Enviado por Gustavo Macayo
Por Eduardo R. Saguier *
Los funcionarios del CONICET denunciados por incurrir en incompatibilidades durante el desempeño de sus cargos, lo fueron por recibir simultáneamente con el cargo directivo en las Comisiones Asesoras del CONICET subsidios de la Agencia-SEPCyT (de ahora en más ANPCYT), y más de una media docena de funcionarios por recibir sucesivos subsidios de la misma ANPCYT, organismo perteneciente al mismo Ministerio al cual pertenece el CONICET.
Las denuncias realizadas, son públicas y notorias, conocidas por todos en el CONICET y también fuera del CONICET, por haber sido elevadas a los organismos fiscalizadores (Defensoría del Pueblo de la Nación, Oficina Anti-Corrupció n, Auditoria General de la Nación y Fiscalía General de Investigaciones Administrativas), y el silencio oficial que las ha encubierto ha sido un pilar fundamental en el diseño de la red mafiosa.- A su vez otros ingredientes fundamentales en la construcción de la red mafiosa han sido la existencia del secreto (o confidencialidad) y de las camarillas o trenzas, que le dan sustento carnal a un orden mafioso, así como el colaboracionismo de las autoridades oficiales con dicha red, y la persecución inmisericorde a quienes osen desafiarlos.
1.- Construcción de la Red Mafiosa (trenzas y camarillas)
Cruzando la lista de integrantes de las Comisiones Asesoras del CONICET, correspondiente al período que comprende el año 2006, con las Listas de los beneficiados por la ANPCYT durante el último quinquenio (2001-2006) ha dado como resultado casi un centenar de correlaciones directas (ver Apéndice-I).
2.- Denuncias sobre Incompatibilidades y Códigos de Silencio y Secreto Mafiosos
En oportunidad de ser evaluados, los Investigadores del CONICET desconocen a los evaluadores de su obra, y no tienen ninguna posibilidad de saberlo pues normas inconstitucionales (art.3º de la Ley 25.200) de carácter mafioso protegen el anonimato (o secreto), bajo el subterfugio de la confidencialidad, y permiten operar en un esquema informal de trueque o permuta de jurados, como si se tratase de un cajón de sastre. Pero hay una certeza empírica que descalifica los dictámenes de las Comisiones Asesoras.
Quienes sean, incluidos los miembros del Directorio del CONICET --integrantes de las listas de autoridades que he denunciado como partícipes de un sistema perverso, y como tal injusto y persecutorio- - se encuentran vinculados entre sí por intereses espurios y recíprocos, propios de la red mafiosa denunciada. Y las actuales Comisiones Asesoras, no pueden quedar exentas de responsabilidad como si nada supieran de la corrupción denunciada, pues han otorgado en el pasado reciente con su propio silencio individual y colectivo la aceptación de este criminal estado de cosas, incursionando por ello en el proceloso terreno del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público y en la violación del art.13 de la Ley de Ética de la Función Pública No.25.188. Es como se suele decir, “el silencio de quien calla porque desea otorgar, sea por conveniencia oportunista o porque obtendrá una ventaja”.
Paradójicamente, el Comité Nacional de Ética en Ciencia y Técnica (CECTE), algunos de cuyos miembros fueron beneficiados con subsidios por la ANPCYT (Stella M. González Cappa, Alberto R. Kornblihtt, Armando Parodi y Otilia Vainstok. La Dra. González Cappa lleva acumulados desde 1998 tres diferentes subsidios de seis dígitos cada uno) se auto-amnistió públicamente con un Dictamen vergonzoso en 2007, un año después de la denuncia. Dicho Comité, junto con otros miembros (Roberto Fernánez Prini, Samuel Finkielman, Noé Jitrik, Ernesto E. Maqueda, Fernando O. Ulloa y Aída Kemelmajer de Carlucci), consideró --sin siquiera mencionar ni discutir la Ley de Ética de la Función Pública No.25.188-- que la situación descripta: “no involucra necesariamente conductas incorrectas sino el riesgo de que puedan llegar a ocurrir”
Por último, cabe señalar que esta red de camarillas mafiosas se ha apropiado no sólo de la superestructura del CONICET (recientemente fueron concursadas siete Gerencias administrativas del organismo) sino también de la ANPCYT, de la CONEAU, del Comité de Ética del Ministerio de Ciencia y Tecnología (CECTE), de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología, y de las Secretarias de Ciencia y Técnica de las Universidades Nacionales.- Aún queda por identificar quienes son los capos de esta red mafiosa, ya fueren padrinos o madrinas.
3.- El Estigma del Chivo Expiatorio
En cuanto a la evaluación académica de los opositores a esta Cadena de la Felicidad, no ha sido evaluada por pares independientes y desinteresados, sino por colegas partícipes de este nudo gordiano, enhebrado desde la impunidad del poder, y desde la ilegitimidad e inconstitucionalidad de los procedimientos y reglas de ocasión, y que ahora se pretende repetir escandalosamente con la excusa del art. 41.
Las facultades evaluadoras del CONICET son una prerrogativa ordinaria, entre las que cabe como potestad ampliatoria de la misma el rechazo de los Informes Periódicos. Pero es una clara violación del principio de igualdad ante la ley, que excediendo sus prerrogativas, la Presidenta del CONICET permita o decida someter a quienes se oponen a la políticas corruptas (chivos expiatorios) a evaluaciones por parte de autoridades subalternas que han cohonestado con su silencio cómplice la corrupción existente; cuando por otro lado muchos de ellos carecen de una jerarquía igual o superior a la de los Investigadores en capilla.
4.- Conclusiones
Por la excesiva concentración de funciones por parte del Directorio y por su dependencia del poder político, el sistema científico ha degenerado en un clima inficionado de miedos; en un obsceno intercambio de favores, prebendas, canonjías y sinecuras (que constituyen una fuente de violencia moral); y en un régimen de poder de naturaleza patrimonialista, clientelar y patriarcal, donde se confunde lo público con lo privado y se dispone lo uno como lo otro con total discrecionalidad. Leer más
*Investigador Independiente
www.er-saguier.org
Por Eduardo R. Saguier *
Los funcionarios del CONICET denunciados por incurrir en incompatibilidades durante el desempeño de sus cargos, lo fueron por recibir simultáneamente con el cargo directivo en las Comisiones Asesoras del CONICET subsidios de la Agencia-SEPCyT (de ahora en más ANPCYT), y más de una media docena de funcionarios por recibir sucesivos subsidios de la misma ANPCYT, organismo perteneciente al mismo Ministerio al cual pertenece el CONICET.
Las denuncias realizadas, son públicas y notorias, conocidas por todos en el CONICET y también fuera del CONICET, por haber sido elevadas a los organismos fiscalizadores (Defensoría del Pueblo de la Nación, Oficina Anti-Corrupció n, Auditoria General de la Nación y Fiscalía General de Investigaciones Administrativas), y el silencio oficial que las ha encubierto ha sido un pilar fundamental en el diseño de la red mafiosa.- A su vez otros ingredientes fundamentales en la construcción de la red mafiosa han sido la existencia del secreto (o confidencialidad) y de las camarillas o trenzas, que le dan sustento carnal a un orden mafioso, así como el colaboracionismo de las autoridades oficiales con dicha red, y la persecución inmisericorde a quienes osen desafiarlos.
1.- Construcción de la Red Mafiosa (trenzas y camarillas)
Cruzando la lista de integrantes de las Comisiones Asesoras del CONICET, correspondiente al período que comprende el año 2006, con las Listas de los beneficiados por la ANPCYT durante el último quinquenio (2001-2006) ha dado como resultado casi un centenar de correlaciones directas (ver Apéndice-I).
2.- Denuncias sobre Incompatibilidades y Códigos de Silencio y Secreto Mafiosos
En oportunidad de ser evaluados, los Investigadores del CONICET desconocen a los evaluadores de su obra, y no tienen ninguna posibilidad de saberlo pues normas inconstitucionales (art.3º de la Ley 25.200) de carácter mafioso protegen el anonimato (o secreto), bajo el subterfugio de la confidencialidad, y permiten operar en un esquema informal de trueque o permuta de jurados, como si se tratase de un cajón de sastre. Pero hay una certeza empírica que descalifica los dictámenes de las Comisiones Asesoras.
Quienes sean, incluidos los miembros del Directorio del CONICET --integrantes de las listas de autoridades que he denunciado como partícipes de un sistema perverso, y como tal injusto y persecutorio- - se encuentran vinculados entre sí por intereses espurios y recíprocos, propios de la red mafiosa denunciada. Y las actuales Comisiones Asesoras, no pueden quedar exentas de responsabilidad como si nada supieran de la corrupción denunciada, pues han otorgado en el pasado reciente con su propio silencio individual y colectivo la aceptación de este criminal estado de cosas, incursionando por ello en el proceloso terreno del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público y en la violación del art.13 de la Ley de Ética de la Función Pública No.25.188. Es como se suele decir, “el silencio de quien calla porque desea otorgar, sea por conveniencia oportunista o porque obtendrá una ventaja”.
Paradójicamente, el Comité Nacional de Ética en Ciencia y Técnica (CECTE), algunos de cuyos miembros fueron beneficiados con subsidios por la ANPCYT (Stella M. González Cappa, Alberto R. Kornblihtt, Armando Parodi y Otilia Vainstok. La Dra. González Cappa lleva acumulados desde 1998 tres diferentes subsidios de seis dígitos cada uno) se auto-amnistió públicamente con un Dictamen vergonzoso en 2007, un año después de la denuncia. Dicho Comité, junto con otros miembros (Roberto Fernánez Prini, Samuel Finkielman, Noé Jitrik, Ernesto E. Maqueda, Fernando O. Ulloa y Aída Kemelmajer de Carlucci), consideró --sin siquiera mencionar ni discutir la Ley de Ética de la Función Pública No.25.188-- que la situación descripta: “no involucra necesariamente conductas incorrectas sino el riesgo de que puedan llegar a ocurrir”
Por último, cabe señalar que esta red de camarillas mafiosas se ha apropiado no sólo de la superestructura del CONICET (recientemente fueron concursadas siete Gerencias administrativas del organismo) sino también de la ANPCYT, de la CONEAU, del Comité de Ética del Ministerio de Ciencia y Tecnología (CECTE), de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología, y de las Secretarias de Ciencia y Técnica de las Universidades Nacionales.- Aún queda por identificar quienes son los capos de esta red mafiosa, ya fueren padrinos o madrinas.
3.- El Estigma del Chivo Expiatorio
En cuanto a la evaluación académica de los opositores a esta Cadena de la Felicidad, no ha sido evaluada por pares independientes y desinteresados, sino por colegas partícipes de este nudo gordiano, enhebrado desde la impunidad del poder, y desde la ilegitimidad e inconstitucionalidad de los procedimientos y reglas de ocasión, y que ahora se pretende repetir escandalosamente con la excusa del art. 41.
Las facultades evaluadoras del CONICET son una prerrogativa ordinaria, entre las que cabe como potestad ampliatoria de la misma el rechazo de los Informes Periódicos. Pero es una clara violación del principio de igualdad ante la ley, que excediendo sus prerrogativas, la Presidenta del CONICET permita o decida someter a quienes se oponen a la políticas corruptas (chivos expiatorios) a evaluaciones por parte de autoridades subalternas que han cohonestado con su silencio cómplice la corrupción existente; cuando por otro lado muchos de ellos carecen de una jerarquía igual o superior a la de los Investigadores en capilla.
4.- Conclusiones
Por la excesiva concentración de funciones por parte del Directorio y por su dependencia del poder político, el sistema científico ha degenerado en un clima inficionado de miedos; en un obsceno intercambio de favores, prebendas, canonjías y sinecuras (que constituyen una fuente de violencia moral); y en un régimen de poder de naturaleza patrimonialista, clientelar y patriarcal, donde se confunde lo público con lo privado y se dispone lo uno como lo otro con total discrecionalidad. Leer más
*Investigador Independiente
www.er-saguier.org
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