Opinión: “Consecuencias de todo”

Por Lautaro De Vera *

¿Hasta cuándo nos seguiremos organizando como una masa inerte que se mueve de un lado a otro por el miedo inyectado por quienes quieren que no seamos individuos únicos? ¿Hasta cuándo buscaremos culpables de tragedias de las que todos somos cómplices?

Una muerte más en la noche de Esquel. Nuevamente intentamos encontrar un único responsable. Mi insensibilidad ante esta muerte no es infundada. Desde que tengo 12 años todos los años morían por lo menos 10 pibes en la noche ¡y el día esquelense!, y el alcohol y los accidentes no se llevaban la mayoría, sino la depresión, el aburrimiento y la bronca reflejados en suicidio puñales incluso balas. Sin contar las silenciosas muertes en manos de la policía, para que Villa Ayelén, y demás barrios de Esquel puedan dormir tranquilos en sus enormes casas y camas calientes. ¿Y cuántos se lleva el hambre?

Hoy escucho personajes nefastos pidiendo horca y castigo a los victimarios de víctimas que no lo son. Y nos olvidamos de que en la (como se dijo por ahí) ruleta rusa cada uno lleva el arma a su sien esperando tener suerte. Nadie le puso un embudo a nadie en la boca, nadie fue atado en la cruz e inyectado con otras substancias. Cada uno decide que tomar y cuánto.

Y esto sólo sucede en una realidad que la mejor opción que propone es escapar de ella con lo que se tenga a mano. Después de todo ¿Cuántos han muerto por intentar cambiarla?

Y sólo tengo un puñado de culpables:

-Una educación corrupta que desde la más temprana niñez nos enseña a obedecer sin cuestionar. Donde se nos enseña a aceptar la humillación. Donde se presenta casos como este como una transgresión, que no son más que idioteces para alejarnos de la real transgresión.

-Una familia donde se enseña la virilidad como valor social esencial. Y así salimos a la ruta pisando el acelerador con la cabeza de la chota para mostrar que soy machito, golpeó a los que me rodean para ser el macho dominante, el pijadura y el que manda.

-Un sistema democrático donde nos matan por consenso, dándonos a elegir con qué arma nos fusilan. Donde nos convencen de subir al auto de la obediencia y conducir por la ruta de estilo de vida que odiamos pero, por miedo, aceptamos hasta que la muerte nos separe.

-Una religión (sea cual fuere) con la que es imposible discutir porque sus dogmas son divinos y por lo tanto más elevados de lo que un humano pueda llegar, y si alguien se atreve a cuestionar arderá en el fuego eterno del sufrimiento.

-Y por supuesto nosotros que les creemos y les tememos alimentando así a un poder que no le importa como moramos sino que callemos.

Entonces surgen las preguntas:

-¿Qué hacer con 12; 13; 14; 15; 16; 17; 18; 19;…… 40 años en el día en una ciudad que condena constantemente a quienes la enfrentan?

-¿Por qué la felicidad, la farra y la diversión son inmorales en el día? Sin embargo seguimos como zombies condenando al que encuentra una diversión alternativa.

-¿Por qué son más condenables los mercaderes de la noche que los de la salud y los de la comida? Fácil muchos de nosotros lo somos.

-¿Hasta cuándo seguiremos ofreciéndonos, vulnerables como somos, a quienes habrán de sumergirnos en los pantanos del trabajo, la sumisión, la educación y la manipulación?

-¿Qué hacer?

Las prohibiciones sólo causan más muerte y más miedo. Creemos conciencia y no leyes que impidan razonar. Abatamos las fronteras del pensamiento como la moral (bastante hipócrita por cierto). En lugar de enseñar la obediencia enseñemos la creación.

Nadie, ninguna institución tiene el poder que está en nuestras manos. Dejemos de pedirle permiso a los gobernantes y actuemos por nuestra cuenta.

OLVIDEMONOS DEL MIEDO.

“Información y agitación son solo parte de la acción” (La Polla Records)

* DNI: 35.367.816

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