Por Magalí Vidoz *
Salí de mi casa a las 5 con ganas de caminar. Pasé a buscar a una amiga, tomamos unos mates y por la calle Buenos Aires, llegamos a la plaza San Martín. Un escenario grande del lado del Cabildo, gente dando vueltas, paseando. Es feriado. La ciudad, casi desierta. Negocios cerrados. Sonrisas. Miramos las cúpulas de un par de iglesias. ¡Qué hermosas! Las cúpulas, sí. Las restauraciones, no tanto. El color rosado es espantoso. En la Avenida General Paz nos quedamos, casi llegando a Colón, mirando. En la vereda, las dos paradas. Mirando. Sólo eso. Cuántas banderas. Pasan repartiendo papelitos que decido leer después. Observamos. Charlamos. Sí, cuántas banderas. Diferentes. Colorinches. Pero sobre todo, diferentes. Le pregunto qué dónde está la causa común, que no la encuentro. Quiero mi bandera, que diga: Liberación de los Perritos de Austria. Sí, me da gracia y digo, qué ridícula soy, pensando esta estupidez, hoy, más que nada hoy. Simplemente siento una gran tristeza. Mi ciudad es enorme, pocos caminando. Pocos sabiendo el por qué de la caminata. Otros, en los balcones. Y más allá, los que están en las veredas, como yo. Qué silencio. De la facultad de Filosofía y Humanidades, poquitos. Hay algo de rutina en todo esto que le quita maravilla, que le quita poder. La espontaneidad de los estudiantes, los gritos, la fuerza, los colores, ¿Dónde están? No los veo. Quizás es eso, no están. Pienso. Pienso. Los nombres de Poni, de Beto, dónde están. Son actuales. No son parte de los 30.000. Ya no. Es hora de cambiar el número de los cartelitos, eso pienso. Son muchos más. Pero en democracia, y eso quizás, es aún más angustiante. ¿Alguien entiende esto? ¿Nos damos cuenta de que todo lo que celebramos, la memoria, las caras de una generación que no está, o casi no está, grita una palabra, MIRAR? Mirar. Lo que pasa hoy. La memoria, ¿Para qué sirve? Para slogans, para canciones, o discursos políticos, o remeras, o más cartelitos. Espero que no. Tal vez, para abrir un poquito los ojos hoy, qué pasa hoy. Dónde estamos todos que estamos tan perdidos, refugiados en un pasado que nos pide mirar el presente. Mirar el presente desde el pasado, justamente. No sé si alguien lo entenderá, por ahí sí. Es eso, es basta de 30.000. Cambiemos el número, al menos eso. Seguimos metidos en nuestras hermosas casitas. Qué hermosas son. Nuestros hijitos. Nuestros perritos. La tele nueva. ¡Qué linda se ve! Qué pasará al lado, quién lo sabe.
Se cae todo y me parece que la única solución, es dejar que todo se caiga. Porque desde el pozo, desde lo último, desde allá al fondo, podremos ver una luz, una, chiquita. Mientras sigamos metidos en nuestras seguridades, nada va a cambiar. Se abrirá una fábrica más, pasearemos más seguido, compraremos algunas cosas un poco más lindas. Y nada más. El desarraigo total y bendito. Ahí está la salida.
Y mientras tanto, me puse a pensar… en una palabra… Miren esto. Marcha, significa, según el diccionario de la Real Academia Española:
1) Toque para que marche la tropa o para hacer los honores supremos militares;
2) Movimiento de las tropas para trasladarse de un punto a otro;
3) Pieza de música, de ritmo muy determinado, destinada a indicar el paso reglamentario de la tropa, o de un numeroso cortejo en ciertas solemnidades.
¡Desarraigo también de las palabras!
Nut.
Referido al acto del 24 de marzo en Córdoba capital
* DNI 31416530
Estudiante
Salí de mi casa a las 5 con ganas de caminar. Pasé a buscar a una amiga, tomamos unos mates y por la calle Buenos Aires, llegamos a la plaza San Martín. Un escenario grande del lado del Cabildo, gente dando vueltas, paseando. Es feriado. La ciudad, casi desierta. Negocios cerrados. Sonrisas. Miramos las cúpulas de un par de iglesias. ¡Qué hermosas! Las cúpulas, sí. Las restauraciones, no tanto. El color rosado es espantoso. En la Avenida General Paz nos quedamos, casi llegando a Colón, mirando. En la vereda, las dos paradas. Mirando. Sólo eso. Cuántas banderas. Pasan repartiendo papelitos que decido leer después. Observamos. Charlamos. Sí, cuántas banderas. Diferentes. Colorinches. Pero sobre todo, diferentes. Le pregunto qué dónde está la causa común, que no la encuentro. Quiero mi bandera, que diga: Liberación de los Perritos de Austria. Sí, me da gracia y digo, qué ridícula soy, pensando esta estupidez, hoy, más que nada hoy. Simplemente siento una gran tristeza. Mi ciudad es enorme, pocos caminando. Pocos sabiendo el por qué de la caminata. Otros, en los balcones. Y más allá, los que están en las veredas, como yo. Qué silencio. De la facultad de Filosofía y Humanidades, poquitos. Hay algo de rutina en todo esto que le quita maravilla, que le quita poder. La espontaneidad de los estudiantes, los gritos, la fuerza, los colores, ¿Dónde están? No los veo. Quizás es eso, no están. Pienso. Pienso. Los nombres de Poni, de Beto, dónde están. Son actuales. No son parte de los 30.000. Ya no. Es hora de cambiar el número de los cartelitos, eso pienso. Son muchos más. Pero en democracia, y eso quizás, es aún más angustiante. ¿Alguien entiende esto? ¿Nos damos cuenta de que todo lo que celebramos, la memoria, las caras de una generación que no está, o casi no está, grita una palabra, MIRAR? Mirar. Lo que pasa hoy. La memoria, ¿Para qué sirve? Para slogans, para canciones, o discursos políticos, o remeras, o más cartelitos. Espero que no. Tal vez, para abrir un poquito los ojos hoy, qué pasa hoy. Dónde estamos todos que estamos tan perdidos, refugiados en un pasado que nos pide mirar el presente. Mirar el presente desde el pasado, justamente. No sé si alguien lo entenderá, por ahí sí. Es eso, es basta de 30.000. Cambiemos el número, al menos eso. Seguimos metidos en nuestras hermosas casitas. Qué hermosas son. Nuestros hijitos. Nuestros perritos. La tele nueva. ¡Qué linda se ve! Qué pasará al lado, quién lo sabe.
Se cae todo y me parece que la única solución, es dejar que todo se caiga. Porque desde el pozo, desde lo último, desde allá al fondo, podremos ver una luz, una, chiquita. Mientras sigamos metidos en nuestras seguridades, nada va a cambiar. Se abrirá una fábrica más, pasearemos más seguido, compraremos algunas cosas un poco más lindas. Y nada más. El desarraigo total y bendito. Ahí está la salida.
Y mientras tanto, me puse a pensar… en una palabra… Miren esto. Marcha, significa, según el diccionario de la Real Academia Española:
1) Toque para que marche la tropa o para hacer los honores supremos militares;
2) Movimiento de las tropas para trasladarse de un punto a otro;
3) Pieza de música, de ritmo muy determinado, destinada a indicar el paso reglamentario de la tropa, o de un numeroso cortejo en ciertas solemnidades.
¡Desarraigo también de las palabras!
Nut.
Referido al acto del 24 de marzo en Córdoba capital
* DNI 31416530
Estudiante
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