Por Meir Soae
Ayer por la tarde, vi la película "El nombre de las flores", en la ex-Escuela Normal, auspiciada por Red por la Identidad, y con la presencia de los dos jóvenes cineastas creadores del film.
Fue una gratísima experiencia.
Conocía de antemano la trama de historia que gira en torno a Margarita, una hija de desaparecidos en la última dictadura, quien busca rescatar su historia, sus orígenes, y fundamentalmente, saber cómo fueron sus padres.
En este sentido, el relato es magnífico, se logra una intensa emoción sin apelar al golpe bajo, ni al melodrama, y sin, casi, alusiones políticas. Lo que brilla es la pureza de esas almas, renacidas en los recuerdos de quienes las conocieron en vida.
Solo con esto, la película podría ser calificada como excelente, pero además, tiene una calidad estética relevante.
La fotografía, los encuadres, son de un preciosismo admirable.
La música origianal, acompaña y marca cada momento, con un protagonismo, que sin desbordar, da pinceladas magistrales.
Si a todo esto agregamos, que es una producción hecha y distribuída a puro pulmón , no queda más que aplaudir de pié a los realizadores, que nos regalan un brillo de luminosa esperanza para el futuro de nuestros hijos en esta tierra.
Ayer por la tarde, vi la película "El nombre de las flores", en la ex-Escuela Normal, auspiciada por Red por la Identidad, y con la presencia de los dos jóvenes cineastas creadores del film.
Fue una gratísima experiencia.
Conocía de antemano la trama de historia que gira en torno a Margarita, una hija de desaparecidos en la última dictadura, quien busca rescatar su historia, sus orígenes, y fundamentalmente, saber cómo fueron sus padres.
En este sentido, el relato es magnífico, se logra una intensa emoción sin apelar al golpe bajo, ni al melodrama, y sin, casi, alusiones políticas. Lo que brilla es la pureza de esas almas, renacidas en los recuerdos de quienes las conocieron en vida.
Solo con esto, la película podría ser calificada como excelente, pero además, tiene una calidad estética relevante.
La fotografía, los encuadres, son de un preciosismo admirable.
La música origianal, acompaña y marca cada momento, con un protagonismo, que sin desbordar, da pinceladas magistrales.
Si a todo esto agregamos, que es una producción hecha y distribuída a puro pulmón , no queda más que aplaudir de pié a los realizadores, que nos regalan un brillo de luminosa esperanza para el futuro de nuestros hijos en esta tierra.
1 Comentá esta nota:
Somos Juan & romina, sùper conmovidos por tus impresiones.
Gracias por darnos tanto a cambio de lo que compartimos con la gente de Esquel.
Muchísimas gracias por la hospitalidad y el amor con que nos recibieron.
Besos y flores para todos.-
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