?
También creemos que en el imaginario de la gente está la idea de que “algo anda mal”. Si no, ¿cómo se explica tanta reincidencia y el aumento masivo, por decirlo de alguna manera, de jóvenes que pueblan nuestras cárceles?
Las cárceles son, con frecuencia y lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.
Les enviamos el mensaje elaborado por el Equipo de Pastoral Penitenciaria de nuestra diócesis, que reflexiona acerca de la situación de las cárceles, de los detenidos en ella, y de la posición de la sociedad frente al delito. Incluye, además, un testimonio del director del penal local, Darío Chacón.
Equipo de Comunicación
Obispado de San Carlos de Bariloche
La primera delincuencia
La injusticia social es la primera delincuencia y causa de otras muchísimas delincuencias. Para abarcar la problemática del mundo carcelario nos parece importante profundizar sobre el por qué de este notable aumento del delito en nuestra sociedad.
¿Cuáles son sus causas?
Creemos que la mejor manera de revertir esta sensación de inseguridad que vive nuestra sociedad se logra con decisiones políticas con respecto a la redistribución de las riquezas, con la nivelación de recursos, con la inserción en el mundo laboral, con sueldos dignos y con un sistema educativo que promueva a las personas más vulnerables, en especial a niños y adolescentes (justicia social).
También son causantes del delito el exacerbado consumismo imperante, la miseria, la falta de interés por la vida, la droga y las armas que están al alcance de la mano, la imposibilidad de muchos jóvenes de pensar en un proyecto de vida, la sensación de que “todo vale” a veces enseñado desde los mismos medios de comunicación social. El mal ejemplo de los mayores y sobre todo de aquellos que teniendo poder (político, económico...) aprovechan para cometer delitos “de guante blanco” (transas, acomodos, coimas, arreglos) bajo un manto de impunidad. Es evidente que el problema es complejo.
Según la Constitución y las leyes, la cárcel tendría que ser un lugar donde el que infringe la ley es privado de su libertad por un determinado tiempo según lo indique el juez, para luego reinsertarse a la sociedad. Pero si lo pensamos bien, siguiendo el planteo que venimos haciendo, ¿en qué sociedad se va a reinsertar? ¿En una sociedad que brinda igualdad de posibilidades? ¿En una sociedad que esta preocupada por sus jóvenes? ¿En qué condiciones y con qué ideas sale el interno que cumplió una determinada pena en un penal?
También creemos que en el imaginario de la gente está la idea de que “algo anda mal”. Si no, ¿cómo se explica tanta reincidencia y el aumento masivo, por decirlo de alguna manera, de jóvenes que pueblan nuestras cárceles?
Las cárceles son, con frecuencia y lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.
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