miércoles, julio 01, 2009

Despenalización en debate: “Lo importante no está en la superficie (sexta nota)”


Por Abla Carballo *

Los fumadores de marihuana pueden ser adictos

Algunos consumidores frecuentes de la droga pueden desarrollar una significativa tolerancia a la sustancia, por adaptación en el sistema nervioso central.

La marihuana es adictiva y la interrupción de su consumo, puede presentar un cuadro de abstinencia caracterizada por irritabilidad, alerta, nerviosismo, temblor en las manos, angustia, anorexia, alteraciones de sueño, depresión, pérdida de peso y tendencia a fumar tabaco en forma impulsiva y exagerada. Estos síntomas se presentan entre los 18 y 25 días después de dejar de fumar dado que es una droga de “release” (descarga) lenta, ya que es altamente liposoluble.

Cuando una persona busca la droga para consumirla compulsivamente es dependiente o adicta a esa sustancia. Trabajos cotidianos en la justicia federal muestran cómo la marihuana es la droga que más usan los menores y adolescentes y que éstos necesitan ayuda para dejarla, pues reconocen un deseo de búsqueda compulsivo e incontrolable.

El fumador tiene una preocupación por la marihuana y los eventos relacionados al consumo, dedicando mucho tiempo para ello, lo que interfiere en sus tareas habituales.

Diversos investigadores se refieren al delirio tóxico agudo o psicosis tóxica aguda y más concretamente a psicosis cannábica.

Además de los trastornos relacionados con el uso de cannabis sativa y las características físicas concernientes al uso y abuso de la sustancia, existen otras manifestaciones como: demencia, amnesia, trastorno sexual, trastorno del estado de ánimo.

En otro plano

Si bien existe un hecho innegable que es el aumento del consumo de drogas lícitas e ilícitas, y la superoferta de las mismas; la marihuana es la droga ilegal usada con más frecuencia por los jóvenes, no sólo estudiantes, sino jóvenes en la pobreza.

En realidad no se puede negar que la marihuana es una droga de iniciación al consumo de otras drogas peligrosas como el tolueno de algunos pegamentos, el alcohol, la cocaína, LSD, la heroína y las drogas de diseño.

Es cierto también que algunos padres de estos jóvenes no ven a la marihuana como una droga dañina, con la consiguiente tolerancia social. Tal, como con todo aquello que de alguna manera se acepta resignadamente, al pensar que no se puede cambiar.

Estos cambios de percepción son el resultado de la reducción de campañas de prevención contra las drogas en los medios de comunicación masiva. El aumento de mensajes a favor de la droga en la cultura popular; la indiferencia ante el fenómeno y el pensamiento de que esta amenaza no alcanzará a los hijos propios.

Es difícil encontrar programas de estudio diseñados para prevenir el consumo de tabaco, alcohol, marihuana u otras drogas lícitas o ilícitas, tan necesarios en los colegios secundarios.

Es conocido que en muchos colegios se encomienda a los alumnos investigar por su cuenta un fenómeno tan complejo, con escasa supervisión e interés por demostrar los daños que producen las drogas y su relación con la violencia familiar, callejera y el SIDA.

Tanto abogados, jueces y funcionarios, intelectuales, políticos, médicos y otros profesionales están enrolados en las posturas de despenalización de las drogas ilícitas, fundamentando su postura en el hecho que no debe penalizarse a los enfermos. Lo cual es cierto, si no se tienen en cuenta las cuestiones científicas, y si no se previene el aumento de la oferta de drogas ilícitas.

En forma anónima, un funcionario judicial de un tribunal oral declaró a un diario que “se admite que la mayoría de los acusados son transportadores o punteros minoristas, a los que la policía detiene para llenar estadísticas, pues casi nunca se llega más allá de la cadena de comercialización, ya que nunca se encuentra ni al que envía la droga ni al que la recibe a gran escala”. Y agregó, que “cuando las grandes organizaciones llegan a juicio generalmente quedan libres por errores policiales o procesales cometidos por los jueces de instrucción”.

La pregunta sería: ¿siempre que la investigación llega a una organización narcocriminal importante, la libertad de los imputados, obedece sólo a cuestiones procesales, o policiales, o a conjeturas policiales o judiciales?. Tal vez nunca se sepa.-

* DNI 4159560

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