Fuente: Crítica de la Argentina
Foto: Prensa del Pueblo
Inminente desalojo de una familia de pobladores originarios en Chubut
La guerra de la tierra en la Patagonia
Con aval judicial, un abogado cercano a Mario Das Neves reclama 1.200 hectáreas. Los vecinos se oponen y resisten.
Gonzalo Sánchez
Diez kilómetros al sur de El Hoyo, camino a Esquel, donde intereses mineros se posan sobre tierras paradisíacas, una familia de pobladores originarios –como otras tantas– se resiste a ser desalojada. Su caso, sin embargo, no es uno más: reúne a personajes de la política provincial y al ex juez de la causa Benetton, José Colabelli, hoy convertido en abogado de poderosos. El 4 de diciembre, la magistrado Karina Estefanía dictaminó que Inés Larenas, pobladora del paraje El Pedregoso, debía abandonar las tierras que habita desde que nació en 1941 para cedérselas a quien se proclama como único dueño de esas 1.200 hectáreas: un abogado chubutense llamado Enrique Korn, de estrechos vínculos con el gobierno provincial, cuyo hijo, Pablo Korn, es ministro coordinador del gabinete de Mario Das Neves.
Pero la orden produjo el efecto contrario. Y lo que debía ser una “barrida”, terminó siendo una convocatoria. Los vecinos se establecieron en el campo de los Larenas, frente al cabañón de coihues, echaron leña al fuego y anunciaron la resistencia con un corte de rutas multitudinario el sábado pasado. Anuncian que deben impedir el despojo porque detrás de esto avanza, otra vez, la amenaza minera. “Si cae Larenas, van a caer un montón más”, dice Nora Corvalán, de la Asamblea Comarcal contra el Saqueo y la Contaminación.
Y continúa: “En la zona de conflicto, en 2006 hubo varios cateos. Sumado a esto, sabemos que en julio del año que viene vence el plazo de suspensión de la explotación minera que decretó Das Neves y es probable que vuelvan por los recursos”.
En los 70, la Maderera Noroeste SA operó sobre 34 mil hectáreas en la zona de El Hoyo y Epuyén y arrasó con el bosque nativo para plantar pinos exóticos. Entre las tierras afectadas se encontraban las de la familia Larenas. El abogado Korn fue asesor de la firma en aquellos tiempos. “Sus servicios fueron pagados con derechos de explotación forestal, pero hábilmente, con apoyo oficial, convirtió esos derechos en títulos de propiedad”, explica Corvalán.
Los vecinos de la comarca dicen que Korn contó con la complicidad del ex director de Tierras de El Hoyo, “Chito” Cárdenas, hoy diputado provincial, que certificó todo a nombre de Korn, aun sabiendo que el paraje era habitado por Inés Larenas y sus hijos. Ahora, Korn pretende desarrollar emprendimientos hidroeléctricos en el arroyo El Pedregoso y ya presentó estudios realizados por la empresa canadiense Oboe Engineering Ltd.
El fallo de la jueza Estefanía ordena seis meses de prisión en suspenso para Larenas, el pago de los honorarios del abogado Colabelli por la suma de seis mil pesos y la “restitución” de las tierras a Korn. Pero Inés Larenas, que vive de los frutales con las que fabrica dulces para vender, sigue ahí, rodeada de los suyos y decidida a quedarse. El desalojo debería producirse en los próximos cinco días hábiles. Y por eso hay tensión allá en el sur, porque todavía nadie se anima a decir qué pasará.
Foto: Prensa del Pueblo
Inminente desalojo de una familia de pobladores originarios en Chubut
La guerra de la tierra en la Patagonia
Con aval judicial, un abogado cercano a Mario Das Neves reclama 1.200 hectáreas. Los vecinos se oponen y resisten.
Gonzalo Sánchez
Diez kilómetros al sur de El Hoyo, camino a Esquel, donde intereses mineros se posan sobre tierras paradisíacas, una familia de pobladores originarios –como otras tantas– se resiste a ser desalojada. Su caso, sin embargo, no es uno más: reúne a personajes de la política provincial y al ex juez de la causa Benetton, José Colabelli, hoy convertido en abogado de poderosos. El 4 de diciembre, la magistrado Karina Estefanía dictaminó que Inés Larenas, pobladora del paraje El Pedregoso, debía abandonar las tierras que habita desde que nació en 1941 para cedérselas a quien se proclama como único dueño de esas 1.200 hectáreas: un abogado chubutense llamado Enrique Korn, de estrechos vínculos con el gobierno provincial, cuyo hijo, Pablo Korn, es ministro coordinador del gabinete de Mario Das Neves.
Pero la orden produjo el efecto contrario. Y lo que debía ser una “barrida”, terminó siendo una convocatoria. Los vecinos se establecieron en el campo de los Larenas, frente al cabañón de coihues, echaron leña al fuego y anunciaron la resistencia con un corte de rutas multitudinario el sábado pasado. Anuncian que deben impedir el despojo porque detrás de esto avanza, otra vez, la amenaza minera. “Si cae Larenas, van a caer un montón más”, dice Nora Corvalán, de la Asamblea Comarcal contra el Saqueo y la Contaminación.
Y continúa: “En la zona de conflicto, en 2006 hubo varios cateos. Sumado a esto, sabemos que en julio del año que viene vence el plazo de suspensión de la explotación minera que decretó Das Neves y es probable que vuelvan por los recursos”.
En los 70, la Maderera Noroeste SA operó sobre 34 mil hectáreas en la zona de El Hoyo y Epuyén y arrasó con el bosque nativo para plantar pinos exóticos. Entre las tierras afectadas se encontraban las de la familia Larenas. El abogado Korn fue asesor de la firma en aquellos tiempos. “Sus servicios fueron pagados con derechos de explotación forestal, pero hábilmente, con apoyo oficial, convirtió esos derechos en títulos de propiedad”, explica Corvalán.
Los vecinos de la comarca dicen que Korn contó con la complicidad del ex director de Tierras de El Hoyo, “Chito” Cárdenas, hoy diputado provincial, que certificó todo a nombre de Korn, aun sabiendo que el paraje era habitado por Inés Larenas y sus hijos. Ahora, Korn pretende desarrollar emprendimientos hidroeléctricos en el arroyo El Pedregoso y ya presentó estudios realizados por la empresa canadiense Oboe Engineering Ltd.
El fallo de la jueza Estefanía ordena seis meses de prisión en suspenso para Larenas, el pago de los honorarios del abogado Colabelli por la suma de seis mil pesos y la “restitución” de las tierras a Korn. Pero Inés Larenas, que vive de los frutales con las que fabrica dulces para vender, sigue ahí, rodeada de los suyos y decidida a quedarse. El desalojo debería producirse en los próximos cinco días hábiles. Y por eso hay tensión allá en el sur, porque todavía nadie se anima a decir qué pasará.
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