Por Jorge Oriola *
No voy a agregar nada nuevo sobre todo lo dicho y escrito, salvo datos de corte histórico acerca de este tema que hoy nos convoca al debate.
Los estados imperiales de la antigüedad organizaban un gran desfile victorioso de sus tropas que, tras matar, saquear y violar en pueblos más débiles, ingresaban con total afluencia de público (lésase pueblo) para admirar no sólo a hombres esclavizados "distintos", de otro color de piel, encadenados, sino animales exóticos, propios de esas lejanas regiones conquistadas bajo la presión guerrera y la muerte.
En tiempo del colonialismo euro-occidental, así como era "snob" recorrer países y regiones distantes y extrañas, era convocante llevar a las metrópolis animales "extraños" propios de aquéllas; así fueron organizándose los zoológicos modernos. El pueblo, además de admirar los éxitos de las potencias globales de entonces, admiraban a esas bestias salvajes condenadas tras las rejas a una vida en cautiverio para siempre. Otra forma en que la "civilización" vencía a la barbarie o el salvajismo, en este caso, natural. Aún había esclavitud, caza y venta de hombres y mujeres negros para vivir y trabajar en cautiverio, como fue en Brasil hasta fines del siglo XIX.
Hoy, con millones de fotografías, películas tipo Disney y National Geografic, series de tv, revistas, etc, el pueblo puede admirar a esos animales en plena naturaleza, en su medio, su hábitat, aún sometidos a estudios e investigaciones financiadas por empresas y fundaciones que se preocupan más por la fauna que por las poblaciones pobres y miserables de África.
Pero seguimos con los circos, maravillosos emprendimientos de entretenimiento y cultura (recordemos al Circo Criollo con sus obras de teatro popular en la arena) para todas las edades, en especial para niños, pero se deforma esa educación por la recreación presentando animales salvajes amaestrados, golpeados, enjaulados, asustados...
Por eso, y esto va para los dueños de los circos, no es uno sólo el que protesta sino cientos de vecinos que estamos juntando firmas para lograr, junto con los concejales, una ordenanza que prohíba tales exhibiciones lucrativas con animales silvestres presuntamente amaestrados.
Al conductor radiofónico que dijo hace días en Esquel que estábamos en contra de la fuente de trabajo de los empleados del circo, le decimos que mire bien y analice mejor el tema y verá que no es así: seguimos rescatando y valorando el circo, pero sin animales.
A la señora que dijo que esos intelectuales que hacían esas críticas deberían preocuparse por los perros vagabundos, le digo, además de preguntarme qué hace ella por los perros vagabundos, que no use la palabra intelectual en forma despectiva, ya que hay trabajadores manuales (como los carpinteros y los albañiles) a quienes les agradecemos las camas, las mesas y las viviendas, y trabajadores más intelectuales, a quienes les debemos y agradecemos la docencia, la prensa audiovisual y escrita y los libros, y ella misma debe haber recibido de éstos últimos.
A los que dicen que varios miles han ido al circo les digo que está muy bien, y habrá más para entretenerse, pero... en Roma imperial en el circo de entonces, los leones se comían a los cristianos ante el aplauso de miles de pobladores... ¿Y? estaba bien? lo haríamos ahora?
Los tiempos cambian... A los derechos humanos y civiles les agregamos los ambientales y los de la fauna, que es otra forma de salvar el planeta, el único que tenemos para intentar vivir mejor.
* Profesor
Vecino de Esquel
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No voy a agregar nada nuevo sobre todo lo dicho y escrito, salvo datos de corte histórico acerca de este tema que hoy nos convoca al debate.
Los estados imperiales de la antigüedad organizaban un gran desfile victorioso de sus tropas que, tras matar, saquear y violar en pueblos más débiles, ingresaban con total afluencia de público (lésase pueblo) para admirar no sólo a hombres esclavizados "distintos", de otro color de piel, encadenados, sino animales exóticos, propios de esas lejanas regiones conquistadas bajo la presión guerrera y la muerte.
En tiempo del colonialismo euro-occidental, así como era "snob" recorrer países y regiones distantes y extrañas, era convocante llevar a las metrópolis animales "extraños" propios de aquéllas; así fueron organizándose los zoológicos modernos. El pueblo, además de admirar los éxitos de las potencias globales de entonces, admiraban a esas bestias salvajes condenadas tras las rejas a una vida en cautiverio para siempre. Otra forma en que la "civilización" vencía a la barbarie o el salvajismo, en este caso, natural. Aún había esclavitud, caza y venta de hombres y mujeres negros para vivir y trabajar en cautiverio, como fue en Brasil hasta fines del siglo XIX.
Hoy, con millones de fotografías, películas tipo Disney y National Geografic, series de tv, revistas, etc, el pueblo puede admirar a esos animales en plena naturaleza, en su medio, su hábitat, aún sometidos a estudios e investigaciones financiadas por empresas y fundaciones que se preocupan más por la fauna que por las poblaciones pobres y miserables de África.
Pero seguimos con los circos, maravillosos emprendimientos de entretenimiento y cultura (recordemos al Circo Criollo con sus obras de teatro popular en la arena) para todas las edades, en especial para niños, pero se deforma esa educación por la recreación presentando animales salvajes amaestrados, golpeados, enjaulados, asustados...
Por eso, y esto va para los dueños de los circos, no es uno sólo el que protesta sino cientos de vecinos que estamos juntando firmas para lograr, junto con los concejales, una ordenanza que prohíba tales exhibiciones lucrativas con animales silvestres presuntamente amaestrados.
Al conductor radiofónico que dijo hace días en Esquel que estábamos en contra de la fuente de trabajo de los empleados del circo, le decimos que mire bien y analice mejor el tema y verá que no es así: seguimos rescatando y valorando el circo, pero sin animales.
A la señora que dijo que esos intelectuales que hacían esas críticas deberían preocuparse por los perros vagabundos, le digo, además de preguntarme qué hace ella por los perros vagabundos, que no use la palabra intelectual en forma despectiva, ya que hay trabajadores manuales (como los carpinteros y los albañiles) a quienes les agradecemos las camas, las mesas y las viviendas, y trabajadores más intelectuales, a quienes les debemos y agradecemos la docencia, la prensa audiovisual y escrita y los libros, y ella misma debe haber recibido de éstos últimos.
A los que dicen que varios miles han ido al circo les digo que está muy bien, y habrá más para entretenerse, pero... en Roma imperial en el circo de entonces, los leones se comían a los cristianos ante el aplauso de miles de pobladores... ¿Y? estaba bien? lo haríamos ahora?
Los tiempos cambian... A los derechos humanos y civiles les agregamos los ambientales y los de la fauna, que es otra forma de salvar el planeta, el único que tenemos para intentar vivir mejor.
* Profesor
Vecino de Esquel
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1 Comentá esta nota:
Estoy casi de acuerdo con esta nota, pero este circo se va de Esquel, y todo va seguir igual, además en otras partes haran sus espectáculos y la vida sigue, le pido a este SEÑOR que hace este artículo que tambien se preocupe por la inmensa cantidad de mugre que hay en ESQUEL, que los vecinos estamos arto de reclamar y nadie hace nada, de los perros vagabundos, de los terrenos baldios llenos de malezas, esto es preocupante tan o más importante como cuando viene un circo y si la gente va a verlo al menos se distraen y ven animales que al menos no se ven en las calles de ESQUEL, porque aquí en esta ciudad no sólo se ven perros, también gatos y roedores (esto no lo anda trayendo el circo)
gracias
una vecina que reclama constantemente por la limpieza de Esquel
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