viernes, octubre 17, 2008

La Noble Ernestina: entrevista a Llonto, autor del libro sobre la dueña del Grupo Clarín


Enviado por Juan María Escobar
Fuente: Revista Zoom

Por Jorge Devincenzi

"La opinión de Clarín respecto de los gobiernos siempre está relacionada con sus propios negocios"

La Noble Ernestina es la primera investigación sobre la dueña del Grupo Clarín. La identidad de sus dos hijos adoptivos y la batalla por una herencia cercana a los 1.300 millones de dólares son solo dos de los costados escandalosos que examina Pablo Llonto en una investigación periodística, cuya segunda edición está en la calle con prólogo de Osvaldo Bayer.

-El último paro agropecuario encontró a Clarín en un lugar distinto al que protagonizara durante el enfrentamiento anterior. Esta vez no se puso a la cabeza de los reclamos. ¿Clarín tiene línea editorial, ejerce una especie de poder bobo o algo cambió entretanto?


-La opinión de Clarín respecto de los gobiernos siempre está relacionada con sus propios negocios, y luego con una seudo posición desarrollista que aún defiende en sus editoriales. Es evidente que en el anterior conflicto del campo oligárquico, al multimedio le habían pegado dos piñas. Una, por los intereses afectados. Algunos de sus accionistas principales, como Magnetto o Aranda, tienen campos y son dirigentes de entidades del campo. Es decir, las retenciones les tocaban los bolsillos.

Otro golpe fue cuando los Kirchner salieron a desafiarlos acusándolos de monopolio, en especial cuando se dio el episodio de la caricatura de Sábat sobre Cristina, durante el acto del Frente para la Victoria en Plaza de Mayo.

-Fue como si le mojaran la oreja a Bush.

-Sí, más o menos. Hoy, Clarín está en otra situación: el gobierno no lo agrede, los aumentos a las retenciones no prosperaron y el humor de la clase media, fuente de todos los humores del Grupo, ya no es el mismo con los dueños de la Rural y los De Ángeli o Buzzi. Como consecuencia, Clarín baila al compás de la clase media, y la clase media hoy no está tan entusiasmada con eso de salir a las rutas o cortar las calles de Caballito y Barrio Norte. Clarín desensillará hasta que aclare.

-Además, se fue Alberto Fernández.

-Contra la opinión de Néstor Kirchner en aquel momento, Fernández estaba convencido de que había que pactar con el Grupo. El hasta entonces jefe de Gabinete había sido director de Papel Prensa, y luego de su alejamiento, brindó sonriente con los conductores de A Dos Voces. Fernández era el hombre de Clarín dentro del gobierno.

-Algunos dicen que esa línea editorial se define día a día por los resultados de encuestas de opinión y actitudinales que van midiendo el humor de los consumidores del multimedia. ¿Es cierto?

-No es tan así, pero una frase célebre de Magnetto es "tratamos de estar muy pegados a la sensación térmica media de la ciudadanía".

-En La Noble Ernestina, te enfrentás con un medio de prensa poderoso, casi hegemónico. ¿Cómo crees que reaccionará la industria cultural local ante su aparición?

-A muy pocos les importa que sepamos quién es quién en los medios de comunicación. No creo que el libro interese a quienes manejan el mayor poder de opinión sobre literatura de investigación en la Argentina, y me refiero tanto a revistas como Noticias, como a las publicaciones del Grupo Clarín o La Nación. El resultado será el de siempre: silencio. Un silencio que indica lo bien que hacemos en sacarles la careta.

-¿Te ves entrevistado en Ñ? ¿Crees que correrá el mismo destino que La Patagonia Rebelde de Borrero? ¿Soñás con un batacazo en la Feria del Libro, o lo tuyo tiene más que ver con una pelea de fondo en la que se juega por ejemplo, el destino de Argentina como un país menos tóxico, para decirlo con palabras de moda?

-No hay chance de menciones en los medios del Grupo. No tengo ni para llegarle a los talones a la obra de Bayer. Y sobre batacazos en la Feria del Libro, a lo único que podemos aspirar es que a media docena de biografías de la Noble conmuevan la curiosidad de algunos argentinos. La Noble Ernestina circula mucho entre estudiantes de periodismo, y esa es mi mayor satisfacción: saber que decenas de jóvenes estudiantes de periodismo o de comunicación cuentan hoy con una herramienta con la que no contábamos nosotros, cuando el telón para ocultar las maniobras y negociados e ilícitos del Grupo Clarín era un telón enorme. Mi intención al editarlo fue siempre una: que empecemos a perderle el miedo. Que crezcan periodistas que no se callen la boca por temor a que Clarín un día no los convoque, y que exista justicia con la viuda, quien debería pagar por lo que hizo durante la dictadura.

-Por décadas circuló el mito de que en 1927 la familia Braun Menéndez compró todos los ejemplares de La Patagonia Trágica de José María Borrero, director de un diario de Río Gallegos, donde se denunciaban por primera vez los fusilamientos masivos de peones de estancia durante el gobierno de Yrigoyen. Podría pasar algo similar.

-Clarín no haría algo así, y hoy sería imposible comprar todos los libros. Pero intentarán ningunearlo, como autodefensa. Son expertos en ocultamiento, como cuando retuvieron por varias horas la noticia de la detención de la Noble Ernestina en diciembre de 2002. Y en eufemismos: Yabrán fue durante mucho tiempo "el empresario telepostal". Sin embargo, hace mucho que no se ven esas bestialidades.

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