lunes, julio 13, 2009

“Adiós amigo de la infancia”, por Raúl Troncoso



Por Raúl Troncoso *

Hoy a través de estas líneas, en primer lugar quiero decirle a un amigo, “Adiós”, esperando que esté donde esté, su alma se encuentre mejor de lo que pudo estar en este mundo.

En segundo lugar me gustaría decir que tal vez mañana nadie se acuerde de él, excepto sus familiares, algunos amigos y quien escribe; ya que llevo en mi memoria vagos recuerdos de Miguel, un pibe que compartió conmigo momentos que sólo él y quien tuvo la mala suerte de vivirlos sabe; momentos de infancia sin ver a tu papá, a tu mamá o a algún ser querido que te resguarde, que te mime, te aconseje, te tienda una mano y te diga de una u otra manera que la vida tiene sentido y que si realmente estamos aquí, es porque algún propósito hay para uno.

Esto no lo tuvo Miguel, como así también no lo tuvieron muchas personas que como él, fueron abrazadas por una helada noche, tan helada que hizo desvanecer sus vidas sin ningún tipo de compasión, y todo eso, como lo diría algún técnico, por pernoctar de noche, lo que se entiende como dormir afuera o al aire libre, o sea que murió por causa del frío que pasó, lo que desencadenó un paro cardiorrespiratorio; Bah, murió de frío.


Déjenme contarles señores lectores, que mi amigo Miguelito Calfín fue un pibe que se crió en mini- hogares, y que más allá de la tristeza que pudo haber pasado allí por no poder compartir momentos maravillosos con sus familiares, en ese lugar la pasó bien; tuvo como yo, cuatro comidas al día, ropa limpia, recreación, educación, TV, y gente que se ocupaba y hasta se preocupaba por él.

El gran problema de su vida después de eso, vino, cuando sin ningún tipo de seguimiento ni apoyo del estado, mi amigo Miguel egresó de ese hogar, y como quien escribe, fue mandado a vivir con sus pares a un lugar totalmente precario con todas sus NBI (necesidades básicas insatisfechas), que a partir de ese mal egreso serían para él su forma de vivir.

Ahora bien, a esto hay que sumarle que no tenía capacidad alguna para trabajar y ganarse con ello el pan de cada día, tampoco tenía ganas de estudiar por lo que quedó afuera del sistema escolar y su realidad se vio rodeada de personas que no llevaban el mejor ejemplo para él ni el mejor de los caminos, sino el único, entonces cabe preguntarnos ¿Qué podemos esperar que salga de todo eso? Lamentablemente desde su egreso institucional, lo vimos pidiendo, tal vez robando y hasta nos enteramos que tuvo alguna que otra caída en cana; y por último supimos que su cuerpo fue hallado sin vida en algún lugar de la ciudad.

Ésa, en síntesis, amigos lectores, fue la vida de mi amigo de infancia, al cuál voy a recordar como a alguien totalmente desamparado a quien la vida no le dio las mismas posibilidades que a otro, pero también voy a recordarlo como a esa persona por la cual nadie hizo nada, y cuando digo nada, me refiero a nada concreto, efectivo, a un trabajo social de verdad, con verdaderas propuestas, hechos y resultados que sirvan realmente para prevenir estas cuestiones. Por eso mismo creo que es necesario y nos urge, empezar a trabajar duramente en la problemática social (alcoholismo sobre todo, deserción escolar, inseguridad, embarazo precoz, POBREZA),para evitar o intentar que hechos de esta naturaleza no sigan sucediendo, pero ojo, trabajar en serio, incorporando trabajadores sociales en todos los barrios que puedan tener estadísticas de los diferentes casos de marginalidad y llevar todas las inquietudes y posibles soluciones a quien tenga la competencia necesaria para abordar cada caso en particular, a través del conocimiento neto de cada una de las situaciones. Esto, amigos, no es un trabajo corto ni mucho menos sencillo, pero debemos hacer algo urgente ¡por favor!; ya no quiero saber de otra persona que pase por lo mismo que mi amigo Calfín. ¿Cuándo vamos a jugarnos para cambiar esta realidad eh? Necesitamos verdaderas políticas de estado.

Yo de mi parte sólo puedo sugerir una cosa y eso tiene que ver con dinero, partidas presupuestarias destinadas a acabar con la marginalidad mediante serios proyectos de contención social.

Creo en mi interior y esto lo digo sin ofender a nadie, que en estos últimos años, el interés de nuestro municipio por revertir esta situación no fue suficiente y que la mayor cantidad de plata fue para otras áreas que si bien son importantes y nos sirven para el crecimiento como comunidad, debería haber sido más equitativo.

Al decir esto, cabe preguntarme por ejemplo ¿Cuánto dinero se invirtió en deportes en estos años, con la realización de un hermoso albergue y todo lo que implica el mejoramiento del estadio municipal?

¿Cuánto dinero se destinó al área de cultura para la realización del centro cultural y el refaccionamiento del hermoso auditorium, que hoy tenemos?

Repito que esto fueron para nosotros importantes inversiones que embellecieron nuestra ciudad y no está mal que así sea, pero creo y veo que es necesario e importante el destinar ya, buenos fondos para el área de acción social, fondos para la realización de trabajos que nos permitan prevenir que personas como Miguel no tengan que dejar esta mundo así, tan como si nada hubiese pasado. Porque estamos hablando de una vida, un ser humano, para mí un amigo.

Por último y terminando con mi carta, invito a toda la comunidad a proponer diferentes alternativas para mejorar esta situación, y en especial al gobierno de turno (Poder Legislativo y sobre todo al Poder Ejecutivo) a comprometerse verdaderamente en esta problemática ya que estamos muy pero muy lejos de poder resolverla.


Sólo espero que una vida perdida no haya sido en vano, ése, señores, es mi profundo deseo. Desde ya muchas gracias.

* D.N.I.: 29.212.033

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